Los accidentes cerebrovasculares (AVC por sus siglas), también conocido como derrame cerebral, trombosis o embolia son una de las enfermedades que generan más preocupación entre las autoridades sanitarias.
No es para menos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año alrededor de 15 millones de personas sufren un ACV, de las cuales 6,5 millones fallecen y 5 millones quedan con discapacidades permanentes.
Para el caso de Colombia, los accidentes cerebrovasculares han sido la segunda causa de mortalidad en los últimos años, con una tasa de 32,45 fallecimientos por cada 100.000 habitantes en 2023, lo que representa un total de 16.946 muertes, de las cuales el 48 por ciento fueron hombres y el 52 por ciento mujeres. Además, el ACV es la principal causa de discapacidad en el país.
El accidente cerebrovascular ocurre cuando el suministro de sangre al cerebro se interrumpe o se reduce, lo que priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes. Esta condición médica puede causar daños graves y permanentes en la movilidad, el habla y las funciones cognitivas si no se recibe atención médica inmediata.
Aproximadamente el 80 por ciento de los ACV pueden prevenirse si se controlan los factores de riesgo, entre los que se encuentran la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sobrepeso, la inactividad física y el sedentarismo. Además, el riesgo de sufrir un segundo ACV en los sobrevivientes es del 25 por ciento, lo que subraya la necesidad de una prevención continua y un control adecuado de la salud.
Esta campaña, liderada por la World Stroke Organization, con el acompañamiento del ministerio, es un llamado a la acción: "Comprométase a aumentar su actividad física para reducir el riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular". Se destaca que la práctica regular de algún tipo de ejercicio puede reducir el riesgo de ACV en un 25 por ciento.
Basta con 30 minutos de entrenamiento moderado, como caminar, trotar, nadar o bailar, cinco veces por semana para obtener beneficios significativos. Se estima que un millón de accidentes cerebrovasculares anuales están relacionados con la inactividad física, lo que resalta la importancia de promover estilos de vida activos y saludables.
La detección temprana y el control de los factores de riesgo son cruciales para prevenir el ACV. Por eso, en Colombia el Ministerio de Salud constantemente invita a la población a mantener un control riguroso de la presión arterial, los niveles de colesterol y glucosa, además de evitar el consumo de tabaco y alcohol. También se recomienda a las personas estar atentas a cualquier signo de irregularidad.
Síntomas
Es vital reconocer rápidamente los síntomas del ACV para actuar sin demora. La escala CORRE (Cara, Ojo, Rápido, Raro, Emergencias) facilita esta identificación: una cara torcida, alteraciones en la visión, debilidad repentina en un brazo o pierna, dificultad al hablar y cualquier otro síntoma raro que afecte el habla o el movimiento son señales de advertencia. Al percibir uno de estos signos, se debe buscar asistencia médica urgente en un hospital con servicio de urgencias y tomografía cerebral.
El Dr. Andrés Mauricio Betancourt, neurólogo y director del Centro de ACV del Hospital de Occidente de Kennedy, enfatizó la importancia de actuar con rapidez. “El ACV es una enfermedad neurológica que, habitualmente, afecta a las personas mayores de 65 años; sin embargo, en las últimas dos décadas la incidencia aumentó significativamente en los menores de 55 años".
Agregó: "Además, en América Latina el 40 por ciento de las muertes por ACV ocurren en los años más productivos de la vida. Por lo anterior, es importante tener en cuenta que se puede presentar en cualquier momento de la vida, lo que nos obliga a sumar esfuerzos en la prevención y tratamiento de esta enfermedad”.
Tipos de ataque cerebrovascular
Existen diferentes tipos de ataques cerebrovasculares, que se clasifican principalmente en función de la causa de la interrupción del flujo sanguíneo hacia el cerebro. Los dos tipos más comunes son el ACV isquémico y el ACV hemorrágico. A continuación, se detalla cada uno:
- ACV isquémico:
Trombótico: una placa de grasa, coágulo o trombo se forma dentro de una arteria del cerebro, lo que interrumpe el flujo de sangre y causa el ACV.
Embólico o embolia cerebral: ocurre cuando un coágulo de sangre se forma, generalmente en el corazón o las arterias de mayor calibre, y luego se desplaza a través de las arterias hacia el cerebro. En el cerebro, el coágulo obstruye un vaso sanguíneo y se presenta el ACV.
- ACV hemorrágico:
Aunque menos frecuente, el ACV hemorrágico es especialmente grave. Este tipo ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe y provoca una hemorragia que daña los tejidos cerebrales cercanos. La causa más común de un ACV hemorrágico es la hipertensión arterial, que debilita las paredes de los vasos sanguíneos. La hemorragia interrumpe el flujo de sangre y provoca una acumulación de presión en el cerebro.
REDACCIÓN SALUD