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EE. UU.: El peligroso retroceso en derechos civiles en manos de la justicia
La Corte Suprema, heredada por Trump, derogó el derecho al aborto. ¿Qué más está en juego?
Manifestaciones en la Corte Suprema de EE. UU. Foto: AFP
Una batalla de proporciones históricas parece avecinarse en Estados Unidos luego de que el pasado viernes la Corte Suprema, de mayoría conservadora, emitió un fallo que revoca la protección al derecho a abortar, que hasta ahora había estado protegida por dos de sus sentencias previas, al considerar que la Constitución no la garantiza.
Siendo la primera vez que la máxima instancia judicial se pronuncia para reprimir un derecho, la decisión relativa al caso "Dobbs contra Jackson Women's Health Organization" sobre una ley de Misisipi que prohíbe el aborto a partir de las 15 semanas en ese estado, donde solo queda una clínica que ofrece ese servicio, fue respaldado por seis de los nueve jueces de la Corte y desató un verdadero terremoto, no solo por lo que está en juego tras la decisión (nueve estados ya declararon ilegal abortar), sino por los posibles retrocesos en derechos civiles a los que parece estar virando el Tribunal heredado del expresidente Donald Trump.
A la derogación del derecho constitucional al aborto, que les devuelve a los estados la potestad de legislar sobre el tema borrando medio siglo del precedente sentado por la sentencia del caso Roe contra Wade, que en 1973 otorgó rango federal a la libertad de las mujeres de interrumpir el embarazo, se suma la ratificación que hizo el jueves el máximo Tribunal sobre el derecho de los ciudadanos a portar armas de fuego en público.
Protestas a favor del derecho al aborto en Estados Unidos. Foto:Bloomberg
El fallo anuló una ley de Nueva York que requería que una persona demostrara que tenía necesidades legítimas de defensa personal para recibir un permiso de porte de armas e impedirá a los estados restringir el derecho a armarse.
Y eso parece ser solo la punta del iceberg, pues las sentencias abrieron las especulaciones sobre otras conquistas sociales, como el matrimonio entre homosexuales, reavivadas por la línea argumental de uno de los jueces más conservadores.
“En futuros expedientes" sobre el respeto de la privacidad, "deberíamos revisar todas las jurisprudencias", escribió el juez Clarence Thomas en un alegato personal que acompaña a la decisión del aborto.
Thomas, citando tres sentencias que declaran inconstitucionales las leyes que sancionan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, afirmó que como estas se basan en el mismo precepto de la Constitución que el que protegía el derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo, la Corte tiene "el deber de corregir el error" que establecieron.
Por ahora, solo es la opinión de uno de los nueve jueces que integran el templo del derecho estadounidense, pero la profunda remodelación de la Corte Suprema bajo la presidencia de Donald Trump, que nombró a tres nuevos jueces dando una clara mayoría a los conservadores, hace temer a los demócratas, abogados y asociaciones defensoras de derechos, que varias conquistas, incluido el a métodos anticonceptivos y hasta aquellas que obedecen a la protección del medioambiente, acaben en el banquillo.
“Una vez eliminado Roe contra Wade, la agenda está lista para restringir el a anticonceptivos, para eliminar el matrimonio igualitario y el reconocimiento de derechos a las parejas del mismo sexo. Además de restringir esos derechos, es probable que también quieran ir por otras cosas, como restringir la libertad de cátedra y expresión para que no se pueda hablar de teoría crítica de la raza o teoría de género”, le explica a EL TIEMPO la socióloga Montserrat Sagot, conocida por sus trabajos sobre violencia contra las mujeres y niñas.
Sagot, incluso va más allá, y advierte que en este momento “la Suprema Corte también está atendiendo un caso sobre cambio climático que probablemente terminará restringiendo las potestades de la Agencia de Protección Ambiental para regular la emisión de gases que causan efecto invernadero”.
La huella de Trump
El expresidente Donald Trump en su discurso en la convención de la Asociación Nacional del Rifle. Foto:AFP
El presidente Trump dejó una huella profunda en los tribunales federales, tan honda que fue más allá de sus cuatro años en la Casa Blanca.
Cuando era candidato, Trump usó la promesa de nombrar a jueces conservadores para conseguir el apoyo de republicanos escépticos.
Luego, como presidente, se apoyó en organizaciones legales conservadoras y en el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, para llenar implacablemente casi todas las vacantes en la judicatura federal —más de 230 jueces en las bancas federales, sumados a los tres nuevos de la Corte Suprema— sin ser disuadidos por los demócratas.
