PARÍS — Para ser alguien que está muerto, Vincent van Gogh ha estado increíblemente ocupado.
Teatros inmersivos en ciudades como Miami y Milán florecen con proyecciones de sus paisajes arremolinados.
Sus diseños ahora aparecen en todo, desde tenis hasta tapetes de entrada, y una colaboración reciente con la franquicia de juegos Pokémon fue tan popular que compradores llegaron en estampida al Museo Van Gogh de Ámsterdam, lo que obligó a suspender la venta de tarjetas coleccionables en la tienda de regalos.
Sin embargo, uno de los intentos más audaces de celebrar el legado de Van Gogh es en el Museo de Orsay en París, donde un doble idéntico del artista holandés platica con los visitantes.
“Bonjour Vincent”, que busca representar la humanidad del pintor, fue montado por ingenieros que echaron mano de inteligencia artificial para analizar unas 900 cartas escritas por el artista, así como biografías.
No obstante, el algoritmo aún necesitaba algo de orientación sobre cómo responder las preguntas de los visitantes, que conversan con la réplica en una pantalla digital a través de un micrófono. La más popular: ¿Por qué se suicidó Van Gogh?
Los funcionarios del museo dijeron que el algoritmo está refinando constantemente sus respuestas, dependiendo de cómo se formule la pregunta. Desarrolladores de IA han aprendido a dirigir esa conversación hacia mensajes de resiliencia.
“Yo imploraría esto: aférrate a la vida, pues incluso en los momentos más sombríos, siempre hay belleza y esperanza”, afirmó la IA de Van Gogh durante una entrevista.
El programa tiene algunas respuestas más directas. “Ah, mi querido visitante, el tema de mi suicidio es una carga pesada que soportar. En mis momentos más sombríos, creí que acabar con mi vida era el único escape del tormento que aquejaba a mi mente”, contestó Van Gogh en otro momento.
“Una de las preguntas que nos hicimos fue en qué momento este Van Gogh era el verdadero Van Gogh”, señaló Agnès Abastado, responsable de desarrollo digital del museo. “Era importante mostrar cómo esta tecnología no sólo será un proyecto comercial, sino un proyecto cultural que puede mejorar la exhibición de conocimientos”.
La iniciativa es parte integral de un esfuerzo más amplio del Museo de Orsay, una institución pública apoyada por el Gobierno francés, por reafirmar su relevancia en la vida moderna cuando la mayor parte de su colección se origina en el siglo 19.
El museo se ha asociado con varias compañías que podrían beneficiarse del proyecto. Algunos programas están relacionados con su exhibición actual, “Van Gogh en Auvers-sur-Oise: Los Últimos Meses”, hasta el 4 de febrero, que analiza los últimos meses del artista antes de suicidarse en 1890.
Jumbo Mana, la nueva empresa tecnológica que desarrolló el algoritmo de Van Gogh, anunció que planea lanzar el programa de IA de Van Gogh en dispositivos Alexa y Echo de Amazon el próximo año. La compañía trabaja en un proyecto similar basado en la vida del poeta francés Arthur Rimbaud.
Muchos historiadores del arte quedaron consternados al ver a Van Gogh convertirse en un embajador digital de los esfuerzos de museos que parecían tratar sus pinturas como mercancía. Pero algunos estudiosos comprenden el atractivo.
“Él era un devoto muy intenso de la cultura popular en su época”, apuntó Michael Lobel, autor de un libro próximo a lanzarse sobre el artista. “Van Gogh pensaba muy detenidamente en su propio potencial para crear imágenes para un público más amplio”.
Por lo tanto, han continuado los experimentos con pinturas de Van Gogh, con diversos resultados.
Wouter van der Veen, un especialista en Van Gogh, ofreció retroalimentación a los ingenieros del programa de IA para mejorar su precisión, al sugerirles “faltas” gramaticales porque el francés era el segundo idioma de Van Gogh.
Sin embargo, el historiador señala que un retrato fiel del artista está lejos de estar completo.
Un error notable fue cuando el doble nombró “La Noche Estrellada” como la obra de arte favorita de Van Gogh, al indicar que era “una manifestación de mi yo agitado y mi anhelo por lo divino”. El verdadero Van Gogh fue más ambivalente respecto a la pintura de 1889, de acuerdo con sus propias cartas, al calificarla como “un revés”.
El equipo que trabajó en “Bonjour Vincent” dijo confiar en que las mayores imprecisiones serían solucionadas antes del lanzamiento general.
“Cuando es Van Gogh, a la gente le gusta”, comentó Abastado. “Pero el dinero no es nuestra meta como museo público. Nuestra meta es hacer que la colección les hable a todos”.
Por: Zachary Small
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