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Así puede darle cara al bajón de los domingos por la tarde
El conocido 'blue monday' es un malestar que inicia previamente a comenzar la rutina de la semana.
Este malestar es común entre personas que no sienten pasión por sus trabajos y ven los fines de semana como el tiempo de recarga. Foto: iStock
El blue monday es un concepto que apareció hace algunos años atrás para describir, en inglés, el malestar que sienten algunas personas los domingos por la tarde/noche. La ‘depresión pre rutina semanal’, conocido en español, representa un conjunto de síntomas que ocurren en un momento específico del fin de semana y que van desde la tristeza a la ansiedad y el enojo.
Para algunos retomar la rutina habitual de un trabajo que no los apasiona o el tener tiempo libre entre sábado y domingo para reflexionar sobre sí mismos es una puerta de entrada a un lugar sombrío del que en varios casos se siente que no hay escapatoria.
Sin embargo, según explica Maxi McCoubrey, psicólogo clínico y psicoterapeuta, este conjunto de emociones negativas no es un cuadro clínico estudiado y tampoco está dentro de los manuales de diagnóstico clínico.
“La crisis que se da los domingos por la tarde o la noche, se considera como la ‘depresión pre rutina semanal’”, dice la consultora en psicología Noelia F. Vales. Para la especialista, este tipo de decaimiento ocurre cuando una persona no encuentra bienestar ni sensación de plenitud en su rutina semanal (ya sea laboral, afectiva o su misma cotidianidad), incluso llega a sentir que varios aspectos de su rutina diaria le generan incomodidad o malestar. “Es ahí que aparecen los síntomas que dejan en evidencia lo que está pasando en su interior”, enfatiza.
No hay que generalizar ni estereotipar diciendo que a determinadas personas les pasa esto, ya que entran muchos factores en juego y el malestar tiene que ver con la historia de cada sujeto
En otro aspecto, McCoubrey sostiene que otra explicación al porqué de esta sensación angustiosa es que los fines de semana son los días en los que más se siente la soledad, en el que las personas que no tienen una red social íntima (pareja, familia, amigos) o algo que los convoque más que el trabajo, se desestabilizan.
Sumado a esto, el profesional agrega que también puede influenciar el malestar el fenómeno orgánico que tiene que ver con la baja de la luz solar que predispone cerebralmente a la tristeza o un estado de baja activación.
“No hay que generalizar ni estereotipar diciendo que a determinadas personas les pasa esto, ya que entran muchos factores en juego y el malestar tiene que ver con la historia de cada sujeto”, dice la licenciada en Psicología, Karen Ostertag.
Para ella, se debe analizar caso por caso y probablemente se descubra que ciertos elementos están anclados en la historia personal de uno. A pesar de ello, coincide con los otros especialistas en que el domingo, al ser un día no laboral y de pausa, invita mucho más a la reflexión que cualquier otro día de la semana en que se está consumido por la rutina.
Otra vertiente del por qué aparecen estos episodios de malestar tiene que ver con las expectativas que uno tiene sobre el fin de semana, dice McCoubrey. “Es como si llegásemos al viernes usando una analogía de que tenemos la batería en el 3 % y el domingo a la tarde tiene que estar en el 90 % y esto no es así”, sostiene.
Además, agrega que esta desazón puede estar relacionada a la positividad tóxica que hay en la cultura y que obliga a que los fines de semana hay que disfrutar, hacer gimnasia y todas las actividades que no se pueden hacer en la semana. “Luego descubrimos que lo único que pudimos hacer fue ir de la cama a la sala y mirar un par de series o comer helado con el ánimo bajito y eso nos frustra más”, dice.
Muchas veces angustiarnos y no saber el por qué hace que nos pongamos peor. Entonces, dar un significado a esas emociones, por lo menos alivia momentáneamente
Para afrontarlo y poder superarlo, McCoubrey hace énfasis en que las personas se tienen que habilitar a atravesar las emociones, permitiendo a la vez entender que son normales y que está bien que a uno le pese el malestar de una cultura que “obliga” a mostrarse siempre feliz. “Es en parte el precio que pagamos por vivir en esta sociedad”, confesó.
Sumado a eso, otra cuestión que para el psicólogo es fundamental es la de tener pausas durante la semana, sería algo así como evitar pensar el fin de semana como “un retiro de la vorágine” e implementar lo que él llama “8x3”. Esto es poder trabajar durante 8 o 10 horas diarias y el resto del tiempo destinarlo para hacer cosas que a uno le gusten y descansar.
Meditar antes de dormir es una gran manera para relajarse y conciliar el sueño con mayor facilidad. Foto:iStock
“Siempre recomiendo la escritura como un método de ayuda ante estos períodos de crisis”, dice Ostertag. Y lo fundamenta con que poner en palabras o tratar de entender lo que a uno le sucede ayuda a disminuir la intensidad de las emociones negativas.
“Muchas veces angustiarnos y no saber el por qué hace que nos pongamos peor. Entonces, dar un significado a esas emociones, por lo menos alivia momentáneamente”, afirma.
Por último, agrega que una actividad que está comprobada científicamente que sirve para tratar la ansiedad y la tristeza es la meditación. “Trabajar en la respiración para relajar el cuerpo ayuda inevitablemente a tranquilizarnos. Es muy importante trabajar en el aquí y ahora, trayendo nuestra mente al presente para que no se inunde de pensamientos futuristas ni catastróficos”, concluye.