Los individuos, como los países, necesitamos a veces hacer una pausa y pensar a fondo sobre los temas estratégicos estructurales de más largo plazo que se ignoran o pasan a segundo plano por las urgencias del día a día. La Unión Europea (UE) le encargó a un distinguido economista -exgobernador del Banco de Italia y del Banco Central Europeo y exprimer Ministro, Mario Draghi- examinar las causas estructurales del bajo crecimiento de las economías europeas en las últimas dos décadas y la creciente brecha en términos del ingreso real disponible de los ciudadanos de ese continente frente a los Estados Unidos (E.E. U.U.), cuando por décadas dicho ingreso ha crecido dos veces más rápido en el segundo frente a la UE (Ver, 'The Future of European Competitiveness - A competitiveness strategy for Europe'. EU, Septiembre, 2024). ¿Qué está detrás de ello?
La explicación reside sobre todo en factores internos de la UE, pero también en los cambios recientes en el enfoque de la política económica de los Estados Unidos y en la amenaza que representa para todos la competencia desleal de las empresas chinas con los subsidios y el apoyo estatal. Esto último puede llevar a que se le imposibilite a la UE mantener su modelo de bienestar (welfare), cumplir con sus ambiciosas metas ambientales, y aún mantener su libertad (Ver 'Mario Draghi Outlines his plan to make Europe more competitive'. The Economist, Septiembre 9, 2024). El cambio de rumbo propuesto no será posible sin una mayor cooperación, coordinación y financiamiento adicional de las inversiones necesarias del orden de los 800 billones de euros por año o el 5 por ciento del PIB de la UE.
El contexto en el que esta aceleración de la inversión se debe dar no podría ser peor, ya que la UE presenta un rápido envejecimiento de su población, una guerra ad portas en Ucrania (con el shock energético severo resultado de las sanciones a Rusia), altos niveles de endeudamiento público (del orden del 80-100 por ciento del PIB en Francia y Alemania), elevados déficits fiscales (5-7 por ciento del PIB), enormes desafíos geopolíticos (por el conflicto comercial y político E.E. U.U.-China), la carencia de grandes empresas de tecnología, un mercado interno aún fragmentado entre los 27 países de la Unión, además de un esquema de gobernanza extremadamente complejo, con un renacer de los nacionalismos de derecha. Como lo indica Draghi, "hasta ahora la reducción del crecimiento se había visto como algo inconveniente, pero no como una calamidad". Ahora la situación es más seria, realmente existencial, cuando los fundamentos bajo los cuales se construyó el éxito económico de la UE se tambalean.
Draghi propone transformar estos desafíos en oportunidades, en particular la descarbonización y digitalización de las economías, y las nuevas demandas de salud de una población más vieja y la necesidad de rearmarse para enfrentar la amenaza rusa. La política económica debe orientarse a acelerar la inversión y, sobre todo, las innovaciones tecnológicas en las que las ideas y descubrimientos de las investigaciones deben llevar a aplicaciones comerciales, mayor productividad en manos de empresas que logren suficiente escala para enfrentar la competencia externa. Las tres áreas para acciones prioritarias son: (1) cómo cerrar la brecha de innovación con los Estados Unidos y China; (2) continuar con la descarbonización y acelerar la competitividad; y (3) buscar mayor seguridad y reducción de la dependencia externa de la UE.
En el ocaso de esta (desastrosa) istración en Colombia, se necesita establecer una comisión técnica o designar algún reconocido economista para hacer un estudio "a la Draghi".
En una nota corta no es posible reflejar toda la riqueza de información y análisis del Informe, que va más allá de los temas puramente económicos, examinando las acciones necesarias para implementar una "política económica externa" seria por parte de la Unión, para enfrentar, con medidas políticas, comerciales y diplomáticas, la defensa de la UE en un ambiente internacional mucho más competitivo y hostil.
Dentro de los interesantísimos capítulos del Informe, se destaca la importancia del sector energético y el hecho de que las empresas europeas pagan entre 2 y 3 veces mayores precios por la electricidad y pagan entre 4 y 5 veces más por el gas que en los E.E. U.U., dado que Europa (sin Rusia) es muy pobre en recursos naturales.
Asimismo, Draghi presta mucha atención a cómo fortalecer la gobernabilidad de la UE y al gran desafío de cómo movilizar los cuantiosos recursos (5 % del PIB colectivo por año) que serán necesarios para revertir la caída de la inversión. En este nuevo mundo que plantea Draghi, la coordinación y cooperación entre los sectores público y privado juega un papel crítico para cerrar la brecha de innovación y competitividad, dejando atrás las ideas perniciosas de los que quieren resolver los problemas con más centralización de las decisiones y estatización de las economías (como lo proponen el pernicioso y fracasado "socialismo del Siglo XXI").
El análisis de los sectores automotriz y de defensa también presenta las consecuencias de haberse quedado atrás en el cambio tecnológico (incluyendo la revolución de los vehículos eléctricos y la llegada de la IA) y el costo que tiene la fragmentación del poder de mercado que se tendría en un verdadero mercado común con la escala de la UE.
Para concluir, quiero sugerir que en el ocaso de esta (desastrosa) istración en Colombia, se necesita establecer una comisión técnica o designar algún reconocido economista para hacer un estudio "a la Draghi", con recomendaciones de política económica dirigidas a enfrentar la situación de stagflation por la que atraviesa el país, con un bajísimo crecimiento, inflación todavía relativamente alta, una precaria situación fiscal y de balanza de pagos. Creo que se deben repensar muchos temas y buscar un nuevo rumbo de mayor crecimiento con equidad y reducción de la pobreza excesiva que enfrentamos. Hay que examinar los temas estructurales globales y sectoriales que traigan ideas frescas e innovadoras para salir del estancamiento en que está el país. ¿Será el Congreso quien tome esta bandera? ¡Ojalá así sea!