Las bacterias, virus, hongos y parásitos son cada vez más resistentes a los antibióticos; y a futuro podríamos ya no tener cómo combatirlos

Andrés Danilo Rojas es un colombiano de 48 años, que pese a padecer de varias enfermedades, vivía una vida bastante normal hasta que, desde hace una década, empezó a recibir tratamiento con antibióticos debido a una afección en su columna que le produce lesiones físicas. En julio de este año, mientras estaba de vacaciones, empezó a sentir síntomas de una infección, por lo cual decidió regresar a Bogotá y hospitalizarse. En el hospital, los médicos descubrieron que tenía una bacteria e iniciaron su tratamiento con un antibiótico betalactámico, que, sin embargo, no tuvo efecto. Tras 20 días de tratamiento, y algunos exámenes, el personal de salud encontró que Rojas padecía de resistencia antimicrobiana (RAM), y que no podía ser tratado con ese medicamento dado que no tendría efecto alguno. 

El caso de Rojas -dentro de lo que cabe- fue positivo, pues se pudo descubrir a tiempo que se debía cambiar el tratamiento, pero ahora la alerta es porque el número de antibióticos para tratar enfermedades es limitado, y si llegase a desarrollar RAM con otros microorganismos podría enfrentarse a que no exista un medicamento que sirva para tratarlo, porque pese a que ya está inventada, no le funcionaría. “Soy consciente de que cada vez que utilizo un antibiótico se me van agotando los cartuchos”, asegura el padre de un pequeño de 7 años.

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La RAM se produce cuando los microorganismos (bacterias, hongos, virus y parásitos) sufren cambios al verse expuestos a los antimicrobianos (antibióticos, antifúngicos, antivíricos, antipalúdicos o antihelmínticos, por ejemplo). Los microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos se conocen como ultrarresistentes. En el mundo, el uso inadecuado y excesivo de antibióticos, así como su mala calidad, o el uso de los mismos durante la cría de animales de consumo, contribuyen a infecciones resistentes o RAM en las personas.

De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la RAM causa en el mundo entre 1,27 y 4,95 millones de muertes anuales, entre atribuibles y asociadas; lo que representan más decesos que enfermedades como el VIH o la malaria. Colombia no es ajena a la problemática, y según diversos estudios hay bacterias que cada día son más resistentes, con efectos no solo en la salud sino en la economía y las políticas sanitarias. Tan solo en 2019, en nuestro país hubo 4.700 muertes atribuibles a la RAM y 18.200 muertes asociadas con la RAM.

El problema es aún mayor si se tiene en cuenta que, de acuerdo con el investigador, el desarrollo de nuevos antibióticos, por ejemplo, ha disminuido en los últimos años, dado a que ya tenemos tratamientos para muchas enfermedades y, los que sí se siguen desarrollando o investigando, toman en promedio diez años en llegar a ser comercializados, mientras que a la RAM le toma solamente dos años surgir.

“A la humanidad se nos olvidó cómo eran las infecciones antes de la era de los antibióticos, previo a los años 40’s. Tenemos que entender que los antibióticos nos han ayudado, pero son productos que tenemos que cuidar. El problema de la RAM no es que sea a futuro, sino que ya en este momento está generando impactos y muertes”, resalta Álvarez.

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En su concepto, enfrentar la RAM requiere de acciones en industrias como la agropecuaria, pero sobre todo de educación con las personas enfocada en el mal manejo y uso incorrecto de los antibióticos. Según el experto, una forma fácil de explicar el mal uso que se le da a los antibióticos es como si una persona que no es diabética usara insulina, para tratar otra enfermedad.

Con dicha posición coincide la presidente de la Sociedad Internacional de Farmacovigilancia, Ángela Caro. La colombiana, quien lideró en Bogotá una iniciativa que logró disminuir la autoprescripción de antibióticos gracias a un trabajo conjunto de educación con las droguerías y los pacientes, asegura que no se puede satanizar la automedicación, pero sí la autoprescripción, que es distinta. Es decir: un paciente sí debería ir a comprar medicamentos de venta libre; pero no debería tener a productos como antibióticos sino cuenta con una receta médica.

“En cinco o 10 años va a ser muy complejo tratar las enfermedades. De hecho, hay cifras que muestran que para 2050 el principal problema que vamos a tener de salud pública van a ser las infecciones, porque ya la mayoría de los antibióticos no van a ser útiles. Hoy en día tú tienes una infección, te tomas un medicamento y a los siete días estás bien. Pero si nos enfrentamos a una realidad donde ese medicamento ya no va a servir, esa misma infección puede ser mortal. Y eso nos aplica a todas las personas, pues a medida que vamos envejeciendo tenemos más riesgo de infecciones”, resalta la experta.

De acuerdo con Caro, quien desde la organización que dirige viaja por todo el mundo conociendo y asesorando sistemas de salud y gobiernos en temas de farmacovigilancia y salud pública, otro de los problemas que enfrenta Colombia en cuanto a la RAM es que en nuestro país muchas droguerías pequeñas o de barrio no emplean farmaceutas, sino vendedores que ofrecen productos, sin el conocimiento que se requiere para entender los impactos que puede tener un fármaco en la salud de una persona.

“Lo que tenemos hoy en día, y estoy hablando principalmente de aquellas droguerías pequeñas o de barrio, es que una persona simplemente te entrega productos. Hay un grado de avance en establecimientos como cadenas de droguerías, donde ya se exige un nivel de técnico, principalmente cuando se hace dispensación al sistema de salud. Pero en general en las droguerías tú encuentras a una persona que no tiene mucha información sobre medicamentos más de la que le ha dado su experiencia. Colombia es de los únicos países en el mundo que tiene esa situación”, resalta la experta.

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Tanto el infectólogo Carlos Álvarez como la farmacéutica Ángela Caro hicieron parte, junto con un grupo de expertos, académicos y funcionarios de gobierno, del anuncio que se realizó el pasado martes 3 de septiembre en la Embajada de Reino Unido en Colombia, ubicada en Bogotá, sobre la apuesta que hará el gobierno británico para impulsar acciones globales contra la RAM.

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“La resistencia antimicrobiana es un problema que nos afecta a todos, colombianos o británicos, y las soluciones requieren una cooperación internacional. El Reino y Colombia son socios importantes, tenemos una alianza muy amplia y es natural que trabajemos en estos temas. Estamos intentando trabajar con tantos socios internacionales como sea posible”, aseguró el embajador británico en Colombia, George Hodgson.

EDWIN CAICEDO

Periodista de Medioambiente y Salud

@CaicedoUcros