‘La vorágine’, una novela clásica hispanoamericana

En abril de 1924, la novela La vorágine fue publicada en Bogotá por la editorial Cromos. Después de un periplo incesante por la Orinoquia y el Amazonas, el escritor huilense arribó a la ciudad de Sogamoso ardido en fiebres, y allí escribió una de las mejores novelas hispanoamericanas.

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La obra es un viaje a las entrañas de la selva colombiana. Es un viaje infernal que denuncia la crueldad del hombre sobre la naturaleza y la naturaleza humana.

En La vorágine, la selva no solo está ligada a la muerte, sino también al infierno. La novela de Rivera es la obra dantesca de la literatura hispanoamericana.

El viaje de Arturo Cova es comparable al periplo que realizó Dante en el infierno; con la diferencia de que mientras este último va acompañado del poeta Virgilio y sube al cielo ayudado por Beatriz, Cova no tiene a nadie, pierde a Alicia por su secuestro y se lo traga la selva.

Cova es el viajero infernal. Es una figura de la ausencia, truncada, que ante el espectáculo salvaje que han generado los explotadores del caucho, desaparece en la espesura del Amazonas.

Esta visión ominosa de la selva viene de la literatura homérica y virgiliana cuando sus héroes pasaban una temporada en infierno. Luego, el escritor florentino la continúa en su clásica novela La divina comedia, y se cierra con Joseph Conrad, a finales del siglo XIX, con su exquisita obra El corazón de las tinieblas.

Es, justamente, José Eustasio Rivera quien pone de nuevo la discusión sobre los colonialismos tardíos, en el siglo XX.

La vorágine representa aquellos lugares oscuros que aún quedan en el mundo, como un lastre.

Si a finales del siglo antepasado, Conrad denunció las atrocidades que se hacían en el Congo con el tráfico del marfil extraído de los elefantes, Rivera denuncia los atropellos de la Casa Arana y los colonos que devastaron la selva amazónica, exterminando a muchas tribus aborígenes.

Hoy, a los cien años de la publicación de La vorágine, podemos decir que el Amazonas no ha cambiado mucho. La explotación del caucho cesó, pero se ha dado paso a la producción de hoja de coca con fines narcóticos; la instalación clandestina de laboratorios de cocaína, la tala de árboles y la explotación minera que acaba con el paisaje y destruye los ríos.

En una época donde el calentamiento global amenaza a la humanidad es urgente la defensa y protección de la selva. En especial, el Amazonas, que es uno de los pulmones más biodiversos del planeta.

Tenemos que cambiar aquella imagen ominosa de la selva y redescubrirla como un hábitat de vida y progreso para la especia humana, vegetal y animal.

Nota bene: A los lectores interesados en leer La vorágine, les recomiendo la edición de la Universidad de los Andes realizada por Margarita Serje y Erna von der Walde, y la edición del Grupo Editorial Sial Pigmalión hecha por Basilio Rodríguez Cañada y prologada por Rodrigo Argüello. Las dos ediciones estarán en la Feria Internacional del libro de Bogotá (Filbo), que abrirá sus puertas del 17 de abril al 2 de mayo.