Poco a poco ha venido mejorando el nivel de los embalses que surten de agua a Bogotá y la región. Hace un año, el panorama era totalmente distinto, la ciudad comenzaba a transitar por el inesperado camino del racionamiento obligatorio y una intensa campaña de ahorro del líquido que por fortuna llegó a su fin.
Los principales embalses están en modo ascendente: Neusa (91,3 %), El Sisga (58,6 %) y Tominé (40,6 %) hacen parte del agregado norte, que en promedio registra un nivel del 48,3 %. Chisacá (100,2 %) y La Regadera (118,7 %), del agregado sur, se encuentran en un 106 % en promedio, mientras que Chuza (42,7 %) y San Rafael (61,4 %) mantienen al sistema Chingaza en un 47,12 %, según el más reciente reporte de la CAR.
Son buenas noticias y espantan el temor de nuevas alertas. El régimen de lluvias se ha intensificado y ello ha contribuido a que las cosas vuelvan a la normalidad, si bien no hay que confiarse por aquello que los expertos llaman la variabilidad climática, que genera incertidumbre por lo que pueda suceder con los ciclos de la naturaleza. Y a ello se suma el cambio climático, que sigue siendo una tragedia a nivel global, según recientes reportes.
El régimen de lluvias se ha intensificado y ello ha contribuido a que las cosas vuelvan a la normalidad
Hay que aprovechar la época de lluvias para aplicar lecciones que nos dejó el intenso verano. La más importante es que se requieren medidas alternas para proteger y garantizar el suministro de agua. No basta con el ahorro, que pareciera ser la parte fácil, se necesitan políticas encaminadas a proteger los recursos naturales, como la Amazonia, sin la cual no hay posibilidad de obtener el líquido para buena parte de la humanidad.
Hay que aprovechar el agua lluvia para su almacenamiento y disposición, no se pueden seguir permitiendo ni el despilfarro ni los daños estructurales en las redes de servicio, reciclar y una cultura en torno al tema resultan claves. Los embalses mejoran, sí, pero lastimosamente no está resuelta una estrategia de largo aliento que nos aleje de futuras emergencias.
EDITORIAL