Según los datos más recientes, la gonorrea, la sífilis y la sífilis congénita están superando los niveles previos a la pandemia del Covid-19 en 2021, lo cual indica que las infecciones de transmisión sexual (ITS) o también llamadas enfermedades de transmisión sexual (ETS) se están disparando en el mundo. ¿Pero por qué están aumentando los casos?
Cabe señalar que todas las ITS mencionadas son prevenibles y curables si se detectan a tiempo.
El covid-19 desacomodó y agotó los
sistemas de salud, pero la pandemia solo explica una parte de cómo se ha llegado al escenario actual. "Los estigmas de generaciones pasadas, la disminución de la financiación de los programas de salud y la limitada educación sexual son variables que contribuyen a ello", dice
National Geographic.Según los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, hay al menos 2.5 millones de casos de las cuatro principales ITS (las tres mencionadas anteriormente y clamidia). A pesar de tener programas de prevención financiados por el gobierno federal, este número aumentó un 4 por ciento desde el año 2020.
Además, el subregistro es significativo. Los CDC señalan que un informe de 2018 encontró que hasta 1 de cada 5 personas (alrededor de 68 millones) tiene una ITS, por lo que es muy probable que las cifras reales sean aún mayores. "Las ITS no muestran signos de desaceleración", afirmó Leandro Mena, director de la división de prevención de ITS de los CDC.
Los expertos recalcan que cualquier persona puede contraer una ITS, pero los casos no se distribuyen uniformemente. La mitad son adolescentes y adultos jóvenes, de 15 a 24 años. El 31 por ciento de todos los casos de clamidia, gonorrea y sífilis se dieron entre personas negras, aunque representan solo el 12 por ciento de la población de EE. UU. Los hombres que tienen sexo con hombres también se ven afectados de manera desproporcionada.
La tendencia mayoritaria es que, salvo en casos de VIH (el cual desciende), todas las ITS principales están en aumento. Estas disparidades son marcadas, pero eso no significa que las personas fuera de estos grupos no tengan nada de qué preocuparse. De hecho, Mena dice que cualquier persona sexualmente activa debe “hacerse la prueba de forma rutinaria, al menos una vez al año, especialmente si está cambiando de pareja, [y] antes de comenzar una relación”.
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