Si la aprobada ley contra el ruido entrara en vigencia de inmediato, el primer multado sería el Gobierno por el ruido propio, de altos decibeles, esta semana, al hundírsele la reforma financiera. "Malditos parlamentarios", gritó Petro. Y como novio entusado, dijo que lo nuestro se acabó. Ahí les dejo su feo retrato y, eso sí, me llevo mi ley de transferencias… Lo multarían también por el ruido nacional ante el nombramiento de Daniel Mendoza, el creador de la serie Matarife, como embajador en Tailandia.
Lo natural, lo conveniente, sería que nuestros embajadores fueran siempre y en todo lugar respetables personajes, hombres y mujeres de carrera diplomática. Pero parece que se nombran más bien a la carrera y no tan diplomáticos.
Un embajador es un miembro de la Selección Colombia en lo cultural y en el conocimiento de la política internacional. Es quien representa al país en el exterior. Así como suena, como decía Beethoven, y debe contar con una hoja de vida intachable, en la que muestre una formación meritoria, no un activista, más conocido por X... Y o Z.
No se puede desconocer que hay personas de valía en el servicio exterior y que trabajan. En Washington, por ejemplo, se preparan Daniel García-Peña y el equipo consular para las medidas de deportación que tome Trump. Yes. Pero lamentablemente en este gobierno, algunos polémicos nombramientos han dejado la impresión de que nuestra diplomacia va en bajada. No vayamos a confundir la misión con la micción, escuché una vez.
¡Ah tiempos aquellos!, decía un viejito viendo un cuerpazo, no digamos diplomático, sino en una playa. Yo recuerdo, entre otros, nombres como los de Alfonso López Pumarejo, Carlos Lozano y Lozano, Germán Arciniegas, Esmeralda Arboleda, Germán Zea Hernández, Augusto Espinosa Valderrama, Enrique Gaviria Liévano, Plinio Apuleyo Mendoza, Fernando Cepeda Ulloa, Guillermo Fernández de Soto, Alfonso Gómez Méndez, Julio Londoño Paredes. Nómina de lujo.
Después de este revuelo, no solo por carácter y de golpe por evitarle al Gobierno un no de Tailandia, Mr. Mendoza, debería dar un paso al costado.
Es que por algo se le llama diplomacia, donde se maneja una terminología de altura, educada y respetuosa. Pero ahora no es raro que algún designado en embajada o consulado resulte con su lado oscuro, con su lado grosero, con su lado desfachatado.
Es casi generalizado el rechazo causado por el nombramiento del señor Daniel Mendoza en Tailandia. Como ahora la tecnología muestra hasta nuestros pensamientos, nuestros gustos y disgustos, a su hoja debida se le agregan unos trinos vulgares que no puedo describir aquí, pues no son aptos para menores de 80 años. Son trinos con evidente contenido sexual, pero sobre todo de violencia contra las niñas. Además de misóginos.
Creo que el presidente Petro, que se pronunció por +57, no los había leído; de lo contrario, no habría dicho: "Como esperan que un gobierno libertario y progresista prohíba el amor". No, Presidente, eso no es amor. Se lo dijo ayer la defensora del Pueblo, Iris Marín, quien rechazó el nombramiento y manifestó que "las actuaciones del señor Mendoza alientan la violencia sexual y de género contra mujeres y, particularmente, contra niñas".
También la Asociación Diplomática y Consular de Colombia manifestó su preocupación y dijo que "ese nombramiento podría tener implicaciones para el servicio exterior". Así mismo, varias mujeres congresistas y de la propia diplomacia, así como asociaciones de mujeres, que inclusive piden al Gobierno de Tailandia que no dé el beneplácito.
¿Y qué dice el canciller? En Bangkok seguramente se pasa "sabroso", pero después de este revuelo, no solo por carácter y de golpe por evitarle al Gobierno un no de Tailandia, Mr. Mendoza, debería dar un paso al costado.
Y a mí no me miren, que no manejo redes y no sé tailandés.