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Las cartas en las que colombianos presos en Haití claman por sus vidas
Exmilitares denuncian que han sido torturados, quemados y hasta que les han arrancado las uñas.
Más de 20 colombianos estarían involucrados en el asesinato. Foto: AFP
“He sido torturado y los muchachos también. Nos han arrancado las uñas, quemado con ácido, puñaladas, golpes y demás. No quisiera contarles esto, pero es la realidad. Tienen que denunciar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y presionar al Gobierno colombiano para nuestra repatriación”.
Este duro relato hace parte de una de las cartas que han enviado a sus familiares, desde la cárcel de Puerto Príncipe (Haití), exmilitares colombianos vinculados al magnicidio del presidente Jovenel Moïse, el 7 de julio.
En las cartas, cinco conocidas por este diario, los capturados hacen un angustioso llamado para que se cumpla con el debido proceso y su derecho a la defensa, afirmando que la realidad ha sido manipulada.
EL TIEMPO, atendiendo el llamado de los familiares, que temen se tomen retaliaciones contra sus seres queridos en Haití, se abstiene de publicar los nombres de quienes enviaron las misivas.
La angustia es grande porque a pesar de que los 18 colombianos llevan 56 días privados de la libertad, aún no les han imputado cargos, pero de acuerdo con las fuentes judiciales consultadas por este diario, se enfrentan a un proceso que podría terminar con condenas de hasta 60 años de prisión o incluso la cadena perpetua.
Las mismas fuentes afirmaron que a los militares en retiro la Policía de Haití les tomó declaración “con un intérprete cuyo dominio del español al parecer no era muy bueno y las versiones entregadas las transcribieron en hojas de papel, escritas a mano con un lápiz”.
En las cartas agradecen el apoyo de sus familias, mencionan a sus esposas, hijos y padres, entre otros, y coinciden en dar a conocer los malos tratos que han recibido y las precarias condiciones en que se encuentran en su sitio de reclusión.
“Solo recibimos una comida al día y dormimos entre excremento humano, ratas y cucarachas”, afirma uno de los capturados, quien señala que “llevamos dos meses en prisión, no hemos hablado con ningún abogado (…), no tenemos debido proceso y no tendremos un juicio justo”.
En otra de las cartas, uno de los capturados se refiere al día en que los capturaron y los tratos que recibieron. “Nos llevaron a una prisión, duramos 26 días amarrados. Unos solos, otros de a dos, Así íbamos al baño, así comíamos. A veces nos bañábamos y solo iba al baño cuando ellos (los guardianes) querían”.
Relata en la carta que algunos guardianes, a los que califica como "ángeles de Dios", les daban agua y les ayudaron a bañar en algunas ocasiones.
En la misiva narra que los cambiaron de prisión y que allí tienen una colchoneta para descansar, pero que los 18 se encuentran en el mismo lugar, "al lado hay una cañería, los olores son solo de popó, y las ratas, como hormigas. Estamos de a seis por celda”.
En otra de las cartas se lee que el exmilitar ya está sanando de los golpes recibidos. "Eso no te lo había contado, cuando nos torturaron, el primer mes fue muy duro (…), aún tengo dolor; a los demás compañeros los machetearon, los quemaron, los apuñalaron, pero gracias a Dios no fueron graves”, se lee en la carta.
En otro documento, uno de los militares capturados le pide a su familia que no crea todo lo que se diga de ellos en los medios: “Todo está manipulado y acomodado para hacernos ver como culpables”.
Piden la mediación de organismos internacionales que procuran por la defensa de los derechos humanos y solicitan que el juicio en su contra se desarrolle en Estados Unidos y que la Corte Interamericana de Derechos Humanos verifique sus denuncias.
Uno de los familiares que recibió cartas le dijo a EL TIEMPO que casi dos meses después del magnicidio no han iniciado un proceso en contra de los colombianos en Haití, mucho menos un juicio, por lo que pide que la Cancillería tenga un papel más activo en el tema.
"Es claro que ellos pudieron cometer un error, para mí son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero ellos tienen derecho a un juicio justo, a una defensa y a que sus derechos se respeten. En especial su derecho a la vida”, puntualizó.