Las historias de asesinos seriales son de las que más pánico causan en los espectadores. El caso de Charles Sobhraj no es la excepción, pues este singular francés se volvió conocido por asesinar a miles de ‘hippies’ que recorrían el continente asiático, para luego pasar inadvertido usando las identificaciones de sus víctimas.
Sobhraj fue apodado como ‘La Serpiente’ por su increíble capacidad de escabullirse entre diferentes países para cometer sus crímenes, burlando cínicamente todos los cordones de seguridad migratoria.
Este delincuente se instauró en varios países de Asia en los años 70 y tenía una fijación especial con los ‘hippies’ que llegaban a hacer recorridos turísticos por el continente, lo cual era muy popular en esa época.
Nunca nadie supo exactamente por qué Sobhraj se dedicó exclusivamente a asesinar ‘hippies’. Algunos rumores dicen que los detestaba, otros señalaban que se enfurecía cuando los turistas no le obedecían, pero lo cierto es que fue uno de los personajes más temidos de aquel entonces.
Sobhraj fue enviado a prisión varias veces y castigado con condenas cortas. Sin embargo, logró escaparse de las cárceles en diferentes ocasiones y su capacidad para burlar la seguridad era absurda.
Su historia sonó tanto en los medios que muchos periodistas viajaron para entrevistarlo y escribieron artículos sobre él. Incluso, hay una serie de Netflix, coproducida por la agencia ‘BBC’ llamada ‘La Serpiente’, que plasma la vida y los crímenes de este asesino.
Su vida
Sobhraj nació en Saigón, Vietnam, en 1944. Su padre biológico lo abandonó y obtuvo la nacionalidad sa gracias a que su madre se casó con un militar francés, por lo que años más tarde se mudaron a Marsella, en el sur de Francia.
El abandono de su padre le produjo traumas psicológicos y varios expertos especulan que ese fue el factor que más influyó para que se convirtiera en un asesino serial, según lo reseñó la ‘BBC’.
Desde muy joven inició su vida como criminal, ya que nunca encajó en la sociedad europea y era muy ambicioso.
Durante su adolescencia se dedicó a robar vehículos y a asaltar personas en las calles de París, por lo estuvo recluido en reformatorios y, cuando cumplió la mayoría de edad, fue enviado a prisión, aunque permaneció poco tiempo tras las rejas, ya que solo le imputaron delitos menores.
Cuando encontró el amor
Tal como cuenta la ‘BBC’, el delincuente intentó abandonar su vida delictiva cuando conoció a su primer amor, Chantal Compagnon, una parisina que pertenecía a la burguesía sa. La mujer cedió ante los irresistibles encantos de Sobhraj y cayó perdidamente enamorada.
Por esta razón, ‘La Serpiente’ consiguió trabajo en un restaurante de París, aunque, al poco tiempo, se dejó llevar por su ambición y volvió a robar autos, por lo que fue llevado a prisión nuevamente.
Compagnon esperó pacientemente a que su amado quedara en libertad para irse con él y emigrar a Tailandia, donde hicieron una nueva vida y tuvieron una hija. Pese a que la mujer pensó que Sobhraj pararía de delinquir, la realidad fue que había encontrado un nuevo país para cometer sus crímenes.
Sus víctimas
Según explica el autor Gary Indiana en un artículo para la revista ‘Vice’, ‘La Serpiente’ adoptó un modus operandi y fijó un tipo de víctimas específico cuando llegó a Asia entre los años 70 y 80.
Muchos testigos afirman que Sobhraj tenía habilidad para encantar y convencer a la gente, aparentaba ser un hombre simpático. De esta manera, lograba entablar relaciones con los turistas ‘hippies’ que llegaban, para luego asesinarlos.
El delincuente los invitaba a tomar un trago en un bar, donde podían pasar horas charlando. Posteriormente, los llevaba a su casa o al lugar donde estuvieran hospedados y, muchos de ellos, se embriagaban tanto que amanecían perdidos y no recordaban nada de la noche anterior.
