Advertencia: esta es una lista muy personal de libros imprescindibles y los libros están, más o menos y con alguna excepción, en el orden en que los leí.
1. Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
Una mirada irónica y muy aguda a una sociedad en la que las mujeres estaban en desventaja, pues no tenían derecho a heredar y necesitaban casarse para asegurar su subsistencia.
2. Cumbres borrascosas, de Emily Brontë
La única novela de esta autora tiene una compleja estructura de muñeca rusa, con una historia dentro de otra historia y un narrador que da paso a otro narrador. Mi gótico favorito por los paisajes desolados y los personajes huraños.
3. Madame Bovary, de Gustave Flaubert
Como una yonqui, la protagonista vive buscando el amor emocionante y sigue el camino de la autodestrucción. Esta cita, que tomé hace treinta y cuatro años, escribí a mano en un lugar seguro para que nunca se me perdiera y por fin voy a usar, lo explica bien: «Tenía la creencia de que el amor habría de llegar de golpe, entre grandes destellos y fulgores, a modo de huracán de los cielos que cae sobre la vida, la trastorna, arrasa la voluntad como hoja al viento y arrastra al corazón hasta hundirlo en los abismos».
4. Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski
Sobre la violencia y la culpa que nos habitan, sobre nuestras dualidades. Es un libro definitivo porque nos vemos en Raskólnikov, su protagonista, y descubrimos que no somos uno sino múltiples y que estamos lejos de conocer nuestros propios límites.
5. La metamorfosis, de Franz Kafka
Esta historia, que los editores a veces catalogan como novela corta y a veces como cuento largo, nos enseña que en la literatura todo es posible, ¡todo!, hasta que el personaje amanezca convertido en un monstruoso insecto.
6. El viejo y el mar, de Ernest Hemingway
Una historia sencilla sobre la lucha de un hombre en la naturaleza contada sin adornos, de manera precisa y efectiva. En otras palabras, una novela corta perfecta.
7. Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez
El lugar seguro en el que hace treinta y cuatro años escribí la cita de Madame Bovary para que nunca se me perdiera fue mi ejemplar de 'Crónica de una muerte anunciada'. En un cataclismo, sería el libro que salvaría porque contiene todas las lecciones que un aprendiz de escritor debe estudiar para conocer el oficio: el desarrollo de personajes, de la historia y el relato, el manejo del narrador, de los tiempos y las tensiones narrativas…
8. ¡Que viva la música!, de Andrés Caicedo
Para mí, que tuve la suerte de leer temprano varios clásicos, la literatura pasaba en las campiñas europeas, las cortes rusas o los pueblos perdidos del Caribe colombiano. A los diecisiete, cuando leí esta novela, me estalló la cabeza. ¡Así que la literatura podía pasar en mi barrio con personajes salidos de mi colegio y la música que me gustaba! Sin este clásico colombiano, quién sabe qué cosas fingidas estaría escribiendo.
9. Cuentos completos, de Borges
Asombro, placer, ternura, iración. Los cuentos de Borges provocan de toda clase de emociones. No son solo cerebrales, como alguna gente piensa, hay mucho sentimiento en ellos. Son para leer y en cada relectura encontrar algo nuevo. Es un libro que nunca se va a agotar. Mis favoritos: «El milagro secreto», «El tema del traidor y del héroe» y «El Aleph».
10. Matadero cinco, de Kurt Vonegut
No suelen gustarme las historias sobre la guerra y sin embargo uno de mis diez libros favoritos es un libro sobre la guerra. Es la historia más original, divertida y horrible que haya leído jamás, con viajes en el tiempo, extraterrestres, traumas psicológicos y las secuelas de la guerra.
Si me permiten añadir uno, porque diez son muy poquitos, sería:
11. El infinito en un junco, de Irene Vallejo
No tengo duda de que es un clásico de la literatura universal. Es un ensayo precioso, escrito como una novela de aventuras, sobre la historia de los libros en el mundo antiguo. Todos los amantes de la lectura lo debemos atesorar.
PILAR QUINTANA
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