La fundación Empresarios por la Educación dio a conocer los resultados de una encuesta realizada en el segundo semestre de 2024 a 4.528 docentes y directivos de los colegios oficiales del país. El estudio estuvo a cargo de la empresa Invamer y tiene representatividad de 330.000 educadores de educación preescolar, básica y media de todo el país, con un nivel de confiabilidad del 95 %. Tal vez sea el primer estudio de cobertura nacional que, además de datos demográficos, incluye opiniones sobre la percepción del ejercicio profesional, la calidad de la educación y las condiciones laborales.
Entre las cosas más destacadas puede señalarse el importante progreso en las condiciones laborales, salariales y sociales conseguido en las últimas décadas, que, unido al nivel de calificación académica, constituye un importante grupo profesional de primer nivel. De acuerdo con los datos, cerca del 45 % de los maestros y el 32 % de los directivos tienen una formación de posgrado (especialización, maestría o doctorado), y quienes no tienen título profesional no superan el 2 %. El nivel de ingreso del 64 % está entre los 3 y los 7 millones de pesos mensuales, y un 31 % recibe entre 5 y 14 millones por mes, dependiendo de su nivel de estudios y su categoría en el escalafón. De acuerdo con las categorías del Dane, el primer grupo hace parte de la clase media, mientras el segundo pertenece a la clase alta por su nivel de ingresos. En el grupo de los directivos el 61 % pertenece a la clase alta. Es importante recordar que la encuesta cubre los sectores rural y urbano.
Tanto docentes como directivos declaran, por encima del 90 %, sentirse valorados por sus estudiantes, compañeros y por la comunidad, y en más del 95 % dicen estar muy satisfechos con su profesión, aunque cerca de la mitad reconocen que el trabajo es muy difícil. Otro dato valioso es que más del 80 % dice haber encontrado un buen equilibrio entre su ejercicio profesional y su vida familiar. También encuentran muy satisfactorios su salario y su régimen prestacional, aunque muestran insatisfacción con los servicios de salud (59 %).
Lo que resulta urgente es dar pasos para entender que un grupo profesional tan importante debe también avanzar en objetivos políticos más altruistas.
Esta no es la imagen que se suele proyectar desde las organizaciones gremiales, que insisten en presentar a los educadores como trabajadores marginales, siempre maltratados, mal pagados y urgidos de reconocimiento social. Si bien esa fue una realidad hace unas décadas, es importante ir reconociendo los avances conseguidos tanto por las luchas sindicales como por la convicción de muchos sectores de la sociedad que saben que sin buenos maestros no es posible tener buena educación.
Lo que resulta urgente es dar pasos para entender que un grupo profesional tan importante debe también avanzar en objetivos políticos más altruistas, que, más allá de las movilizaciones y situaciones coyunturales, consisten en asegurar que los sectores más pobres de la sociedad puedan acceder al conocimiento y a los beneficios que se derivan del cultivo de la ciencia, la tecnología y el juicio crítico sobre los problemas que enfrenta la sociedad en todos los frentes económicos y sociales.
Es en este punto donde la encuesta deja muchas preocupaciones, pues pareciera que hay mucho conformismo con la calidad de la educación en las instituciones, que la mayoría califica como satisfactoria, a pesar de la precariedad que arrojan las evaluaciones. De otra parte, parece que los temas de desarrollo emocional resultan más relevantes en las preocupaciones de los maestros que aquellos que tienen relación con los aspectos cognitivos.
Imposible ahondar en todos los temas de la encuesta, pero lo importante es provocar su estudio y lectura para que quienes se interesan en el desarrollo de una profesión tan valiosa para toda la sociedad puedan respetar y conocer mejor a quienes la ejercen y diseñar las mejores políticas para su apoyo y su formación.