Only two out of ten people in Colombia would have the English proficiency needed to read and understand this sentence. Con un contundente "nivel de aptitud bajo" que nos ubica en el puesto 74 entre 116 países del mundo, y en el puesto 17 de 21 en Latinoamérica, el reciente English Proficiency Index (EPI) de la empresa Education First, que mide la competencia en inglés en países no angloparlantes, corrobora la inmensa brecha de bilingüismo que tiene Colombia frente al mundo.
Estos resultados no solo afectan la competitividad en sectores clave y de alto potencial de crecimiento para el país, como el turismo y los KPO, sino tienen una correlación directa con el a oportunidades de empleo y emprendimiento, particularmente en los mejor remunerados. Preocupa la desviación de puntuación por departamento, donde únicamente Quindío, Bogotá, Antioquia y Atlántico se encuentran por encima de los 500 puntos, mientras que 12 departamentos (precisamente aquellos con peores indicadores multidimensionales) están en un nivel de aptitud "muy bajo", con puntuaciones inferiores a 450 puntos, profundizando esta problemática.
Aunque este estudio revela una tendencia de "leve mejoría" frente al año anterior (480 puntos vs. 485), no es lo suficientemente acelerada ni acentuada para tener un impacto significativo en los indicadores. Peor aún, revela que los peores resultados se encuentran en las generaciones más jóvenes (18-20 años), quienes presentan un promedio de aptitud "muy bajo".
Este indicador es coherente con los resultados de las pruebas Saber del Icfes. En un análisis presentado por la Fundación Empresarios por la Educación, con base en los resultados de 2023, el 43 % de los graduandos de secundaria en el país tienen niveles A-, el 29 % A1 y el 15 % A2. Es decir, 8 de cada 10 jóvenes en Colombia no cuentan con las competencias necesarias para acceder a un entorno profesional o académico que requiera el manejo básico de habilidades comunicativas funcionales en inglés. Esta situación se agrava en el nivel socioeconómico NSE 1, donde únicamente el 1 % de la población logra alcanzar niveles B1 o B2.
8 de cada 10 jóvenes en el país no cuentan con las competencias necesarias para acceder a un entorno profesional o académico que requiera el manejo básico de habilidades comunicativas funcionales en inglés.
Por su parte, el análisis del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, presentado en abril de 2024, revela que en la última década el inglés es el área de conocimiento con mayores brechas entre zonas rurales y urbanas, con una diferencia de 6,1 puntos. Esto representa una barrera directa para estrategias claves para el desarrollo rural del país, como el turismo comunitario.
Aunque los datos generales son desesperanzadores, hay zonas que están actuando para cambiar esta tendencia, como Quindío y Bogotá, territorios donde hay una política clara y una apuesta estratégica para cerrar las brechas de bilingüismo desde las aulas. Pero ¿qué está haciendo diferente Quindío para ser el departamento con el mejor resultado en el índice EPI de manera consistente? La respuesta es contundente: conscientes de la importancia que tiene saber inglés para temas claves como el turismo, la negociación de productos agrícolas como el café y la generación de empleo BPO (un renglón de la economía de alta demanda de empleo, para call centers), lideran un programa de trabajo en sinergia entre la gobernación, los municipios y el sector académico y productivo, donde "el manejo de la segunda lengua trasciende las aulas, involucrando a los actores y gremios económicos de la región".
Una estrategia que tiene un efecto multiplicador y que se está replicando en el Eje Cafetero a través del Observatorio Bilingüe Regional y cuyos resultados se evidencian en el índice por ciudades, Armenia, Manizales y Pereira son 3 de las 8 ciudades que están por encima de los 500 puntos, con indicadores verdes.
La Ocde ha anunciado que, a partir de 2025, las pruebas Pisa incluirán la evaluación de competencias en inglés, una prueba que está liderada por la Universidad de Cambridge y que busca acelerar la formulación de políticas educativas efectivas, proporcionando las competencias necesarias para la integración y competitividad en la economía global. Esta es una oportunidad sin precedentes para establecer el dominio de una lengua extranjera como una apuesta país.