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‘Frente a la inflación hay que resolver los temas estructurales’

Ana Fernanda Maiguashca dice que hay quitar barreras que impiden el funcionamiento de los mercados.

Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad.

Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO

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La inflación que viene galopando con fuerza por todas las economías del mundo y que en el caso de Colombia llevó en enero a una variación del índice de precios al consumidor (IPC) anualizada del 6,94 por ciento ha hecho que el Banco de la República subiera de forma fuerte su tasa de intervención y que el Gobierno anunciara medidas para bajar la presión en los insumos agrícolas, que tiene disparada la inflación de alimentos a niveles cercanos al 20 por ciento anual.
En medio de esta dura coyuntura, la economista Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad y excodirectora del Banco de la República, habló con EL TIEMPO sobre las acciones emprendidas y las que faltan.

¿Cómo analiza las medidas para atajar una inflación que es de oferta?

Se han tomado las medidas razonables para tratar de mitigar el fenómeno inflacionario local, pero creo que la lección sobre la que debemos reflexionar es que hay que pensar en temas estructurales de largo plazo, porque en el corto plazo la capacidad de respuesta y de tener un efecto inmediato es poca.
Por eso es tan importante pensar, por ejemplo, en el enfoque regulatorio con el que nosotros aproximamos los mercados. Tenemos muchas barreras y umbrales de entrada para nuevos productos y servicios, que hacen que al tejido empresarial colombiano, tan informal, le cueste trabajo cumplir con esos marcos normativos.
Tenemos reglamentos técnicos y medidas fitosanitarias que están totalmente desconectados de la realidad. Suenan a cosas pequeñas, pero en el largo plazo contribuyen a que cuando llegan los choques sus efectos no sean tan fuertes. Nadie se iba a escapar de este brote inflacionario, pero son cosas que ayudan a mitigar.

¿Qué más puede hacer el Banco de la República?

En el tema del trabajo de la junta directiva prefiero no entrar en detalles, justamente porque es un trabajo muy irable y muy difícil el que están haciendo ahora. Creo que están haciendo lo correcto. Es muy importante velar por una inflación baja y estable y están siguiendo el curso de acción esperable y racional.

¿Y no puede intervenir más para que el dólar baje y caiga el costo de los productos importados?

Creo que el régimen de flotación cambiaria es una de las herencias positivas que tuvimos de la crisis de los 90 y tenemos varias evidencias de que así ha sido. En episodios pasados se puede mostrar cómo la flotación ayudó a mitigar impactos sobre el producto, precisamente porque permite que se estabilicen de mejor manera las tasas de interés. Entonces creo que ese régimen de flotación cambiario es un activo que tiene el país y que hay que preservar.

¿Se pueden acelerar las medidas arancelarias ya anunciadas?

A eso me refería con el hecho de que deberíamos pensar en los temas de largo plazo, estructurales y resolverlos, para no tener que estar haciendo cosas de emergencia, en las que probablemente el impacto no va a ser inmediato.
Estamos viendo algunas reformas en aranceles de insumos, pero también hay que revisar todo el esquema de productos finales. No son cosas que se pueden resolver de un día para otro y, por lo tanto, nos llaman de nuevo a que hagamos los planteamientos estructurales que el país tiene que hacer y que no estemos luego apagando incendios.

¿Qué hay que corregir?

Se ha hablado mucho de que tenemos una alta dispersión arancelaria, una gran cantidad de medidas paraarancelarias que no tienen que ver con la tarifa per se, sino con otra cantidad de procedimientos istrativos, dispersos en el país y que hacen costosos los procesos.
También está el enfoque regulatorio. Tenemos muchas regulaciones, por ejemplo, en el caso de los alimentos. Ponemos unas barreras de calidad que realmente no se compadecen con el sector productivo que tenemos en Colombia y deberíamos revisarlo integralmente.
Hay reglamentos técnicos que dicen que usted no puede ser formal si no cumple con todas estas especificaciones que ya deberíamos saber derogado y aún no lo hemos hecho. Suenan a cosas pequeñas, pero todas ellas contribuyen a que los mercados funcionen mejor.
Cuando tengamos choques fuertes vamos a ver un brote inflacionario, sin duda, pero no de las magnitudes que observamos cuando los mercados no pueden funcionar eficientemente.

¿Ve razonable el control de precios a los insumos para producir alimentos?

