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Miles de trabajadores de Prodeco están a la deriva por cierre de minas de carbón
La situación en el Cesar es el reflejo de lo que pasaría si la transición y cierre no es gradual.
Hace dos años, Prodeco renunció a seguir produciendo carbón en sus minas Calenturitas y La Jagua, ubicadas entre los municipios El Paso, La Jagua de Ibirico y Becerril, en el departamento del Cesar.
En su momento, argumentó que sus operaciones se hicieron inviables en el país por la llegada del covid-19, los bajos precios internacionales del carbón y decisiones judiciales que impidieron el desarrollo de los planes mineros.
Lo que pasó con Prodeco y los miles de trabajadores que perdieron sus empleos por el cierre de estas minas es un espejo de lo que puede pasar en un futuro si no se hace una transición energética “de una manera gradual, justa y equilibrada”, como asegura Claudia Bejarano, presidenta de Cerrejón, una compañía que también opera minas de carbón en La Guajira y que tiene el mismo dueño de Prodeco: Glencore.
Desde finales de 2021, Prodeco comenzó, de la mano de la Agencia Nacional de Minería (ANM), un proceso para liquidar los contratos y hacer la reversión de los activos que se usaban para la operación de las minas.
Como parte de este proceso, Prodeco ha venido adelantando procesos de retiro voluntario con los empleados a partir de “un generoso plan de retiro, muy superior a los paquetes legales y de terminación laboral definidos por la industria”.
Panorama de la mina de Prodeco en La Jagua de Ibiríco, en el Cesar. Foto:Cortesía: Edwin Ramírez Gutiérrez
Incluso, dice que ha realizado pagos de remuneración sin labor para aquellos empleados que no han sido requeridos para las actividades de cuidado y mantenimiento y que tampoco han optado por planes de retiro voluntario.
Adicionalmente, ha llevado a cabo procesos de asesoría para la reincorporación laboral y/o emprendimientos que han beneficiado un número importante de los trabajadores, quienes ahora están generando ingresos a partir de diferentes proyectos.
Sin embargo, el presidente de Sintramienergética Seccional La Jagua de Ibirico, Luis Fernando Ramírez, tiene una versión diferente de esta historia y asegura que “las cosas se comenzaron a hacer a la fuerza” y no se hizo una reconversión laboral ni se tuvo un diálogo social, lo que ha dejado a miles de trabajadores a la deriva.
Prodeco Foto:Prodeco
Dice que en esta empresa trabajaban cerca de 14.000 personas y ahora quedan menos de 500 empleados, quienes están a cargo de las actividades de cuidado y mantenimiento de las minas para su entrega en condición operativa a la ANM.
Cuando se cerraron las minas y se comenzaron a liquidar los contratos, muchos trabajadores fueron presionados para que aceptaran los planes de retiro voluntario que ofreció Prodeco, ya que si no lo hacían eran despedidos, según el líder sindical.
Incluso, señala que empresas de la zona no han querido contratar a empleados que fueron despedidos por Prodeco, solo a quienes se acogieron a los planes de retiro voluntario.
Esto se suma a la persecución que asegura que están sufriendo los dirigentes del sindicato, ya que la empresa no los ha querido reubicar en otros cargos y ahora están en sus casas, pero les paga un salario básico y seguridad social –acogiéndose a lo que dice la ley– porque no los puede despedir debido a que tienen fuero sindical.
Prodeco es clave en las operaciones caboníferas que se ejecutan en el Magdalena. Foto:ARCHIVO EL TIEMPO
Nosotros hemos denunciado la persecución sindical de la empresa
“Prodeco nos saca enseguida de la mina para que no reclamemos ni digamos nada. Nosotros hemos denunciado la persecución sindical de la empresa porque eso hace parte de la violación a la libertad de asociación”, afirmó Ramírez.
También cuenta que muchos de los empleados que fueron despedidos, especialmente los de mayor edad, están atravesando por una situación difícil por la coyuntura económica del país y el manejo inadecuado de los recursos que les dieron como parte de la liquidación y están en el rebusque o manejando motocarros. “No tienen una estabilidad ni la misma vida que llevaban antes, algunos (empleados) a veces nos piden solidaridad para cubrir cualquier gasto”, agrega.
Debido a esta situación que están atravesando, los mismos habitantes de La Jagua de Ibirico están pidiendo que se reabran las minas; sin embargo, el presidente de la ANM, Álvaro Pardo, ha sido enfático en asegurar que estas minas no se van a volver a abrir, pues el Gobierno Nacional no es partidario de la producción de carbón a cielo abierto ni a gran escala.
Los huelguistas se encadenaron para llevar a cabo la protesta. Foto:José González
No debería haber desarrollo de la minería si al mismo tiempo no se garantiza la diversificación económica
Pero, además, la mina La Jagua coincide con la Serranía del Perijá y tiene algunos problemas ambientales que hacen que parte de su operación no sea viable.
Para mitigar los efectos negativos que ha dejado el cierre de estas minas de carbón, el Gobierno Nacional viene trabajando en el Corredor de Vida, que consiste en llevar al Cesar toda la oferta institucional para evitar un “colapso social”.
Según explica el presidente de la ANM, esta iniciativa también está funcionando como un piloto para evitar que la situación que se está registrando en el Cesar se replique en otras regiones del país, como La Guajira, donde operan más minas de carbón a cielo abierto, y así prevenir consecuencias sociales y económicas.
“No debería haber desarrollo de la minería si al mismo tiempo no se garantiza la diversificación económica. No es posible que en las regiones del país donde hay minería todas las demás actividades prácticamente se acaban, y cuando se acaba la minería, las personas quedan en la calle”, afirma.
El sector minero es muy valioso porque representa el 15 por ciento de la inversión extranjera directa, el 27 por ciento de las exportaciones nacionales y cerca del 2 por ciento del PIB. Foto:iStock
Entre tanto, el presidente de Sintramienergética asegura que, aunque el Corredor de Vida “suena muy bonito”, es una iniciativa que no se ha materializado y por eso le pide apoyo al Gobierno para que, en medio de la transición energética, se haga una reconversión laboral ordenada y se desarrollen proyectos que le permitan a las familias volver al campo a realizar actividades amigables con el medio ambiente.
Incluso, plantea la posibilidad de que esta mina se convierta en un lugar para promover el turismo. “Sé que hay muchas cosas por hacer, pero hace falta ese apoyo gubernamental y de las mismas empresas”, dice Ramírez, al tiempo que advierte que los habitantes de La Jagua de Ibirico pueden “estallar socialmente” para que el Gobierno llegue a darles soluciones y para que la ayuda no se quede en solo discursos.
Pese al cierre definitivo de las minas Calenturitas y La Jagua, Prodeco no se irá de Colombia porque aún le quedan otros negocios en el país. Es el caso de la operación férrea para el transporte de carbón, pues aún conserva el 39,7 por ciento de la concesión de Ferrocarriles del Norte de Colombia (Fenoco).
Por esta línea férrea está transportando el carbón que se produce en la mina La Francia de Colombian Natural Resources y en otras minas de Norte de Santander y Cesar, para ser exportado por Puerto Nuevo, un puerto de exportación de Prodeco que está ubicado en el municipio de Ciénaga, Magdalena.