En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Exclusivo suscriptores
El cementerio a cuatro horas de Bogotá donde paramilitares tenían base
Estaba ubicado en Lérida, norte del Tolima. Sacaban a los difuntos de sus bóvedas y guardaban armas.
El 'bloque Tolima' de las Auc se desmovilizó en octubre del 2005 en Ambalema (Tolima). Foto: Juan Carlos Escobar
Utilizaban las tumbas como trincheras y para esconder armamento. En ocasiones, cuando el olor de los cadáveres enterrados se quedaba en el ambiente, los paramilitares del Bloque Tolima asentados en el cementerio sacaban los cuerpos y los lanzaban a fosas comunes.
El camposanto está ubicado en Las Delicias, un corregimiento del municipio de Lérida (en el norte del Tolima), ubicado a menos de 20 kilómetros del casco urbano. Allí, la sevicia de los armados no respetó ni siquiera los lugares sagrados para la población.
Así lo relataron los propios paramilitares ante la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, que en una decisión de 465 páginas, conocida por EL TIEMPO, condenó a cinco exintegrantes del Bloque Tolima por la barbarie que cometieron en ese departamento.
Uno de ellos, Atanael Matajudíos Buitrago, nació en esas tierras, en el municipio de San Antonio, el 9 de agosto de 1971. Cuando tenía 19 años, ingresó al Ejército como cabo segundo, pero 11 años después, en 2002, resultó pasando a las filas de las Autodefensas Unidas de Colombia, donde lo conocían con el alias ‘Juancho’ o ‘Pedro’.
Matajudíos es uno de los paramilitares que da fe de la presencia de su grupo en el cementerio. De hecho, aseguró que en el lugar se presentaron combates con la guerrilla.
En una diligencia judicial, tras una intervención de una víctima, que reclamaba saber dónde está el cuerpo de su papá –a quien los paramilitares sacaron de su bóveda y tiraron en una fosa común–, Atanael Matajudíos relata un enfrentamiento que, según él, explica por qué sacaron el cadáver.
“Hubo unos combates con la guerrilla en el cementerio. Estas bóvedas fueron impactadas con balas y se dañaron. Entonces el comandante ‘Daniel’ ordenó toda las fosas y algunos restos se recogieron todos y los botaron en la parte de abajo del cementerio”.
Alias Daniel –Diego José Martínez Goyeneche– era el comandante del Bloque Tolima. Aunque Matajudíos empezó en la estructura como instructor de una escuela de reentrenamiento fue ascendiendo hasta convertirse en la mano derecha de ‘Daniel’.
Para mediados de abril de 2003, dicen documentos judiciales, fue designado como segundo comandante del Bloque y cabecilla del Frente Norte, al mando de 120 hombres.
Aunque la versión de la víctima asegura que el testimonio de Matajudíos sobre el combate es falso, y que la bóveda de su padre está intacta, al igual que la tumba, el entonces paramilitar aseguró: “Al destaparse algunas bóvedas se causaba mal olor y los muchachos vivían dentro del cementerio, allá había una base y ellos fueron los que sacaron eso y lo botaron, cuando le hicieron una limpieza al cementerio”.
Grupos paramilitares, disidentes y de narcotráfico se disputan la droga en Valle, Cauca y Nariño. Foto:Archivo EL TIEMPO
Las investigaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) también muestran cómo estas prácticas en áreas cercanas al camposanto alimentaron el horror de la desaparición forzada.
En un testimonio recogido por el CNMH, un campesino narró: “Un amigo mío, él ya murió -muerte natural-, cultivaba tomate por ahí para los lados de donde es el cementerio de Delicias, y encontraban, al ellos escarbar, así para hacer el hoyito o para clavar los estacones para colgar el tomate, encontraban muchos huesos humanos cortados con motosierra, que eso debía ser de las masacres que ellos (los paramilitares) hacían”.
Según el centro, los relatos de las personas desmovilizadas del Bloque Tolima permiten concluir que la desaparición forzada fue el cuarto método de violencia más utilizado por esa estructura paramilitar.
De 260 desapariciones forzadas cometidas en el departamento del Tolima, el 72,3 por ciento son atribuidas a ese grupo.
En cuanto al cementerio, tras la visita de una comisión humanitaria conformada por organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Defensoría del Pueblo, se evidenció el deterioro ocasionado en el cementerio como resultado de la ocupación por parte del Bloque Tolima: “Se encontraron lapidas incineradas y la destrucción parcial de otras, además de otros hechos que evidenciaron la profanación del lugar considerado sagrado por la población”.
Para el CNMH, las acciones del bloque que implicaron uso o destrucción de bienes civiles, así como la ocupación de lugares de culto con el fin de generar ventaja militar, están proscritas por el Derecho Internacional Humanitario.
No hubo una sola línea de mando, sino que realmente hubo 39 estructuras que actuaron en 665 municipios de 30 de los 32 departamentos. Foto:Efraín Patiño / Archivo AFP
“En estos casos se desconoció la protección e inmunidad establecida en las normas humanitarias y se expuso la vida e integridad de las personas que habitaban esos lugares, lo cual derivó en un deterioro de su patrimonio y pertenencias, de forma que sus habitantes se vieron obligados a estar en medio de combates”, se lee en un informe del centro.
Luego de la desmovilización de la estructura paramilitar en 2005, el caso de Atanael Matajudíos fue examinado por la justicia.
El Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Ibagué, en decisión del 11 de marzo de 2008, profirió una sentencia en su contra y lo condenó a 11 años de prisión y una multa de 2.200 salarios mínimos mensuales por los delitos de concierto para organizar, promover, armar o financiar grupos armados al margen de la ley o concierto para delinquir agravado, en concurso heterogéneo con extorsión tentada, habiendo aceptado su pertenencia durante todo el lapso al Bloque Tolima.
Aunque Matajudíos gozaba de libertad, gracias a una sustitución de medida de aseguramiento otorgada por la Sala de Justicia y Paz, la sentencia del pasado 4 de febrero resolvió suspender la ejecución condicional de su condena y mantener una pena alternativa de 96 meses.