Tres camionetas blindadas y 10 escoltas. Así se conformaba el esquema de seguridad que acompañaba al reputado anestesiólogo Carlos Elías Mahecha Díaz las pocas veces que salía de su apartamento, ubicado en un exclusivo sector de Bogotá.
Hasta allí llegaron las autoridades, en febrero del año pasado, para capturarlo tras más de cuatro meses de seguirle el rastro, en una operación especial de la Interpol, la Fiscalía y agentes de la agencia ICE de Estados Unidos.
El país norteamericano lo tenía en la mira –y hasta solicitó priorizar su caso– porque el médico habría estafado a cientos de colombianos, brasileños, mexicanos y no pocos estadounidenses, entre los que estarían empresarios reconocidos que creyeron en el alto perfil y el reconocimiento que alcanzó en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, que hasta le sirvió para obtener una visa de inversionista por las millonarias cantidades de dinero en dólares que movía su actividad.
Todo eso se derrumbó y el señalado estafador pasó a estar recluido en el PAS (pabellón de alta seguridad) de la cárcel La Picota de Bogotá, que tiene un ala donde van a parar los solicitados en extradición.
Para llegar al PAS –conocido como el pabellón vip de esa prisión– hay que atravesar el ‘cárcamo’ y ‘omega 3’, los dos primeros controles de seguridad de La Picota, hasta llegar a un control más, que es exclusivo de ese lugar, en el que están tras las rejas empresarios, políticos ligados al paramilitarismo y la corrupción y varios extranjeros.
Mahecha está ad portas de cumplir un año tras las rejas, y junto a él hay otros dos señalados estafadores que hacen fila para su extradición a los Estados Unidos: el rumano Mihai Ionut Paunescu –cerebro de un poderoso virus que se habría robado información de más de un millón de computadores alrededor del mundo– y el dominicano José Ernesto Fermín Melo, a quien una Corte del estado de Kansas solicita por haber cometido fraudes.
¿Embaucó a la élite?
No sorprendió que la captura de Mahecha haya causado revuelo en la élite bogotana. En el proyecto inmobiliario que el médico promovía en Miami –y en el que habría embolatado 51,5 millones de dólares– se habría afectado a más de 150 personas, entre las que aparecen un exsenador, exmagistrados y empresarios.
Las víctimas habrían invertido entre 120.000 y 3,5 millones de dólares en un proyecto para convertir torres viejas de apartamentos en un lujoso hotel cinco estrellas ubicado en el sector de Bal Harbour, uno de los más cotizados de la Florida.
Apenas dos meses luego de caer en Colombia, el proceso de extradición de Carlos Mahecha llegó al despacho del magistrado José Acuña Vizcaya en la Corte Suprema de Justicia.
Y aunque se iniciaron los trámites para avanzar en el caso, los registros judiciales no muestran pasos nuevos desde el 10 de junio de 2021, cuando se informó que un día antes se habían vencido los términos para presentar pruebas.
Las personas afectadas confían que la detención pueda ayudar a recuperar los dineros que invirtieron.
Gozi, terror en la red
Más de un millón de computadores en Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Polonia, Francia, Finlandia, Italia y Turquía habrían sido vulnerados por Gozi, el software malicioso desarrollado por Mihai Ionut Paunescu.
El rumano era conocido en el país norteamericano bajo el alias de Virus, y su creación permitía el a datos privilegiados como claves bancarias, números y documentos de identificación, interceptación y desvío de transferencias de dinero.
La Corte del Distrito Sur de Nueva York indica en el indictment de ‘Virus’ que Gozi habría sido desarrollado alrededor de 2005 y empezó a ser distribuido dos años más tarde, dejando, solo en Estados Unidos, más de 40.000 víctimas, incluida la sede principal de un banco en Manhattan.
Pero no solo eso. Los tentáculos de Gozi, dicen las autoridades, penetraron incluso agencias gubernamentales y organismos como la istración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa).
Y pese a tener encima una circular roja de Interpol, que tenía a las autoridades de 192 países atentas a su captura, Paunescu pudo viajar, en junio de 2021, de los Países Bajos a Colombia.
El hacker llegó al país vestido de chaqueta con capota, pantaloneta deportiva y tenis negros, y fue identificado apenas hizo su paso por el control migratorio.
Semanas después de su captura, la defensa de Paunescu interpuso –sin éxito– un recurso de habeas corpus ante un juzgado de Bogotá, que negó su solicitud por improcedente.
Y, en septiembre, su proceso le fue repartido al magistrado de la Corte Suprema Gerson Chaverra, ante quien la abogada del extranjero ya solicitó que se adelante el trámite de extradición simplificada con lo que se agilizará su envío a Estados Unidos. La última movida del proceso se dio el pasado 26 de enero, cuando se le hicieron requerimientos a la Fiscalía y la Interpol en el caso.
El caso de Melo
José Ernesto Fermín Melo pretendía entrar a Colombia de noche, en un vuelo privado que tuvo como destino el aeropuerto internacional Rafael Núñez de Cartagena.
Hasta allí llegaron las autoridades migratorias luego de que se emitió una alerta temprana para dar con su captura. Melo también tenía una circular roja de Interpol, emitida desde el estado de Kansas. Las autoridades le seguían el paso hace seis años para que responda por los delitos de conspiración para cometer fraude electrónico y postal, fraude por cable y robo de identidad.
Su proceso está en el despacho del magistrado Diego Eugenio Corredor, quien el 21 de enero ordenó la práctica de pruebas del caso.
Con los tiempos en la Corte es muy probable que los tres señalados estafadores estén este año frente a las cortes en el exterior que los piden para procesarlos.
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