La inflación
en Estados Unidos y los altos costos de vida que conllevan algunos estados derivan que en muchos ciudadanos tomen la decisión de buscar nuevos horizontes para no seguir atravesando problemas financieros,
mudándose a otros países en los que pueden encontrar una vida distinta pero más estable.
Eso le ocurrió a una mujer de 33 años llamada Sarah Johnson Harmacek, que, según le contó al sitio
Business Insider,
se mudó de Denver, Colorado a Roatán, Honduras, y su vida cambió para mejor: notó cosas que le gustaron mucho más que en Estados Unidos, como por ejemplo que
vivir no es tan caro.
“El alquiler en Roatán es más barato que en Denver”, aseguró Harmacek, quien reveló que está pagando allí unos US$1.200 mensuales por un apartamento que incluye cable, agua caliente, un espacio de estacionamiento y lavadora/secadora. Además, se pudo dar el gran lujo de comprarse un auto.
Asimismo, si bien la buena calidad de vida y los precios más bajos es lo más importante, la mujer aseguró que lo que más le gustó de Honduras fue su gente. “Su calidez y hospitalidad innatas, su amor por los visitantes y por los demás, y un sentido genuino de comunidad y cuidado mutuo me hacen querer no irme nunca”, dice.
Harmacek se mudó desde Denver hacia Honduras debido a que en la empresa en la que estaba trabajando para el Kimpton Hotel Born le ofrecieron un nuevo puesto: uno de sus gerentes notó su buena fluidez para hablar español y le preguntó si estaba dispuesta a mudarse a Roatán por un sueldo parecido al que cobraba en Denver, el cual allí le alcanza para vivir en mejores condiciones que en Estados Unidos.
El aspecto negativo de mudarse desde Estados Unidos a Honduras
Obviamente, todo no podía ser color de rosas. Según le reveló Sarah Johnson Harmacek a Business Insider, encontró un aspecto negativo durante su estadía en Honduras, y es que en los primeros meses tuvo que lidiar con una gran soledad en la que se comenzó a replantear seriamente por qué había tomado la decisión de dejar atrás a la familia, amigos y compañeros de Denver.
“Luché contra la soledad y el aburrimiento. Pasé muchos días y noches sintiéndome sola, preguntándome qué estaba haciendo con mi vida y por qué me estaba exponiendo a esto”, aseveró, aunque dijo que de todas maneras encontró la manera de hacerse amigos fuera del ámbito laboral, después de haber pasado tiempo sentándose sola en un bar o charlando con su vecino.