Por eso, los tres del ala liberal de la Corte Suprema, los jueces Stephen Breyer, Elena Kagan y Sonia Sotomayor, ya pusieron en duda que existan garantías para los otros derechos constitucionales. "Nadie debería estar seguro de que esta mayoría (conservadora de la Corte Suprema) ha terminado con su trabajo", escribieron los tres liberales que conforman la minoría tras el fallo al aborto.
Michael Shifter, profesor adjunto en Georgetown, le dijo a este diario que “lamentablemente” la Corte Suprema “refleja y es parte de la polarización política en el país”.
“Concretamente, es parte de la guerra cultural que ha adquirido mucha fuerza en los últimos años en Estados Unidos. El partido republicano lleva años desarrollando este enfoque político y con la última decisión sobre el aborto eso está dando frutos muy significativos. Es notable que la decisión representa el punto de vista de una minoría, pero la estrategia de acumular poder político sin importar la opinión pública ha sido exitosa. Es muy difícil saber con seguridad hasta qué extremo puede llegar esta tendencia, pero claramente no refleja las actitudes de la gran mayoría de los estadounidenses”.
Es notable que la decisión representa el punto de vista de una minoría, pero la estrategia de acumular poder político sin importar la opinión pública ha sido exitosa.
En la misma línea, Santiago Cantón, director del Programa de Estado de Derecho en el Diálogo Interamericano, aseguró que “la gran mayoría del país, más de un 70 por ciento, está de acuerdo con mantener el precedente de Roe vs. Wade”.
Y es que estas decisiones han sido apoyadas durante décadas incluso por aquellos que trabajaron para conseguir la revocación del precedente, así como por la mayoría de los estadounidenses (aún en estados mayoritariamente republicanos), tal como han mostrado año tras año las encuestas.
Algo similar ocurre con la percepción sobre el control de armas.
Según un reciente sondeo de Morning Consult/Politico, que preguntó a los votantes si apoyan o se oponen a las leyes más estrictas de control de armas en Estados Unidos, cerca de dos de cada tres estadounidenses se mostró a favor de esos controles. El 65 por ciento de los votantes está a favor de leyes de control de armas más estrictas. De hecho, la proporción de republicanos a favor de leyes de armas más estrictas aumentó del 37 al 44 por ciento.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, con empresarios de compañías refinadoras de petróleo. Foto:Shawn Thew/EPA/Bloomberg
Justo ayer, el presidente Biden firmó la ley destinada a establecer la regulación de armas de fuego, la más importante en esta materia en casi 30 años, pero que se mantiene muy por debajo de las aspiraciones de su istración.
Aun así, para Tarah Demant, directora nacional interina de programas, incidencia y asuntos gubernamentales de Amnistía Internacional EE. UU., las posibilidades que tendría el Congreso para poder para frenar a la Corte son escasas, dado que incluso si los demócratas mantienen el control de la Cámara y el Senado, no podrán anular este fallo judicial.
De hecho, los demócratas ya han fracasado en su intento de lograr que el Congreso apruebe una legislación para otorgar un derecho federal al aborto, lo que habría impedido que los estados individuales prohibieran el procedimiento.
“El problema central es que, tras la decisión de la Corte respecto al aborto, todo depende completamente de en qué estado una persona vive. Por eso, la lucha se concentrará a nivel estatal donde ya están surgiendo decenas de batallas legales por defender los derechos”, dice Demant.
Oportunidad demócrata
La decisión de la Corte no podría ser más oportuna, ya que los estadounidenses votarán en noviembre por sus representantes en el Congreso. Cuando todo parecía darle la ventaja al partido republicano, todavía dominado por Trump, para tomar control de la Cámara de Representantes e incluso del Senado, los demócratas esperan que el tema del aborto y del control de armas impulse a buena parte del electorado a votar por ellos.
“Probablemente, esta decisión, a la que se suma la que deroga el porte de armas en Nueva York, le den un impulso necesario a los demócratas que ven muy complicada la elección de noviembre. El fuerte movimiento pendular hacia la derecha puede tener fuerte impacto en las elecciones a favor de los demócratas, aunque sigue siendo complicado que puedan ganar”, aclara Cantón.
En especial, porque hay muchos republicanos a los que les gustaría legislar una prohibición federal del aborto, medida que se aplicaría en todos los estados y que se augura desde ya como la próxima batalla si los republicanos toman el control del Congreso después de las próximas elecciones.
Con una polarización en su punto más extremo, tal parece que las decisiones de la Corte terminaron por exponer el enorme desafío que enfrenta la democracia en EE. UU. Como lo menciona Macarena Saez, directora de Derechos de la Mujer en Human Rights Watch, “la decisión del aborto no impacta solo a las mujeres, impacta a la democracia y a cómo el poder judicial parece decidir que, en vez de ampliar los derechos, los quiere restringir”.