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Bolas chinas anales: así funcionaría la oscura trampa que escandaliza al ajedrez
Las actitudes de Magnus Carlsen han dado alas a la teoría. El llamativo método sería muy efectivo.
Después de dos juegos inéditos en la carrera del gran maestro noruego Magnus Carlsen, en los que perdió y se retiró ante el joven estadounidense Hans Niemann, el mundo del ajedrez parece verse escandalizado por cuenta de una teoría que en principio sonó descabellada pero que coge vuelo con cada declaración indirecta de Carlsen: una trampa basada en el uso de bolas chinas anales.
El campeón mundial de ajedrez, Magnus Carlsen, abandonó el lunes de la semana pasada, en dos jugadas, su partida del torneo Julius Baer Generation Cup contra el estadounidense Hans Niemann, el mismo rival ante el que, hace dos semanas, perdió en la Sinquefield Cup de San Luis (EEUU) en un juego a ritmo clásico que indujo al noruego a retirarse del torneo insinuando que el norteamericano había hecho trampas.
El reencuentro de ambos jugadores en este séptimo torneo del Champions Tour, que se juega por internet, había despertado una gran expectación entre los aficionados, después de la enorme polémica que estalló con el abandono de Carlsen en San Luis, en competición presencial a ritmo clásico.
El noruego no dio explicaciones claras tras su retirada en la Sinquefield Cup, pero todo el mundo entendió que obedecía a sus sospechas al comprobar que su rival jugaba a toda velocidad contra una variante rara de la nimzo-índia que él había preparado expresamente para aquella partida.
Niemann, número 49 del ranquin mundial de ajedrez, había derrotado con negras a
Carlsen y puso fin a la racha de partidas sin perder que el campeón del mundo había prolongado hasta las 53.
El norteamericano alegó que, casualmente, había repasado esa línea unas horas antes de la partida. "Por una especie de milagro, comprobé esa línea hoy mismo. No sé por qué, es algo ridículo pero fue así. No entiendo por qué lo miré, es ridículo", manifestó.
Aquella era la primera vez que se enfrentaban en ajedrez clásico y los dos jugadores compartían el primer puesto del torneo empatados a 1,5 puntos tras conseguir una victoria y unas tablas. Aquel triunfo permitió, además, a Niemann superar por primera vez la barrera de los 2.700 puntos en el ránking mundial. "Debe de ser vergonzoso para el campeón del mundo perder contra un idiota como yo", comentó entonces el estadounidense.
El más loco de los rumores tiene que ver con que Niemann se introdujo un microchip en el ano, algo que provocó la atención del propietario de Tesla, el multimillonario Elon Musk, quien adaptó una cita atribuida al filósofo Arthur Schopenhauer en un tuit.
"El talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar. El genio alcanza un objetivo que nadie puede ver (porque está en tu c...)", escribió el magnate.
Ahora, a la luz de escándalos anteriores en el mundo del ajedrez, se empieza a analizar en detalle cómo funcionaría la supuesta trampa.
El funcionamiento de las supuestas bolas chinas
Ian Nepomniachtchi y Magnus Carlsen. Foto:AFP
Las bolas chinas son un dispositivo que tiene que funciona para aumentar el tono muscular del suelo pélvico. Asimismo se puede emplear como juguete sexual.
En el ajedrez, según la llamativa teoría, se usaría para transmitir los movimientos que debería hacer un jugador a partir de las vibraciones del dispositivo.
"La mecánica de la trampa sería simple: un cómplice que estuviera viendo en vivo el partido (como efectivamente se estaba transmitiendo), podría simular el juego real en una computadora y ver los movimientos de esta. Posteriormente, a través de las vibraciones, podría “avisar” al supuesto tramposo cuáles serían los movimientos sugeridos. Las bolas anales fácilmente pasarían cualquier control de seguridad", explica el portal español 'La razón'.
Las acusaciones de trampas han manchado históricamente el ajedrez.
En la mítica partida entre el estadounidense Bobby Fischer y el soviético Boris Sky en 1972, las dos delegaciones se acusaron de comportamientos ilegales, examinando las sillas, la iluminación e incluso el aire de la sala.
Frente al tablero de ajedrez, el principal medio para trampear ha sido tener una ayuda desde el público y establecer una estrategia para comunicar. Pero desde que la potencia de cálculo de los ordenadores empezara a superar a los jugadores, las posibilidades de trampa se han multiplicado, especialmente al más alto nivel.
Un gran maestro georgiano, Gaioz Nigalidze, fue cazado en 2015 debido a que sus visitas al baño eran demasiado frecuentes.
De manera más discreta, un microchip permite a un cómplice ayudar a un jugador a distancia, sobre todo mientras las partidas se emiten en directo.