Los grandes conversadores generan recuerdos memorables. Evoco los encuentros periodísticos con el expresidente Belisario Betancur, recordando a la maestra que cuando pequeño lo inspiró en las tierras de Amagá. Un día cualquiera en el que él, inquieto, aprendiendo en el formato de Escuela Nueva, que le permitía escuchar y absorber sus materias y al tiempo las de sus compañeros mayores, realizó una pregunta que ella pensó y respondió con el equivalente a un “no sé, voy a investigar”. Esa palabra, investigar, le hizo entender que su ídolo no lo sabía todo pero que había un lugar donde siempre podría ir para adquirir respuestas y satisfacer su mente curiosa. Desde allí, el mundo estaba bajo sus manos. Y era infinito. Siempre agradeció ese día.
Las enciclopedias de entonces hoy son un bello elemento pero lejano que ventilado conserva el delicioso olor del papel impreso o, el no tan grato, de la humedad de los objetos guardados. El tiempo pasa. El crecimiento exponencial y veloz de la tecnología exige en la actualidad procesos personales disciplinados y metodológicos constantes para aquel que quiera estar actualizado y ser competitivo. Aprender, desaprender y reaprender. La vida entera se ha convertido en actividades de autoeducación en conocimientos y habilidades para enfrentar cada nueva evolución digital.
En ese contexto, la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) entrega a Colombia un dato preocupante. El país presenta el peor desempeño en el área de pensamiento creativo en las pruebas más recientes de Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos). Noticia en una semana donde los niños de colegios públicos tienden a estar sin clase porque los maestros afiliados al movimiento sindical por medio de Fecode (la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación) se encuentran en paro, consecuencia de sus desacuerdos con el Gobierno.
El ejercicio Pisa 2025, bajo el nombre Aprendizaje en el Mundo Digital, explica la organización que se centra en dos competencias que son esenciales para aprender con tecnologías: en primer lugar, el aprendizaje autorregulado, que se refiere al seguimiento y control de los procesos metacognitivos, cognitivos, conductuales, motivacionales y afectivos durante el aprendizaje. Y, en segundo lugar, prácticas de investigación computacional y científica, que se refieren a la capacidad de utilizar herramientas digitales para explorar sistemas, representar ideas y resolver problemas con lógica computacional.
¿Por qué la importancia? El pensamiento creativo esta relacionado con la capacidad de resolver problemas de manera original y valiosa. Fundamental. A ninguna sociedad sensata le interesa una juventud débil en semejantes características. Recordemos, además, que un problema frecuente, ya resuelto, deja de serlo y por lo tanto no es un estímulo a la inteligencia. Es indispensable someter al individuo permanentemente a nuevos retos y experiencias para potencializar la materia gris del cerebro.
Ser un ciudadano global competitivo significa poseer las habilidades para actuar con autonomía, explorar el mundo y tener ingenioso a todas las oportunidades contemporáneas y estas, en muchos casos, implican tecnología. Los jóvenes requieren ser entrenados en herramientas que les permitan volar y acceder al mundo de una manera inteligente, en lugar de caer en situaciones de analfabetismo digital y pereza comportamental que los lleven a un aumento de brechas e inequidad. Los problemas creativos deberían ser temas de fascinación. ¿No es la constante de la vida misma?
La deficiente calificación de desempeño en pensamiento creativo de los jóvenes colombianos en las pruebas Pisa es un tema que merece atención del Gobierno, que debe velar por el desarrollo de la sociedad y su capacidad sostenible de innovar.
MARTHA ORTIZ