En la larga lista de exfuncionarios decepcionados del Gobierno, hay uno que llama la atención porque, tras haber ocupado un cargo de la mayor responsabilidad, y de mucha cercanía al Presidente, ahora se dedica a lanzarle dardos crípticos a su exjefe. Hablo del excanciller Álvaro Leyva, que viene publicando extraños mensajes en X precedidos de una fórmula solemne: “Ciudadanas, ciudadanos”, dos puntos. Y se despacha.
El primero fue el 17 de diciembre. “Llegó la hora de sincerarnos”, dijo ese día. “Hora de preguntarnos si se está tocando fondo”.
Más adelante, el 30 de enero, tras la crisis de 24 horas con EE. UU. por el caso de los deportados que Petro no quiso recibir, Leyva se pregunta si aquella jornada había sido un “día fatídico para Colombia”. Todo fue “una desafortunada obra de teatro con elenco de segunda” (o “de tercera”), dice. Y lanza un interrogante: “¿Será el anticipo de algo más de fondo para lo cual los colombianos nos debemos preparar?”.
Días después, agrega que alguien de ese “elenco de segunda” había “ascendido a las máximas alturas del Estado”. “En un momento dado me acerqué al abismo de su alma. Allí asustan. ¿Ascendió porque conoce demasiados secretos non santos [SIC]de hechos de los cuales hizo parte y lo está cobrando?”. No dice el nombre de la persona, pero la opinión pública lo interpretó como una referencia velada a la hoy canciller, Laura Sarabia, o al hoy ministro del Interior, Armando Benedetti. Luego añade, enigmáticamente: “afuera lo saben” (¿Afuera dónde? ¿Qué saben?). Y remata de nuevo con la pregunta: “¿Será el anticipo de algo más de fondo para lo cual los colombianos nos debemos preparar?”.
Al día siguiente del caótico consejo televisado de ministros, dice: “Se respira un estado de descomposición”. La nueva canciller (Sarabia) “carece de... condiciones íntimas personales”. Y nuevamente: “¿Será el anticipo de algo más de fondo para lo cual los colombianos nos debemos preparar?”.
Unos días después: “¿Será que el señor doctor Petro se encuentra en una muy única condición personal que no le permite evadir el arrinconamiento (¿retención?), al que lo han llevado la referida fulana y el perengano aquel por situaciones por ellos conocidas?”. Y vuelve a hacer la pregunta de marras.
En un momento dado me acerqué al abismo de su alma. Allí asustan. ¿Ascendió porque conoce demasiados secretos non santos [SIC]de hechos de los cuales hizo parte y lo está cobrando?
Pasan tres semanas y publica un nuevo trino: “¡Degradación! Degradación es lo que claramente se percibe... ¡Degradación!... [¿] llegó la hora de dejar de lado los falsos mutismos? Así lo creo... ¿Llegó el momento del no ocultamiento?”.
Por quinta vez, cierra con la pregunta.
El 3 de marzo vuelve a lanzar el interrogante. El 24, en un trino sobre la paz total, que da por fracasada, no lo incluye.
Y el 1.º de abril escribe su mensaje más críptico. Habla de los “efectos dañinos de los estupefacientes y el alcohol” en la “cima del Estado”. Dice que hay que dejar de lado la “prudente ocultación de la verdad” en aras del “bien común”, ya que “está por venir” algo “bien complicado”. Y menciona su rol en la liberación de Álvaro Gómez Hurtado, secuestrado por el M-19 en 1988. Gómez agradeció que Leyva hubiera ejercido la diplomacia “en el más difícil de los terrenos” a fin de lograr su libertad.
¿Qué quiere decir Leyva, entonces, cuando cierra el trino preguntándose si Colombia debe acudir hoy nuevamente al “ejercicio de la diplomacia en el más difícil de los terrenos”? ¿Insinúa que el Presidente está literal o metafóricamente secuestrado? ¿O se refiere a eso “bien complicado” que viene en camino?
Doctor Leyva: usted es un hombre de Estado y, como tal, sabe que las cuestiones de Estado no se pueden manejar como si fueran un juego de adivinanzas. Deje las indirectas y más bien cuéntele al país qué es lo que sabe. Y díganos: ¿cuál es ese asunto “de fondo” para el que los colombianos debemos estar preparados?
THIERRY WAYS
En X: @tways