El Petro inalcanzable de comienzo de año, seguido por un pelotón de candidaturas enanas rezagadas, ya es cosa del pasado. Aunque Petro todavía sale adelante en las encuestas de primera vuelta, ya en las principales encuestas divulgadas la semana pasada, para la segunda vuelta se anticipa, si las votaciones fueran hoy, un verdadero voto ‘finish’ entre Fico y Petro.
Más aún. Ya Fico, dentro del margen de error, a punta de su cercanía con la gente, su comunicación desparpajada y precisa, su intenso recorrido por el país, aparece adelante en segunda vuelta en la encuesta de Guarumo.
La conclusión es sencilla y contundente: apareció el gallo. O mejor, le aparecieron los gallos, Fico y Lara, a juzgar por la capacidad inmensa que está demostrando Lara para comunicarse con los electores jóvenes y con los votantes de centro y centroizquierda democrática, como, por ejemplo, aquellos no duquistas que salieron corriendo de donde Petro tras la cacareada adhesión de Timochenko y sus alegres e impunes compadres.
Aunque Petro y Francia también suben en las encuestas, porque es un hecho que a pesar de las deserciones siguen subiendo, mientras su curva de crecimiento se va aplanando la de Fico y Lara es mucho más empinada y el efecto neto es que las distancias entre los dos se van reduciendo, al tiempo que cada vez se les van escapando más a los otros candidatos.
Lo anterior, ojo, no quiere decir que Fico la tenga fácil, ni que tenga nada ganado. Va muy bien, galopando, pero mientras más se aprieta la contienda, más exigentes se vuelven los indecisos y más esquivos los votantes independientes.
De hecho, aunque están atrapados en el remolino de las campañas de dos candidatos fuertes que tiende a anular tercerías y ‘cuarterías’, si vale el término, Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo han seguido con toda dignidad adelantando bonitas campañas. A Rodolfo no le fue mal en el periplo papal, y Sergio acaba de recibir la adhesión de un grupo muy relevante de prestantes intelectuales.
Los equipos de Petro, por su parte, se sienten confiados frente al triunfo. Sus bases populares, consolidadas tras más de media docena de campañas a lo largo de 30 años de incesante actividad política, son firmes, entusiastas, activas. Los petristas de racamandaca aman a Petro, idolatran a Petro, veneran a Petro.
Los equipos de Fico se están consolidando a unas velocidades impresionantes. Saben que esta es una carrera contrarreloj y que las simpatías espontáneas hay que transformarlas en votos urgentes. Que no hay tiempo para perder y que al que quiere colaborar hay que ponerle oficio. Como Fico es un tipo sin maquinarias propias, centenares de miles de personas que le quieren ayudar lo están haciendo por su cuenta, sin visitar un directorio, sin pisar una sede. Convenciendo al vecino, a los amigos de los hijos, a la señora de la panadería o a los amigos del colegio.
Y es que el voto ‘finish’ se dirime así. Primero en el voz a voz. En el entusiasmo del desamarrado de los partidos y los políticos. Y luego se concreta en la batalla que se libra para ganar el sí en la intimidad del tarjetón, en ese momento sublime de la democracia en el que cada uno está solito con su conciencia, desprovisto de todo qué dirán, para ejercer el derecho superior de escoger lo que en su criterio más le sirve a nuestro país.
La gente, mucho más aguda de lo que algunos políticos creen, ya está entendiendo la diferencia entre los programas propuestos. Por lo pronto, hacen bien Fico y Lara en no responder con la misma moneda injurias, ofensas, ataques y amenazas y, por el contrario, insistir en sus mensajes de unión, fraternidad, esperanza y futuro.
P. D. Ojo con la Registraduría.
JUAN LOZANO