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Los roces de Petro en A. Latina no afectan integración: Laura Gil
Laura Gil habla de las discusiones del Presidente y del avance de la ‘política exterior feminista’.
La viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, Laura Gil. Foto: Cancillería
La viceministra de Asuntos Multilaterales, Laura Gil, pronto dejará su cargo. EL TIEMPO conoció que sus diferencias respecto al manejo de la Cancillería en cabeza del ministro Álvaro Leyva han hecho insostenible su permanencia allí. Sin embargo, no se iría del Gobierno porque le ofrecieron la embajada de Viena. Por ahora, dice que no se va a referir al tema, pero en diálogo con este diario contó detalles de su gestión.
Sabemos que pronto se irá de la Cancillería. ¿Qué pasó?
Todo gobierno tiene derecho, a los seis meses, de reacomodar sus fichas o prescindir de ellas. Estaré hasta donde le pueda servir al cambio.
¿Se alejaría del Gobierno para volver al análisis?
Siempre volvería. A veces quisiera hablar un poco más de lo que hablo, pero ya habrá tiempo. Tendré muchas cosas para contar cuando salga de lo que ha sido este paso por la función gubernamental.
¿Se va en tenis a la Cancillería? Porque hace poco salió un código de vestuario que levantó polémica…
Sí, varias veces he roto el código que se había propuesto. También me maquillo fuerte. Creo en el libre desarrollo de la personalidad.
Usted le agregó la palabra ‘feminista’ a la política exterior de Colombia. ¿Cómo va eso?
Esto no es una apuesta personal, es del presidente Petro, del canciller Álvaro Leyva. En este sentido, el programa detallado de política exterior de la campaña de Petro tenía un acápite sobre política exterior feminista. Yo llego a ponerla en marcha porque, como dice el Presidente, el cambio es para y con las mujeres. Tenemos unas brechas de desigualdades estructurales. Creemos que con una política exterior feminista podemos arrastrar, incentivar, motivar a los demás ministerios a que le pongan un enfoque de género a sus políticas públicas.
¿Y sí ha tenido acogida?
Sí. Hay compromiso y voluntad política. Hemos dado instrucciones a embajadas y misiones sobre la transversalización de un lenguaje que está bajo ataque por grupos antiderechos. Hay un acuerdo de cierto lenguaje que vamos a defender en todos los escenarios multilaterales, eso es un avance.
Se habla de que el cambio es con las mujeres, pero en el equipo de embajadores las mujeres no alcanzan a ser ni la mitad…
Es evidente que eso nos afecta. Una política exterior feminista tiene que ponerse como meta la paridad, pero el tema es qué viene primero: ¿el huevo o la gallina? Si para lanzar una política exterior feminista esperamos a tener la paridad en una Cancillería donde todavía hay una cultura patriarcal fuerte, no hacemos nada. Es verdad que la paridad es una deuda en el servicio exterior, pero nos estamos dando a nosotras mismas las herramientas para ser más fuertes en el reclamo, más sólidas en la incidencia y provocar los cambios que necesitamos.
Ha habido nombramientos polémicos, como el del embajador en México. ¿Qué opina de eso?
Yo no me entero de los nombramientos, ni mucho menos de quien filtra. Creo en esa máxima de que cada loro en su estaca.
Cuando se dio la apertura del puente Tienditas, el presidente Maduro insinuó que la migración de su país se ha dado como consecuencia del bloqueo de Estados Unidos. ¿Colombia comparte esa posición?
No puedo responder por una relación bilateral que no está en mi portafolio, pero lo que sí está en este portafolio es el tema de las sanciones. La posición de Colombia ha sido una en la cual se sabe que cada vez hay más consenso en que las sanciones generalizadas lo único que hacen es impedir el desarrollo de los pueblos. Cuando hay que sancionar, se hace a personas específicas, pero no en general a Estados para que después termine pagando su gente, eso ya prácticamente ha sido consensuado a nivel internacional. Pero en términos de bloqueo, por ejemplo, Colombia volvió a su posición tradicional de condenar el bloqueo económico a Cuba.
Y hablando de Cuba, ¿por qué tanta cercanía con ellos?
En la reunión de la Celac, el Canciller dio discurso sobre Cuba y pidió que este país fuera sacado de la lista de Estados terroristas porque finalmente Colombia fue la que tuvo algo de incidencia para que la isla fuera introducida allí. Así que este acercamiento, como lo dice el canciller Leyva, es una respuesta a la deuda enorme que tenemos con ellos por su acompañamiento en el tema de paz. Hay algo de reparación, por eso desde este Viceministerio hemos apoyado intercambios culturales. Ahora en la reciente Feria del Libro en Cuba, Colombia tuvo una presencia muy destacada. Este Gobierno ha hecho una apuesta por un nuevo relacionamiento de Colombia con el Caribe. Es un esfuerzo además del Canciller, de la vicepresidenta Francia Márquez.
El canciller Álvaro Leyva durante su intervención en la Asamblea General 52 de la OEA. Foto:OEA
¿Cómo ve las peleas que ha tenido Petro con el presidente de El Salvador y la reacción de Perú a sus declaraciones?
Perú es miembro con nosotros de la Alianza del Pacífico y de la Comunidad Andina. En términos de nuestra relación quisiera destacar la fortaleza de estos escenarios que siguen trabajando más allá de las dificultades que podría haber a niveles bilaterales. A nosotros, desde el Viceministerio, no nos ha afectado tanto. Cuando hay dificultades con el diálogo político, lo comercial sigue en marcha y eso es una muy buena señal. Estas apuestas siguen en marcha, vivitas y coleando.
