“Los que somos militares llevamos el honor y la patria en la sangre y, aunque nos pagan, lo hacemos por servir al país, por eso yo no comprendo cómo mataron a mi hermano; que había combatido en las brigadas móviles más duras del país”, se pregunta en tono nostálgico Pedro Zabala, soldado profesional, e insiste en que le duele la forma como mataron a su hermano “en la civil”, en su día de descanso, el también soldado profesional Cristian David Zabala Castillo.
Cristian, de 32 años, llevaba 13 años en el Ejército Nacional. “Siempre le gustó la acción, las armas, de pequeño decía que quería ser militar, apenas cumplió los 18 se fue a prestar su servicio y se acabó de enamorar de la milicia”, relata Pedro con entusiasmo. Y agrega que hizo parte de las Brigadas Móviles 13 y 18, “estuvo en El Bagre (Antioquia), en Vichada y en Nariño, combatió en el Nudo de Paramillo, hizo parte de las fuerzas que persiguieron a ‘Guacho’ ”.
Por eso, sigue sin explicarse cómo lo mataron la noche del 24 de julio: “Salía de visitar a una prima en Arboletes (Antioquia), se subió a la moto y en cuestión de segundos dos hombres, también en moto, le dispararon sin darle la oportunidad de reaccionar, a mansalva, lo mataron a traición”.
Salía de visitar a una prima en Arboletes (Antioquia), se subió a la moto y en cuestión de segundos dos hombres, también en moto, le dispararon
Cristian, uno de los cinco militares asesinados por el ‘
clan del Golfo’ durante el denominado ‘plan pistola’, se encontraba en Arboletes, su tierra natal, y se hospedaba en la casa de un tío.
Estaba apoyando las actividades de incorporación y estaba adscrito al Batallón de Ingenieros de Combate n.º 28.
Cristian se crió en una finca de Arboletes, llamada El Cielo, junto a sus seis hermanos. Pedro es hijo de una segunda unión del papá y creció junto a su hermano en otra finca, Las Delicias, ubicada en Córdoba.
“Mi hermano era muy sociable, le gustaba la parranda y los vallenatos de Diomedes Díaz, a la vez era muy sensible y se dejaba llevar en la melancolía por las letras y a veces terminaba llorando”, asegura Pedro, al describir a su hermano, que deja un hijo de 11 años.
Hace 9 meses, los hermanos Zabala habían recibido un gran golpe, la muerte de su padre, Pedro Pablo. “Él venía como enfermo y esa mañana llamé a mi mamá a preguntarle por él, me dijo que había amanecido mejor y al mediodía nos avisaron de su fallecimiento”, relató en voz baja, al recordar que todos los hermanos se reunieron en el funeral.
“Claro, a Cristian, como a todos, le dolió la muerte del papá, como hermanos hemos sido unidos, si uno tiene plata, todos tenemos”, asegura. Y añade que Cristian no se había casado, “tuvo dos relaciones largas, con la mamá del niño y con otra muchacha, pero con este trabajo, ¿a qué horas?”, explica.
Este soldado profesional dijo que la mamá de Cristian está muy triste, el luto es reciente, pero que por fortuna ha encontrado fortaleza en la familia. Por su parte, Pedro Zabala seguirá luchando por Colombia con más entrega en honor a su hermano, víctima de esta ola de violencia.
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