Emprendimientos sociales, un modelo de negocio necesario

Hace poco visité un sitio muy especial con una ubicación maravillosa y privilegiada en el Pacífico colombiano, donde opera un emprendimiento de turismo sostenible nacido en 2005 por motivación de un grupo de personas de tomar posición activa y buscar soluciones frente a los infortunados impactos que se generaban en la biodiversidad de la zona. Este tipo de negocio hace parte de los denominados emprendimientos de impacto o sociales, los cuales nacen para solucionar grandes problemas sociales, culturales y ambientales del mundo, pero con el desafío que representa constituirse y mantenerse como una empresa rentable.

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Como este emprendimiento, según la organización Recon1, en Colombia existen alrededor de 420 y su importancia para el desarrollo del país es clara, en gran medida por las problemáticas que buscan solucionar, por los grupos de interés que pretenden impactar y por el tipo de modelo económico (más inclusivo) que buscan apalancar. Según cifras de la misma organización, el 83,3 % de los emprendedores sociales se enfocan en generar impacto social positivo; el 31,1 %, impacto ambiental positivo, y el 19,3 %, desarrollo económico. Además, las mujeres representan el 45,3 % de los emprendedores sociales.

La importancia de estos emprendimientos no solo es fundamental para el país, sino también para lograr cambios que necesita el mundo. Según el Foro Económico Mundial, la fabricación de productos verdes es decisiva para un futuro bajo en carbono, pues requiere menos recursos y energía y refuerza el camino para una economía global circular2. Dados los retos que tienen las grandes compañías para transformar sus procesos, los emprendimientos creados bajo una ‘visión verde’ se convierten en una alternativa que debemos aprovechar y proteger.

En mayo del año pasado fue aprobada en Colombia la Ley de emprendimiento social, un proyecto que visibiliza la labor de estos modelos de negocio y que busca protegerlos, fortalecerlos, fomentarlos, entre otros. Sin lugar a duda, este es un gran avance para el fortalecimiento del ecosistema de impacto en el país, pero para que este modelo sea sostenible necesita involucramiento de diferentes actores de la sociedad. Por un lado, para seguir fortaleciendo el ecosistema a través de acompañamiento técnico en materias legal, comercial, financiera, etc. Por otro lado, para ofrecer financiamiento a través de crédito o inversión; para involucrar las soluciones de estos emprendimientos dentro de la cadena de valor de las organizaciones y, finalmente, para seguir motivando cambios en los modelos de consumo, por un consumo más consciente en cuanto al uso, el impacto y la reutilización de los recursos.

He tenido la oportunidad de escuchar y conectar con las inspiradoras historias de diversos grupos de emprendedores de impacto y celebro su creatividad, su capacidad de innovar, su resiliencia y su convicción por buscar soluciones verdaderas y sostenibles a grandes desafíos sociales, culturales y ambientales que tenemos en el país. A hoy, podemos decir que el ecosistema ha avanzado en materia legislativa, en innovación y en el reconocimiento de su labor; sin embargo, para seguir avanzando, este ecosistema necesita de todos. Desde nuestro rol ¿cómo podemos contribuir a que el impacto de estos emprendimientos se siga materializando y nos siga beneficiando?

CATALINA MORALES LLANOS

Vicepresidenta de Responsabilidad Social Empresarial de Credicorp Capital Colombia.