Colombia se desploma en la eliminatoria: hay que hacer un punto y aparte... (Meluk le cuenta)

Hay que meter la cabeza en agua fría, poner los pies en la tierra, inhalar muy hondo y exhalar despacio... Es el momento para que la Selección Colombia ponga un punto y aparte. Son tres derrotas en los últimos cuatro juegos de la eliminatoria.

(Le puede interesar: La Selección Colombia se vino al piso: ahora perdió contra Ecuador en Barranquilla y cierra en bajada el año en la eliminatoria)

Ya no hay invicto, ya se le ganó a Argentina, ya se venció a Brasil, ya pasó la Copa América vibrante... Y lo más importante: ya no es segunda en una eliminatoria que, según los sobrados, los arrogantes, los que presionan, los agrandados, presentaron como una plana de kínder para clasificar al doctorado del Mundial del 2026.

La derrota 0-1 contra Ecuador en la tibia noche barranquillera es grave y no solo porque le saca el puesto a Colombia en la tabla. Es mucho más grave que la caída del viernes pasado en Montevideo, por ejemplo, porque por perder contra Uruguay no se deja de ir al Mundial, pero por caer en casa contra Ecuador puede que sí. 

Hay muchas ideas escritas en garabatos rápidos en la libreta de apuntes, pero lo que aparece clarito, entre rayones, tachones y encerrado en círculos, son las opciones de gol que perdió Colombia, como le pasó en la caída contra Bolivia a Jhon Córdoba, como en El Alto, estuvo muy por debajo. Describir el gol que se comió, que perdió, que falló contra toda ley natural, es reescribir la física de Issac Newton: solo, solísimo, íngrimo, sin arquero ni rival a medio metro del arco torció su pierna contra el palo y ni siquiera tocó la bola que le llegaba limpiecita. Error infame. Absolutamente infame.

Y saltan desordenas de la libreta una tras otra las opciones falladas. A fin de cuentas, el ataque de Colombia por el empate que no llegó fue igual: desesperado, a veces sin claridad, estrellándose contra el muro por el empate: Díaz tuvo una en el palo, Córdoba falló otra que le tiró a quemarropa al portero Galíndez, que además le atajó dos más una a Arias y otra a Durán, otra más de Díaz. Lo mismo que pasó en El Alto contra Bolivia: Córdoba, esa vez, se comió cuatro...

Y fue muy notorio que Díaz no la pasa y Córdoba falla por afanado, por ansioso, porque así digan que no leen diarios en la web, ni redes sociales, ni oyen radio ni ven TV, saben que están en el ojo del huracán por sus errores recientes con la Selección. La presión personal les ganó. Mucha testosterona y poca neurona.

También veo subrayado entre los apuntes que otra vez como contra Bolivia, Colombia no pudo ni siquiera empatar contra un equipo con un jugador de menos por expulsión. Anoche ocurrió en el minuto 34 y no se notó.

Ojo a este dato: leo en la cuenta estadística de la firma Opta, en X, que “los dos únicos equipos que pudieron ganar un partido en esta eliminatoria con un jugador expulsado fueron Bolivia y Ecuador... ¡Ambos contra Colombia!”.

En estas mismas páginas escribí que Ecuador no era un dulce de leche y que era un imperativo la seguridad defensiva. Pero en los primeros 20 minutos del partido, Colombia fue un equipo fantasma de pésimo arranque sin volantes de marca: ¡qué falta hace Lerma!

La clasificación no está definida. Hay que meter la cabeza en agua fría, inhalar muy hondo y exhalar despacio... Es el momento para que la Selección Colombia ponga un punto y aparte...

GABRIEL MELUK

Editor de DEPORTES

@MelukLeCuenta