Para matarlos, ‘La Serpiente’ simplemente les envenenaba la comida y disfrutaba ver cómo morían. ¿Por qué? Era evidente que Sobhraj odiaba a los ‘hippies’, pero nunca se supo bien cuál era el motivo de fondo para convertirlos en sus víctimas.
Algunos de los periodistas y biógrafos que lo entrevistaron e investigaron su vida especulaban que se podía deber a los traumas de su infancia por el abandono de su padre, aunque el delincuente nunca lo confirmó.
Por otro lado, Herman Knippenberg, un diplomático holandés que investigó el caso de una pareja neerlandesa asesinada en Tailandia, aseguró en una entrevista con el periodista Andrew Anthony que Sobhraj mataba a los turistas que no obedecían a sus peticiones, por lo que se enfurecía con ellos fácilmente.
¿Nueva cómplice?
Sobhraj tenía dos factores que jugaban a su favor: los controles migratorios no eran tan estrictos en esa época y era políglota
Al ver que ‘La Serpiente’ se había convertido en un criminal muy peligroso y la había hecho pasar condenas en prisión, Compagnon se separó de él luego de haber salido de una cárcel de Afganistán. La parisina decidió emigrar a otro país para nunca tener que volver a ver a su amado.
Años más tarde, Sobhraj viajó a India y encontró a quien no solo sería su nuevo amor, sino también su cómplice: la canadiense Marie-Andrée Leclerc.
Leclerc le ayudaba a ‘La Serpiente’ a drogar a sus víctimas para llevarlas a otros lugares, donde les robaba sus pertenencias, incluidos sus documentos, y les aplicaba una 'medicina' para asesinarlos.
Según se explica en el artículo de ‘Vice’, a partir de ese momento, el criminal empezó a robar las identidades de las personas que mataba para escabullirse entre las fronteras de Asia y así entrar a otros países en busca de nuevas presas.
Sobhraj tenía dos factores que jugaban a su favor: los controles migratorios no eran tan estrictos en esa época, por lo que lograba burlar fácilmente a las autoridades; y era políglota, hablaba fluidamente diversos idiomas asiáticos, por lo que casi nadie notó su verdadera nacionalidad.
El escape estrella
‘La Serpiente’ tenía una habilidad increíble para burlar los controles de seguridad. Incluso un día, en 1976, logró dormir a todos los guardias y reclusos de una prisión en India para poder escapar.
Esa vez, Sobhraj realizó una fiesta de cumpleaños a la que invitó a todos los de la cárcel. Para ello, organizó un gran festín con mucha comida y bebidas, por lo que nadie se negó a asistir.
Lo que ninguno de ellos sabía era que en los alimentos el delincuente había puesto una poderosa sustancia para dormir, así que todos quedaron inconscientes a los pocos minutos y él pudo salir tranquilamente del recinto.
Luego de haber escapado, ‘La Serpiente’ se paseaba por las calles como si no fuera un fugitivo. Sabía que las leyes eran deficientes y que, como había sido juzgado en tantos países, se vencerían los términos de cada proceso antes de que lograran capturarlo.
Incluso, tiempo después regresó a Francia y vendió su imagen para películas y documentales, con lo que obtuvo 1.2 millones de dólares (más de 4 mil millones de pesos colombianos).
El fin de sus travesías
En el año 2003, el criminal viajó a Nepal, donde fue reconocido por los ciudadanos y capturado inmediatamente. Allí permanece recluido hasta el día de hoy. Tiene 77 años de edad.
Pese a que mató a tantas personas y estuvo en prisión cumpliendo varias condenas, no fue hasta 2004 que fue imputado con el delito de asesinato por todos los crímenes que cometió en Asia. Aunque negó los cargos, fue condenado a cadena perpetua.
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