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Escasez de esmeraldas colombianas dispara el costo del quilate un 40 %
En la pandemia, las exportaciones de la gema cayeron 63,2 por ciento.
Tercera subasta de Esmeraldas Colombianas traídas de la mina Coscuez, en Boyacá. Foto: Fura Gems Coscuez
El costo del quilate de la esmeralda colombiana, la más apetecida por los inversionistas extranjeros por su calidad, pureza y color, está disparado por la alta demanda que dejó la pandemia del covid-19 y la poca oferta debido a que en algunas zonas del país la extracción de la gema está paralizada ante la falta de licencias ambientales y títulos de explotación, entre otros problemas que aducen los mineros.
Algunos de ellos señalan que hay muchos 'cortes' paralizados por temas de licencias ambientales que no se han querido expedir, pues el Gobierno ha intensificado los requisitos para otorgarlas, y eso ha impactado la oferta de esmeraldas en el comercio.
Hasta hace un año cerca de 1.040 títulos mineros estaban vigentes para la extracción de ese mineral en Colombia y en trámite 486 solicitudes, según la Agencia Nacional Minera (ANM), entidad que hasta el cierre de esta edición no dio razón de qué tanto de esas solicitudes se habían aprobado.
“La poca esmeralda que se consigue en el mercado está siendo acaparada por Estados Unidos y Asia”, advierte un comerciante del sector, quien dice que están comprando cualquier piedra que sale a la venta sin importar su tamaño, por las que están pidiendo millones de pesos.
Dijo, además, que una piedra de unos 1,25 quilates de muy buena calidad y color, que bien podía costar antes unos 5 o 7 millones de pesos, hoy están pidiendo hasta 25 millones y más.
Opinión que comparte Alejandro Amelines, vocero de Fura Gems, compañía minera de origen árabe con sede en Dubai, que opera la mina de Coscuez al occidente de Boyacá, desde el 2018.
El directivo sostiene que “la pandemia también afectó bastante al sector de la minería. Como la esmeralda no es un commodity (materia prima), como lo es el carbón o el oro, sino un artículo de lujo, durante esa coyuntura mucha gente dejó de invertir en piedras preciosas, incluso las casas de joyería más grandes del mundo, como Cartier, Tiffani y Bulgari”.
Fura Gems anunció la celebración de un acuerdo, con Emporium HS, para adquirir, por US$ 10,2 millones, el 76 % de las acciones de Esmeracol S.A. Foto:EL TIEMPO / Cortesía
Pero advierte que, desde el año pasado, comenzaron a ver que no solo volvió el apetito por la esmeralda colombiana, sino que en este momento, a nivel mundial, hay escasez de la piedra, lo que ha hecho que la demanda sea mayor a la oferta y los precios se han visto impulsados por esa coyuntura.
La producción
Además de Colombia, países como Zambia, Brasil y Afganistán tienen minas de esmeraldas; no obstante, las colombianas son las más apreciadas y valoradas en el mundo por su calidad, al punto que se estima que el país representa el 95 por ciento del mercado mundial de esta piedra.
Según cifras del Dane, el valor de las exportaciones de esmeraldas (talladas y en bruto) alcanzó los 129 millones de dólares, un valor inferior a los 142 millones registrados en 2015.
Cálculos del Ministerio de Minas indican que en el 2021 la extracción de esmeraldas en Colombia rondó los 1,7 millones de quilates, mientras que un año atrás se lograron 1,5 millones, aunque en la ANM estiman la producción del 2020 en unos 1,6 millones de quilates, la cual se esperaba aumentar con las inversiones que vienen haciendo compañías colombianas y extranjeras.
Solo Fura Gems invirtió 100 millones de dólares en Coscuez y proyecta una cifra similar en los próximos años para seguir potenciando esa mina en la que esperan tener trabajando unas 2.000 personas, luego de haberla recibido con apenas siete trabajadores.
Comerciantes del sector coinciden en que este es un mercado difícil porque aún persiste algo de ilegalidad, sobre todo en el comercio de la piedra, pese a una mayor regulación y control, de ahí que el tema de las cifras no es muy preciso.
El problema es que para este mercado en particular, a diferencia de lo que sucede con el oro, la plata y el platino, entre otros, cuyos precios se rigen por variables específicas, como su peso y su ley (pureza), la esmeralda tiene una particularidad que se valora según el criterio de quien compra.
“Después de la pandemia y ha causa de la gran demanda existente se puede hablar de un 20 y 40 por ciento de incremento en el costo por quilate de todas las calidades de la piedra”, insiste Amelines, para quien el sector está en clara recuperación, al tiempo que el mercado siempre está pidiendo muchos más quilates, mucha más calidad y cantidad y eso es algo que tiene mina de Coscuez.
Minería muy regulada
A diferencia del pasado, cuando el mercado de la esmeralda experimentó una aguda crisis por el control de los territorios y las minas productoras de la piedra preciosa, hoy, sin que este problema se haya desterrado del todo, no es lo que más obstaculiza la extracción de la gema en el país.
La fuerte regulación impuesta por el Gobierno, sobre todo en materia ambiental, hace que la producción y exportación siga siendo complicada.
“En este momento la minería es una actividad altamente regulada y uno de los aspectos fuertes es el ambiental”, explica el directivo de Fura Gem.
Dice que cuentan con dicha licencia, que es casi el 95 por ciento del requisito más importante que se tenía, desde el 2021 y para acceder a esta fue un trabajo arduo, complejo, debido a que la Corporación Autónoma Regional (CAR) es muy exigente respecto de los requisitos de operación.
“Mostramos desde un punto de vista técnico cómo era nuestra operación, cómo conservaríamos los bosques, la fauna, la protección de las corrientes de agua y cumplido esto, se obtuvo la licencia”, precisó.
Este es apenas uno de los factores en que se están fijando los compradores internacionales, que los productores de esmeraldas cumplan y respeten las normas ambientales.
Hoy, según los comerciantes consultados, una gran casa compradora como Cartier exige que las esmeraldas tengan una trazabilidad, es decir, que su productores cumplan con todas las normas del país, que sean producto de una operación legal, que las compañías cuenten con planes de responsabilidad social corporativa, que haya beneficios para las comunidades de influencia y que en todo el proceso no existan abusos laborales ni mucho menos, trabajo infantil, por eso, constantemente visitan las minas para cerciorarse de que esto no exista.
“Diría que muy pocas empresas en el país cumplen a cabalidad con todos esos requisitos. Colombia tiene muchos títulos de esmeralda, pero decir que una empresa tiene licencia, contrato de concesión y además un programa de sostenibilidad y de responsabilidad social es cada vez menos. Los clientes prefieren pagar un poco más por una esmeralda, pero que garanticen todos esos requisitos y el origen lícito de las piedras”, puntualizó Amelines.