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¿Y el hospital de Providencia?

El proceso de reconstrucción de las viviendas destruidas ha avanzado. ¿Pero y qué pasa con el resto?

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Ya algunos lo han hecho: retomar el discurso del presidente Duque del pasado 20 de julio para mostrar que en varios puntos tal vez haya sido excesivo en los elogios a sí mismo y a su gobierno, mientras que la realidad resulta mucho menos halagüeña.
(También le puede interesar: El empleo según Petro)
Se ha señalado, como en lo que atañe a la violencia contra los líderes sociales, más allá de decir que se les ha brindado seguridad, la pura verdad es que los asesinatos siguen dándose en muchos lugares del país.
Se ha dicho que el espejismo de ser el Silicon Valley de América Latina no es más que una forma de evadir penosas realidades como que la verdadera penetración de internet en Colombia apenas supera el 60 por ciento del país, mientras que las empresas con verdadera base tecnológica no son tantas ni tan prósperas, con algunas excepciones.
En este caso, me detendré solo y únicamente en uno de los puntos de la alocución. Aquel que el Presidente dedicó a la isla de Providencia y su proceso de reconstrucción tras el paso del huracán Iota, que a vuelo de pájaro ocurrió hace ya casi un año y nueve meses.
Uno difícilmente podría imaginar que la equidad llega sin salud e, infortunadamente, hoy, tras casi dos años de haberse dado el paso del huracán por el archipiélago, no hay hospital.
“Hoy me enorgullece decir que existe una nueva Providencia. Hemos reconstruido, reparado y construido más de 1.700 viviendas, restablecimos el 100 por ciento del servicio de energía eléctrica y de conectividad, y garantizamos la educación de los niños y niñas que ven en la equidad el norte que guía a Colombia”, dijo el presidente ante el pleno del Congreso. Y la verdad es que no mintió: efectivamente, el proceso de reconstrucción de las viviendas destruidas ha avanzado. ¿Pero y qué pasa con el resto?
Uno difícilmente podría imaginar que la equidad llega sin salud e, infortunadamente, hoy, tras casi dos años de haberse dado el paso del huracán por el archipiélago, no hay hospital. Es más, la construcción del hospital para la isla está lejos de culminarse.
Hoy, a los pacientes que necesitan algún tipo de atención médica en Providencia los deben trasladar a San Andrés, con los costos que ello implica, pues son los mismos pacientes quienes deben conseguir un cupo en los aviones que hacen el recorrido entre las dos islas.
Claramente, no hay servicio de urgencias, ni mucho menos se puede programar algún tipo de cirugía menor. Todo va a San Andrés. Y si hay un centro de atención, en realidad tenemos que hablar de las instalaciones de un SPA (sí, un antiguo SPA para relajación y masajes) que ahora hace de hospital improvisado para los habitantes de una isla que contabiliza cerca de 5.000 habitantes.
Hemos de celebrar, eso sí, que ya el hospital no es uno de campaña que se había instalado en un primer momento con carpas como consultorios. Pero resulta al menos sorprendente que en casi dos años no se haya logrado construir un edificio para servir de centro de salud.
¿Que el proyecto toma tiempo? No lo voy a negar. Todo toma tiempo con el Estado. Pero aquí no estamos hablando de una necesidad superflua o de un capricho para los habitantes de una isla. Es la salud. Aquello que debería ser número uno, junto con los servicios públicos y la vivienda.
Y eso que no hablamos de los refugios antihuracanes. Otra promesa que queda en veremos, no obstante que tras lo ocurrido debería haber sido la primera urgencia.
#PreguntaSuelta: ¿prosperará la iniciativa para legalizar las drogas en Colombia?
JUAN PABLO CALVÁS

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