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El ‘cambio de énfasis’ en la lucha contra los narcos no despega / Análisis
El ministro de Defensa, los generales y almirantes de las fuerzas tienen muchas tuercas por ajustar.
Las cifras del Ministerio de Defensa muestran que en enero no se destruyó ni una hectárea de la hoja. Foto: Juan Pablo Rueda. EL TIEMPO
Publicadas ya las cifras oficiales de la seguridad en el 2023, resulta palmario que el ministro de Defensa y los generales y almirantes de todas las fuerzas tienen muchas tuercas por ajustar.
El año se cerró con 364.531 denuncias de hurto a personas, 13.197 más que en 2022. A un ritmo de mil casos de robos y atracos por día –sin contar el subregistro–, se ve clara la necesidad (y la carencia) de una estrategia de Estado para recuperar la seguridad en las calles. Hoy, el mensaje que reciben los ciudadanos es, las más de las veces, el de resignarse frente al crecimiento de un fenómeno, el robo en todas sus modalidades, que no parece estar en las prioridades del Gobierno Nacional, a pesar del enorme impacto sobre la vida diaria de todos los colombianos.
Y si hay incendios en seguridad ciudadana, en materia de seguridad nacional hay muchas alertas encendidas. Empezando por los resultados de la estrategia para frenar el narcotráfico, el delito que sigue siendo el motor de casi todas nuestras violencias.
Tropas de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, localizaron aproximadamente 4.000 matas de coca. Foto:Ejército
El balance oficial del 2023 muestra que la batalla contra los narcocultivos se zanjó con unas muy modestas 20.323 hectáreas de coca erradicada. Sí se cumplió, raspando, la meta del Gobierno, pero fue la más baja de los últimos 7 años. Lo que da pie para temer que el mar de coca en el país esté ya rondando las 300.000 hectáreas (había 230.000 en 2022, según la ONU). No solo se trata de que haya más cultivos. Cuando estos llegan a los cuatro o cinco años sin ningún tipo de acción en contra, las matas producen más cosechas y hay, por lo tanto, mayor producción. Esto es, más plata para los narcos y más droga circulando.
Lo que anunció el presidente Petro es que la erradicación pasaría a segundo plano para priorizar los golpes contra la parte alta de la cadena del narcotráfico. Así, fijó como meta de incautación de clorhidrato de cocaína las 834 toneladas.
El 2023 bien puede haber batido registros no solo en incautación, sino en producción y en la cantidad de droga que llegó a las calles
Al final, la cocaína arrebatada a los narcos llegó a las 739,6 toneladas: sí fueron 80 más que en 2022, pero también 94 menos que la meta fijada. Y ojo a esto: en la mayor parte de la última década la incautación viene creciendo año a año (entre 2020 y 2021, por ejemplo, la diferencia fue de 165 toneladas). Situación que se explica, además del gran esfuerzo de policías, militares y fiscales, porque hay más coca sembrada: o sea, más droga circulando y, por lo tanto, mayor oportunidad para los golpes de las autoridades.
En el 2022, cuando se erradicaron 69.000 hectáreas, la fabricación de cocaína llegó a las 1.738 toneladas, la mayor cifra desde que se llevan registros y un 24 por ciento más que en 2021. Con un año prácticamente perdido para la erradicación forzada y con los planes de sustitución voluntaria sin despegar, el 2023 bien puede haber batido registros no solo en incautación, sino en producción y en la cantidad de droga que finalmente llegó a las calles del país y del mundo, a pesar de todos los esfuerzos.
¿Otros datos? La incautación de aeronaves aumentó en un 305 %, al igual que la destrucción de laboratorios (12 %). Pero cayeron las incautaciones de insumos químicos sólidos (-41 %) y líquidos (-2 %), que usan los narcos para fabricar la droga en un proceso que sigue envenenando selvas y ríos.