Adelinita Guerrero Covo, la atormentada esposa del nuevo asesor presidencial Armando Benedetti, rectificó lo que tanto ella como su madre, Adelina, vienen denunciando desde julio de este año por redes, e incluso, con denuncias ante las autoridades: que la primera ha sido objeto de varios episodios de violencia doméstica, incluyendo amenazas con un cuchillo. Pues sorprendió que ahora la esposa saliera a culpar a la “carroñería mediática” de las versiones de que fue agredida, lo que, a pesar de haber tantas veces denunciado, ahora niega. La única explicación es que haya de por medio la negociación de un jugoso arreglo económico.
Pero el episodio sí demuestra lo chantajeable que es Gustavo Petro Urrego. Y confirma una vez más que en aquella conversación violenta de Benedetti con Laura Sarabia publicada por ‘Semana’, en la que increpaba a la mano derecha del Presidente por el mal trato que había recibido y la ingratitud después de que “(organicé) 100 reuniones... más de 15.000 millones, es más, si no es por mí no ganan”, es probable que el nuevo asesor tenga mucho más que contar, no solo sobre platas, sino acerca de otras revelaciones de carácter personal. No en vano le dice a Sarabia: “Si ustedes me joden a mí, nos jodemos todos, pero se caen las torres gemelas”.
¿Como qué tipo de revelaciones? Otra frase de Benedetti lo sugiere. En entrevista con Vicky Dávila, textualmente se dice esto: “¿O sea que usted consumía cocaína?”. A. B.: “Sí, y yo le dije (a Sarabia): ah, no, tu jefe no hace un culo, si fuera por eso, qué hace el ‘man’ ahí”.
Es decir que a pesar de todo el daño que después de haber nombrado a Benedetti embajador en Venezuela, luego de haberle reabierto la costosa e inútil embajada de la FAO en Roma y el precio aún más costoso de habérselo vuelto a traer al país ahora en calidad de su alto asesor, provocando el malestar de buena parte de su gabinete, algunos de cuyos incluso le pidieron explicaciones, es probable que Petro les tenga menos miedo a los 15.000 millones que a todo lo que falta por contarse, pero que Benedetti ha amenazado con revelar.
“¿Tú lo que quieres es pelea, hijueputa? ¿Me estás usando? Dale, hijueputa, se acaba el mundo tuyo, el mío y el de todo el mundo (...) el de todo el mundo, hijueputa!”. Y añade: “ Y si tú crees que es un chantaje, es una respuesta a una hijueputada, no es chantaje todavía”.
Todavía, evidentemente, no lo era. Petro tuvo que completar la faena trayendo a Benedetti de regreso para incrustarlo como enlace parlamentario, lo cual obligó al actual ministro Cristo, capaz él solito de hacer todo lo que sea necesario para sacar adelante en el Congreso los propósitos del Gobierno, de decir en un momento dado que él no necesitaba más asesores. Algo que después suavizó asegurando que allá cabían todos.
Es probable que Petro les tenga menos miedo a los 15.000 millones que a todo lo que falta por contarse, pero que Benedetti ha amenazado con revelar.
Este episodio, que obviamente no entenderían ni sus propios ministros ni la opinión, pasará a los anales de los chantajes más escandalosos al presidente de una nación. ¿Qué más que mandarle a decir: “Al tigre hay que dejarle una salida; porque yo soy tigre que, sin salida, de pronto me tiro encima de las personas”?
Mientras esta conversación, prácticamente un monólogo del enloquecido Benedetti, ocurría con Laura Sarabia, esta, extrañamente, le respondía por WhatsApp. Cuando Benedetti amenazaba a Sarabia con que: “Prepárense porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político y no lo hagan para que vean”, ella pacientemente le respondía: “Usted tiene todo el derecho a reclamar su ‘espacio público’ cuando quiera. (...) Se lo digo con todo el amor del mundo y el respeto que todavía le tengo, yo no soy su enemiga, pero si usted cree que he sido un obstáculo, me voy”. Y a pesar de todos los rumores de que sí se iría próximamente de su cargo, ahora parece que ni ella se va y Benedetti regresó a reclamar su espacio político, ante lo cual Petro optó por dárselo en lugar de esperarse a ver qué pasaba. Ahora trabajará codo a codo con Sarabia, en oficinas contiguas, manteniendo en un cofre toda la información que conocen sobre Gustavo Petro, a quien como primer chantajeable de la nación le quedan poco menos de dos años para que por lo menos pase a la historia por esta situación en la que lo pusieron su vida política y su comportamiento personal.
Da risa, pero es trágico. Esa foto en la que aparecen Benedetti y Laura Sarabia mirándose frente a frente, mientras Petro observa desparramado sobre el sillón (seguramente después de haberles puesto sus condiciones para el armisticio) es el único episodio de “paz total” que le ha cuadrado hasta ahora a este gobierno.
Entretanto... Una vergüenza cómo patrullas de la tenebrosa Sebín, en camionetas blindadas y hombres encapuchados portando armas largas, han venido asediando en Caracas la residencia de doña Corina Parisca de Machado, madre de María Corina.
MARÍA ISABEL RUEDA