La ciencia de datos o ‘data science’ es una forma de usar la tecnología para que las empresas reduzcan costos, conozcan más a sus clientes, mejoren los procesos, filtren los productos buenos de los malos y logren otros beneficios.
Lo que pasa es que a veces la ciencia de datos se confunde con el análisis de datos. Este último consiste en conocer cómo están organizados los datos de una empresa, mientras que la primera se basa en poder predecir mejoras en el futuro. El análisis de datos es un paso en la ciencia de datos.
Para que se entienda mejor, la ciencia de datos es una metodología que usa datos, estructurados o no, para poder predecir lo que puede suceder en el futuro. Para aclarar: datos estructurados son los que se consiguen en forma ordenada, y cada uno forma parte de una colección. Por ejemplo, la nómina es una colección de datos en los que cada uno corresponde a un empleado. Los otros no tienen un modelo estructurado ni un orden predefinido, lo que hace difícil analizarlos. Por ejemplo, los datos que se obtienen de los trinos de Twitter son no estructurados.
Si se observa con detenimiento lo que es la ciencia de datos y los beneficios que se pueden obtener, queda sobre el tapete la urgencia para que las empresas que quieran tener un buen futuro la empiecen a usar para poder mirar hacia delante de una forma concisa y benéfica. El Gobierno colombiano también debería empezar a pensar en usarla porque con ella podrá tomar mejores decisiones, las que afectarían al país positivamente. Esto requeriría contratar científicos de datos, crear la entidad que los acoja para su trabajo y empezar a suministrarles los datos que el Gobierno recolecta, que son muchísimos.
Con esto se podrían mejorar las decisiones de todos los ministerios, ya que habría detrás un apoyo de datos, lo que haría no solo que se tomen por el “porque yo sé y creo que sí”, sino por “los datos respaldan la decisión”. Ya es hora de empezar a mirar esto como un proyecto del Estado.
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Cada vez que visito a Cartagena me dan ganas de llorar al ver la cantidad de basura que se bota en las calles, en las alcantarillas –lo que hace que el agua se rebose– y en las zonas verdes. Los andenes de la ciudad vieja dan verdadera pena. Tienen muchos huecos. Llegó el momento de que se les haga un mejoramiento como el que se les hizo a los de alrededor de la muralla. Hasta los turistas me han comentado lo de los huecos.
GUILLERMO SANTOS CALDERÓN