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Princesa renunciará a la realeza y a pago millonario por amor a 'plebeyo'
La sobrina mayor del emperador de Japón no recibirá la dote nupcial de 5 mil millones de pesos.
Por su relación ‘disruptiva’, a ella y a su futuro esposo los catalogan como los ‘Meghan y Harry’ asiáticos. Foto: EFE
Tras más de cuatro años de anunciar su intención de casarse, y de luchar contra todo tipo de prejuicios sociales, el matrimonio entre la princesa Mako, de Japón, y su prometido, Kei Komuro, parece que será una realidad.
De acuerdo con información de la prensa nipona, la boda de la sobrina mayor del emperador Naruhito con el joven Komuro, un abogado alejado de la élite local, tendría lugar el próximo 26 de octubre.
Su compromiso se presenta como un hecho histórico pues, de ser como se ha previsto, Mako se convertirá en la primera princesa moderna en renunciar ‘por amor’ al linaje de la ‘dinastía’ más larga del mundo.
Entre toda su ‘cruzada disruptiva’, por lo que ha expresado en varias oportunidades, no está en su voluntad cumplir con todas las disposiciones que exigen las leyes de la Casa Imperial.
En ese sentido, y a lo mejor debido a todas las trabas que ha presentado la alta alcurnia nacional a su boda, la mujer no piensa cobrar la dote nupcial que las normas oficiales estipulan que sea de cerca de 152,5 millones de yenes (poco más de cinco mil millones de pesos colombianos).
Su decisión choca de frente con el estatuto imperial japonés, el cual recoge que las princesas que se casen con hombres alejados de su clase social, los catalogados ‘plebeyos’, tienen garantizado ese monto para “preservar la dignidad de una persona que fue parte de la familia imperial”.
Aunque esa medida pueda sonar algo parsimoniosa, a la hora de la verdad, la millonaria suma es delimitada por el Consejo de Economía de la Casa Real y, en la práctica, son los propios contribuyentes nacionales los que terminan pagando la dote.
La sobrina de Naruhito agradeció el recibimiento que hubo de sus compatriotas. Foto:Ernesto Arias / Efe
El ‘revolucionario’ plan de la princesa Mako también incluye celebrar su matrimonio sin seguir la tradición que dispone el sintoísmo, religión originaria de Japón, que practica la familia real.
En consecuencia, no tiene planeado que en su boda ocurra el popular ‘Nosai no Gi’, una especie de intercambio de regalos entre familias, ni tampoco que se dé el encuentro de agradecimiento con el emperador y la emperatriz que establece el ‘Choken no Gi’.
Por lo que se ha podido saber, sencillamente su vínculo marital se registrará en Japón y, luego de dejar de lado su estatus real, se mudará a Nueva York, en EE. UU., donde reside su prometido desde 2018.
Mako y Kei se conocieron durante su carrera profesional en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio, en 2012. Luego, sus caminos tomaron rumbos distintos cuando ella viajó a Edimburgo, en Escocia, y él se fue a California, Estados Unidos, para continuar con sus estudios.
Pero, a pesar de la distancia, la relación se oficializó a mediados de 2013.
Por su relación ‘disruptiva’, a ella y a su futuro esposo los catalogan como los ‘Meghan y Harry’ asiáticos. Foto:EFE
Desde entonces, su noviazgo ha estado a ‘pedir de boca’ de todos los medios sensacionalistas en la inmensa isla del Océano Pacífico. No resulta exagerado asegurar que cada detalle de su relación ha pasado por el ‘paredón’ de ese estilo de informativos.
Precisamente, según dieron a conocer algunas de esas publicaciones, su boda, planeada en principio para 2018, se postergó debido a supuestos problemas económicos de la familia del prometido.
Sin comprobar aquello, a la fecha, lo único cierto es que cuando dé su ‘sí’ esta versión japonesa del príncipe Harry y Meghan Markle, quienes protagonizaron una ‘hazaña’ de tintes similares en Reino Unido, Mako de Akishino pasará a ser conocida como Mako Komuro.
Así que lo que pase con el destino de su familia, en la que por ley nunca podría heredar el trono, lo verá, si todo sigue igual, a más de 10.000 kilómetros de distancia.