Nuestro país enfrenta hoy una situación de verdadera crisis a la cual nos ha llevado el gobierno de Gustavo Petro, tanto por su visión cortoplacista y poco estratégica como por su falta de responsabilidad y compromiso de estadista con los intereses nacionales.
De una parte, estamos sufriendo la crisis de seguridad y defensa nacional en el Catatumbo por acciones impulsadas desde Venezuela, que durante más de 25 años con Chávez y Maduro ha apoyado a las guerrillas terroristas de Colombia, desdobladas hoy en frentes de disidentes, narcotraficantes y criminales de nueva generación, aliados con algunos de los militares y de la Guardia Nacional Venezolana, que tienen un gran apetito por Colombia desde hace muchos años, poniéndolos en un riesgo de defensa nacional, a la vez que nos afecta una inseguridad interior sin precedentes.
Los funcionarios públicos responden por acciones contrarias a la Constitución o la ley y por omisión en el cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales. La omisión en el frente de la defensa nacional y de la seguridad ciudadana puede catalogarse, ni más ni menos, como un delito de traición a la patria definido en el artículo 455 del Código Penal colombiano.
La omisión del Gobierno colombiano durante 2 años y medio es evidente al no desarrollar una política de defensa nacional para nuestras fronteras, ni de seguridad interior. La situación grave de inseguridad que diariamente se cobra víctimas en el nororiente y el suroccidente colombiano reafirma que las 2 fronteras, con Ecuador y Venezuela, son hoy el teatro de operaciones de los grupos terroristas y criminales.
La omisión en el frente de la defensa nacional y de la seguridad ciudadana puede catalogarse, ni más ni menos, como un delito de traición a la patria definido en el artículo 455 del Código Penal colombiano
De otra parte, la situación que vivimos en la crisis desatada con Estados Unidos durante las últimas horas solo tiene el precedente de la istración Samper que trajo la descertificación del país, con grandes perjuicios para la producción y exportaciones colombianas, que solo remediamos a raíz de la llegada de Andrés Pastrana y la construcción de la estrategia del Plan Colombia, gracias a la cual gozamos durante estos 25 años de una cooperación fructífera, provechosa, estratégica y respetuosa entre EE. UU. y Colombia en seguridad, inteligencia, fortalecimiento de la Fuerza Pública, lucha contra el narcotráfico y el lavado de activos, celebración del TLC, cooperación científica y tecnológica. Aunque lamentablemente no estamos incluidos como aliados prioritarios en la producción de chips como otros vecinos.
Las declaraciones erráticas y contradictorias de Gustavo Petro y la Cancillería colombiana nos han llevado a las graves decisiones del gobierno Trump que generan un gran perjuicio a nuestros productores y exportadores de flores, café y muchos productos que tienen en EE. UU. su principal mercado y fuente de empleos colombianos, gracias a exportaciones que el año 2024 estuvieron cercanas a US$ 15.000 millones. El cierre de la oficina de visas y la suspensión de operaciones de Usaid afectan a millones de colombianos de bien y a millones de personas que estamos en desacuerdo con el gobierno Petro y el rumbo que quiere darle a Colombia.
Es urgente organizar unas misiones de empresarios, gremios, exministros de Comercio Exterior, excancilleres y centros de pensamiento que hemos trabajado productivamente con Estados Unidos durante más de 30 años, para evitar que se siga perjudicando la relación bilateral entre nuestras dos naciones por causa de un gobierno tan desafortunado para Colombia. Debemos lograr que el liderazgo colombiano se visibilice en los distintos centros de poder público y empresarial de Estados Unidos para evitar perjuicios adicionales.
Diplomacia económica y verdadera diplomacia. La Cámara Colombo Americana y el Consejo de Empresas Col-USA con nuestros gremios y centros de pensamiento tenemos que organizar una estrategia a favor de Colombia. Estamos listos para mostrar en EE. UU. que Colombia es mucho más que Gustavo Petro.
MARTA LUCÍA RAMÍREZ