Desde el Consejo Privado de Competitividad los controles de precios nos parecen contraproducentes y no fomentan los eventos virtuosos que deberían darse, y es que, cuando los precios suben, si los mercados están funcionando bien, la gente tiene incentivo para producir más del bien en cuestión y, en consecuencia, el precio baja.
Cuando se imponen controles se daña esa lógica que es la que uno debería apoyar. Pero hay una serie de barreras al funcionamiento de sus mercados, muchas de ellas identificadas en la misión de internacionalización.

¿Esos cambios de fondo nos blindarán ante nuevos eventos fuertes como la crisis de contenedores?

Ya hemos vivido choques internos. El último brote inflacionario fuerte en alimentos lo tuvimos por un fenómeno del Niño. Hay que revisar que los mercados tengan esa capacidad de funcionar, no solamente importa cuando el choque viene de fuera, sino cuando viene de adentro, porque permite mitigar esos impactos.
Y, segundo, como puede haber crisis mundiales que no se controlan con factores en Colombia, es importante aminorar los costos logísticos de todo el funcionamiento de los mercados.
Es en este momento cuando se ve la importancia de las discusiones de infraestructura, de conectividad, de costos de operación en los puertos, de la tramitología de procesos y de su necesaria simplificación.

¿Qué tanto el aumento del salario mínimo está presionando la inflación?

De nuevo, debemos tener en cuenta las consecuencias de largo plazo de la forma en que resolvemos los problemas. El salario mínimo es un piso de ingreso y uno quisiera que fuera elevado para que las personas vivan mejor, pero una forma en la que lo puso la Misión de Empleo, que me parece interesante, es que el salario mínimo es un umbral para la formalidad.
Entonces, si el umbral está alto, menos gente puede participar de la formalidad y resulta que la informalidad es muy improductiva y en esa improductividad lo que hay es precisamente menos capacidad de producción y más presiones inflacionarias.
Y con el aumento del salario mínimo, los efectos de indexación en Colombia siguen siendo un riesgo importante. Si aumenta la inflación futura, de alguna manera en las canastas de las personas más pobres, que llega a estar casi un punto por encima, vemos que no logramos tanto en términos de bienestar real.

¿El alza del salario mínimo afecta la competitividad de las empresas haciendo que la gente no les compre por los precios más altos?

Quisiera darle otro ángulo a esa discusión. Según los últimos resultados de la Misión de Empleo, más del 90 por ciento de las empresas en Colombia tienen entre uno y tres trabajadores. Estas empresas, probablemente con incrementos muy fuertes en el salario mínimo, pues ya no pueden tener a todo el mundo en la formalidad y hay unas personas que podían contratar antes y ahora no.
Cuando damos la discusión del impacto sobre las empresas estamos pensando en unas empresas grandes que absorberán el costo, o que podrían trasladarlo o no a los precios.
Pero esas que son la mayoría sí se ven impactadas en su capacidad de generar empleo formal y de ser productivas. Y al ser improductivas no logramos salir de trampas de pobreza y no logramos manejar mejor brotes inflacionarios porque no tenemos cómo responder rápidamente con producción.

Hay avances en tarifas que ya no suben con el salario mínimo, ¿pero qué más falta?

Hay mucha indexación al salario mínimo y hay mucha indexación a la inflación pasada. Entonces, en ambos casos nos genera el problema de que si bien el choque puede ser transitorio, como ya muchos precios automáticamente suben lo mismo que subió el salario mínimo o subió la inflación, ya me marcó y me genera esa persistencia.
Eso es buena parte de los problemas con los que hoy tienen que lidiar la Junta Directiva del Banco la República.
Es una discusión que es importante. Todos tenemos que alejarnos de esa indexación, o a la inflación pasada o al incremento del salario mínimo, para que podamos mirar ese faro que pone la junta directiva del Banco de la República con la meta de inflación. Es allá hacia donde deberíamos estar mirando a la hora de fijar precios, pero muchos de los contratos están amarrados hacia atrás.

¿Qué tanto el paro y las incapacidades logísticas están impidiendo que la oferta sea mayor?

Estamos enfrentando un entorno internacional muy retador y unas condiciones estructurales que no permiten que los mercados funcionen de la mejor manera en Colombia.
Lo que nos enseñó el paro es lo vulnerables que somos porque no tenemos una infraestructura suficiente que nos permita buscar alternativas cuando tenemos ese tipo de choques.
Pero hoy en día estamos viendo una combinación de un fenómeno mundial muy particular y nosotros estructuralmente podríamos tener un mercado que podría tener unas reglas más eficientes que mejoren su funcionamiento.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Subeditor de Economía y Negocios

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