¿Es decir que estos roces del Presidente con algunos países no los afectan en la agenda de política exterior?
La apuesta de inserción en América Latina no solo es eso, se trata de crear un bloque que pueda hablar con una voz mucho más potente hacia el resto del mundo. Esto puede superar los pequeños inconvenientes que haya a nivel bilateral, pero cuando hay una convocatoria de que como región hablemos, creo que los países la están acogiendo. Se vienen tres cumbres grandes: la cumbre de migración en México; la cumbre de drogas en Colombia, y la cumbre de la Amazonía. Después de estas vamos a poder ver hasta dónde podemos ir como región en temas fundamentales de la agenda internacional.
¿Pero esos cruces del presidente Petro no alteran el preámbulo de dichas cumbres?
Yo creo que eso no va a afectar en gran medida el diálogo regional que Colombia está buscando.
Hay sectores que critican las posiciones de Colombia. Se condena a Nicaragua, pero se le ve un poco menos duro con Venezuela, por ejemplo…
Este es un Gobierno comprometido con los derechos humanos, no tengo la menor duda
Este es un Gobierno comprometido con los derechos humanos, no tengo la menor duda. En Venezuela la voz del presidente Gustavo Petro siempre ha sido en pro de los derechos humanos, pero ¿qué está haciendo en Venezuela? Pidiéndoles que vuelvan al Sistema Interamericano, pidiéndoles que fortalezcan la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Venezuela, está hablando con ellos para lograr el cambio en beneficio del goce de los derechos humanos. En Nicaragua es muy difícil la conversación, porque les recuerdo que Colombia intentó un diálogo humanitario y no lo logró. Pero, además, Nicaragua es el país que nos ha llevado a la Corte Internacional de Justicia, entonces es diferente el tipo de diálogo que podemos llevar ahí. Eso no quiere decir que nosotros usemos una vara diferente. Colombia siempre estará a favor de la defensa de los derechos humanos.
Usted ha liderado la cruzada por recuperar cientos de piezas precolombinas. ¿De dónde surgió eso?
El país lleva varios gobiernos tratando de recuperarlas. Con el expresidente Juan Manuel Santos recuerdo una repatriación de 600 piezas. Nosotros, que llevamos solo seis meses, le pusimos el acelerador a la recuperación del patrimonio arqueológico colombiano y ya llevamos 531. El presidente Petro está absolutamente decidido a traer la colección Quimbaya a Colombia. Nos ha pedido que negociemos con España. Estamos hablando de eso en los mejores términos. Adicionalmente, hemos mandado instrucciones a todas las embajadas y misiones para que estén atentos a la subastas, porque muchas de las piezas que salieron de aquí ilícitamente son subastadas. Una casa de subastas nos acaba de entregar dos en Madrid. También acaban de entregar una pieza de la cultura Chimil enorme en Suiza.
Hay tres mecanismos: el primero es la incautación. Según la UNESCO, el tráfico ilícito de patrimonio podría ser el tercer negocio ilícito del mundo después de narcotráfico y tráfico de armas. El segundo son las reclamaciones, es ahí cuando nosotros vamos y decimos que alguna pieza nuestra la queremos de vuelta. Podemos negociar, como lo estamos haciendo con Alemania para el retorno de las máscaras Kogui del Museo Etnográfico de Berlín o reclamaciones que llegan a una fase legal, como lo estamos haciendo con el museo de arte latinoamericano de Buenos Aires, donde hay 400 piezas nuestras. Estamos contratando abogados para hacer la reclamación. La tercera, y que cada vez aumenta más, es la devolución voluntaria. La gente se acerca y nos dice: esto les pertenece. Ahí tengo una anécdota maravillosa. Hay una carita divina que me tocó traer de Londres. Era de un pastor que se acercó a la embajada de Colombia en Londres diciendo: “Yo le daba clases a un chico y los papás me pagaron con esta pieza”. Así estamos recuperando parte de nuestro patrimonio.
¿Y cuál es el objetivo de esto?
Esto es una dinámica mundial de que el patrimonio debe estar donde nació. Nosotros acá nos estamos dejando guiar por los pueblos autóctonos. Esto de las máscaras Kogui es un reclamo del pueblo Kogui, las recibiremos y se las entregaremos. Es una apuesta de construcción de identidad nacional.
Los migrantes dicen que la atención hacia ellos ha desmejorado. ¿Qué pasa?
Nuestro compromiso con los migrantes sigue siendo igual de fuerte: si en el gobierno anterior el desafío era cómo regularizar a la gente, en el nuestro el desafío realmente es cómo la integramos. Para eso se requiere salirnos de un enfoque asistencialista para pasar a uno de desarrollo y ver la migración como una oportunidad. Con el equipo de Migración hemos acordado que esta tiene que tener un enfoque de derechos humanos, particularmente es importante para nosotros saber cómo vamos a tratar el tema de la migración irregular, sobre todo la circulación hacia el norte pasando por el Tapón del Darién. Nos han pedido que paremos ese paso y para nosotros es prácticamente imposible tomar medidas represivas ahí, pero dicho esto nos toca hacer cosas. Nos toca tratar de impedir que la gente arriesgue su vida. Estamos discutiendo con Migración qué medidas se van a tomar ahí.
¿Se va a crear el ‘Viceministerio de Fronteras y Migración’?
Esa es una apuesta del Canciller Leyva. Él lo planteó en una reunión en Nariño y quiere que este viceministerio cubra tanto los temas migratorios como el desarrollo integral de la frontera de Colombia. Hay una mesa de trabajo en la Cancillería para la discusión de una reforma para acoger al Viceministerio, una deuda desde hace años.