Mientras el
Banco Mundial aumentaba su pronóstico de crecimiento de Colombia para este año, de 5,9 a 7,7 por ciento, la agencia calificadora
Moody’s mantuvo el grado de inversión en la calificación de la deuda y mejoró la perspectiva.
Este miércoles, el Banco Mundial presentó su informe del segundo semestre para América Latina y el Caribe, en el que Colombia es una de las excepciones que ya logran una producción superior a la del 2019, en tanto que, en promedio, la región aún produce menos que antes de la pandemia, pese a que se mejora su pronóstico de crecimiento.
El banco aumenta su estimación de crecimiento para toda la región del 5,2 por ciento calculado en junio, a 6,3 por ciento, pero no es suficiente para compensar la caída de 6,7 por ciento sufrida en el 2020.
En cambio, Colombia –con la proyección revisada de este miércoles– ya superaría su producto interno bruto (PIB) del 2019 en 0,4 por ciento.
En el reporte, el banco pide “reformas urgentes” para superar la crisis del covid-19 y evitar otra “década perdida”.
Se espera que Colombia crezca razonablemente con un 4,2 por ciento en 2022 y un 3,8 por ciento
en 2023
“Las proyecciones económicas para la región son poco halagüeñas –dice el banco– aunque existen algunas variaciones en función de los países y los sectores. Por ejemplo, se espera que Colombia crezca razonablemente con un 4,2 por ciento en 2022 y un 3,8 por ciento en 2023”.
Al referirse a la región, el informe indica que los pronósticos de crecimiento para 2022 y 2023 son “igualmente mediocres”, de 2,8 por ciento y 2,6 por ciento, respectivamente.
Esto implica un retorno a la tasa de crecimiento anual de la región en la década de 2010, cuando el PIB regional aumentó 2,2 por ciento, frente al 3,1 por ciento del resto del mundo. “La deslucida recuperación, sumada a las bajas tasas de crecimiento de la década anterior, sugieren la existencia de problemas estructurales internos en la región”, explicó el Banco.
Costos sociales
Latinoamérica y el Caribe, con solo 8 por ciento de la población mundial, representa más del 30 por ciento de las muertes reportadas globalmente por covid-19. Y aunque la región está saliendo de la crisis causada por la pandemia, "la recuperación es más lenta de lo esperado, y las secuelas que ha dejado en la economía y la sociedad tardarán años en desaparecer", estimó el Banco Mundial.
Tasas de pobreza a los niveles más altos en décadas y pérdidas de entre uno y un año y medio en educación, son algunos de los "abrumadores" costos sociales de la pandemia, dice el informe.
Entre los retos que enfrenta la región está la reaparición del virus, la contracción de la liquidez global por subida de tasas para frenar la inflación, y el alto endeudamiento del sector privado. Además, la relación promedio de la deuda pública con respecto al PIB subió "drásticamente" en dos años, en 15 puntos, hasta alcanzar el 75,38 por ciento, según el reporte.
¿Década perdida?
¿Qué hay que hacer entonces para no caer en otra "década perdida" como la de los años 1980 por la crisis de la deuda? Primero que nada, replantear las prioridades del gasto y poner el foco en fortalecer los sistemas de salud y educación para contrarrestar la pérdida de aprendizaje e impulsar carreras cortas en línea con las necesidades de la industria, señala el Banco Mundial.
En un contexto de restricciones presupuestarias, los países de la región también deben apostar a la investigación, incrementando su baja inversión promedio del 0,6 por ciento del PIB en innovación y asegurando vínculos con el sector privado en este apartado.
Según el informe, entre lo pendiente está también desarrollar la infraestructura, que ha visto la inversión pública como porcentaje del PIB reducirse en dos tercios desde la década de 1980. En términos de energía, la generación debe ser más respetuosa del medio ambiente y apuntar a eliminar subsidios.
El Banco Mundial no pide recortar el gasto público de forma generalizada, pero sí mejorar las contrataciones para reducir la corrupción. Según sus estimaciones, el gasto ineficiente por sobornos y presupuestos inflados es "enorme", de alrededor del 26 por ciento sobre el costo de los proyectos.
Potenciar la recaudación impositiva es clave y subir impuestos sin afectar el crecimiento es posible, sostiene el informe, que propone aumentar los impuestos a la propiedad inmobiliaria o gravar productos azucarados. Además, sugiere combatir la evasión tributaria, señalando que en la región las tasas de evasión promedio del IVA y del impuesto a las sociedades son del 29,4 por ciento y el 49,2 por ciento, respectivamente.
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