“Quiero informarle a Colombia y a la comunidad internacional que a partir de hoy llevaremos el nombre de Comunes, porque somos un partido de gente del común trabajando por un país justo y con bienestar para la gente del común”, dijo en las últimas horas el presidente de esa fuerza política, Rodrigo Londoño Echeverri.
La organización busca así echar tierra a un pasado que para la mayoría de colombianos está asociado a la violencia. No es marginal el siguiente dato. El partido político Fuerza Alternativa Revolucionarias del Común, surgido tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016 obtuvo 85.134 votos en las primeras elecciones en las que participó, en 2018, es decir menos del 1 por ciento de la votación total para Senado y Cámara.
Con la mirada puesta en el 2022, la colectividad quiere abrirse espacio en otros escenarios distintos a la natural militancia. ¿Lo logrará? Luis Eduardo Celis, un dedicado estudioso del conflicto armado y sus consecuencias, es optimista.
“El cambio de nombre a Comunes es una muy buena decisión, simboliza a la gente que no ha sido parte de la tradición política que ha liderado esta sociedad en más de dos siglos, Comunes como agrupación política puede sintonizarse con unas fuerzas de cambios que viene creciendo en Colombia”.
Jairo Libreros, experto en conflicto armado y comunicación política, saluda esta decisión aunque cree que no es suficiente. “Pasar de Farc a Comunes es una rectificación simbólica que les permite buscar un nuevo rumbo electoral sin la carga pesada de un nombre que generaba rechazos por lo que históricamente representa: violencia, confrontación y muerte”, dice.
“Sin embargo, la tarea no está completa. Si Comunes quiere consolidarse como colectividad política en la consciencia de los colombianos debe honrar los compromisos pactados en el Acuerdo de Paz del Teatro Colón, esto es, contar la verdad sin dilaciones, cumplir las decisiones transicionales de la JEP y reparar a todas las víctimas”, analiza.
Londoño Echeverri, conocido en su época de guerrillero como 'Timochenko', acepta que haber mantenido el nombre de Farc no fue rentable políticamente. “La práctica, la realidad, demostró que no fue lo más acertado”, dice.
Ahora, sin embargo, pide poner la mirada hacia delante. Para ello, la colectividad propone 14 puntos al país. Se trata de lo que ellos llaman Plataforma de Paz y Justicia Social para la Nueva Colombia. Con estos buscan tender puentes con otras organizaciones de izquierda para enfrentar los retos electorales de este 2022.
En este sentido, Comunes se ofrece a trabajar para que en el país nunca más se vuelva a hacer política con armas, sin duda, el que ha sido uno de los fenómenos más nocivos en la historia del país.
"Celebración de un Pacto Político Nacional, integral, multisectorial, participativo y democrático que excluya para siempre la violencia y las armas de la política colombiana. Dicho Pacto deberá ser promovido desde los municipios, departamentos y a nivel nacional, en particular en los territorios más afectados", proponen.
“Tenemos algo perfectamente claro: la única alternativa de solución para los graves problemas que agobian al país es el ejercicio político. Un congreso y un nuevo gobierno enemigos de la paz y la reconciliación serían un desastre para Colombia. Hay que impedirlo”, le dijo Londoño a EL TIEMPO.
“Necesitamos un parlamento y un ejecutivo que trabajen por la implementación de los acuerdos de La Habana. Es lo único que puede garantizarnos la democracia, las libertades, la vida y las plenas garantías para la reincorporación”, argumentó.
En línea con este pensamiento, Comunes se trazó esta hoja de ruta con los 14 puntos que son los siguientes:
1. Construcción de una paz completa, estable y duradera con justicia social. En ese propósito trabajaremos por el cumplimiento e implementación integral del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, así como por soluciones políticas, dialogadas y diplomáticas a todos los conflictos que aún subsisten en nuestro territorio.
2. Celebración de un Pacto Político Nacional, integral, multisectorial, participativo y democrático que excluya para siempre la violencia y las armas de la política colombiana. Dicho Pacto deberá ser promovido desde los municipios, departamentos y a nivel nacional, en particular en los territorios más afectados.
3. Edificación de una república democrática participativa, diversa, pluricultural, pluriétnica y anti patriarcal, un Estado social que garantice los derechos de todas y todos.
4. Lucha contra la corrupción, partiendo de revisar y reformar estructuralmente los mecanismos de licitación, contratación, fortaleciendo la auditoría del gasto y la veeduría ciudadana, y su articulación con los entes de control, concentrando el esfuerzo en combatir las mafias dedicadas al saqueo de los recursos públicos.
5. Garantizar que la vida es el derecho fundamental de todas y todos en Colombia. La prioridad de nuestro sistema político será un régimen de justicia económica, social, ambiental, y tributaria para un buen vivir y la construcción de una cultura de paz.
6. La base de la paz es la reconciliación de la familia colombiana como principio del esfuerzo por la reconstrucción nacional. Las doctrinas de defensa y seguridad del Estado colombiano deben basarse en el respeto y defensa de la dignidad de la persona, y en garantizar el bienestar tanto material como sicosocial de todos y todas las ciudadanas.
7. Relaciones internacionales con todos los países del mundo, bajo el principio del respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y del mutuo beneficio.
8. Colombia debe mirar hacia el campo. Se deben desarrollar las inmensas capacidades agropecuarias de nuestra nación.
9. La información libre y responsable es requisito para la construcción del país al que aspiramos. Los medios de comunicación deben ser democratizados en su propiedad, así como en la libertad de contenidos. Se debe garantizar el universal a las nuevas tecnologías de la información y propender por un sistema público de comunicación, robusto y gratuito en radio, prensa, televisión y plataformas tecnológicas de punta, incluyendo el servicio de internet. Se impulsarán y fomentarán los medios de comunicación alternativos y populares, así como el a los mismos.
10. En defensa de los derechos de la clase obrera y los y las trabajadoras, lucharemos por la dignificación del trabajo para lograr condiciones dignas de contratación, salario y seguridad social.
11. Acogemos el derecho a la ciudad como forma de superación de las desigualdades sociales en el ámbito urbano y rural, bajo los principios de democracia, participación, justicia, economía solidaria, cuidado del ambiente, y garantía de los derechos de sus habitantes.
12. Promovemos la equidad e igualdad de género en el marco de una cultura anti patriarcal garantizando el a derechos de las mujeres y las diversidades sexuales por medio de la participación política y la paridad.
13. La población juvenil como sujeto de derechos se promoverá su participación en la construcción del nuevo orden social, político y cultural.
14. Defensa de los derechos humanos de los y las prisioneras políticas de acuerdo al derecho internacional de los derechos humanos, y las reglas mínimas del tratamiento a prisioneros y de guerra de las Naciones Unidas. Y una política carcelaria que garantice la protección de los derechos humanos de la población privada de la libertad.
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