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Las claves para aprender a meditar
Pararse, sentarse, asentarse, observarse y aprender a reconocer que hay un lugar más acá.
Meditar antes de dormir es una gran manera para relajarse y conciliar el sueño con mayor facilidad. Foto: iStock
El mundo no se detiene: produce, produce, sé exitoso, sé feliz, trabaja, estudia, compra, compra. Y si uno quiere parar, respirar, mirar alrededor, pareciera que esa velocidad centrífuga se lo fuera a llevar. Sin embargo, el afán, el acelere empiezan a desembocar en estrés y ansiedad, en tristeza profunda y decepción, frustración y dolor. Se nos olvida encontrarnos a nosotros mismos y preguntarnos hacia dónde vamos.
Rodrigo Restrepo le puso freno a ese mundo acelerado y decidió embarcarse en un viaje por Suramérica para encontrarse. En su vida ‘pasada’ se dedicaba al periodismo, durante unos años cubrió la fuente de ciencia. Ahora, en su vida “después de frenar, respirar y observarse”, se dedica al yoga y la meditación. Acaba de lanzar su nuevo libro, Meditar. Una guía que enseña que meditar es un arte y un espacio en el que no hay medidas por cumplir ni metas por alcanzar.
Rodrigo Restrepo, profesor de meditación y yoga, forma parte de Happy Yoga en Colombia. Foto:Cortesía
Usted, que cubrió la fuente de ciencia, ¿cómo manejó ese equilibrio entre lo científico y lo espiritual?
Finalmente, lo que pesa es la experiencia, qué es lo que siento yo, qué es válido para mí y para mi vida, y eso tiene mucho que ver con la meditación. Es algo muy práctico: ¿te funciona? Sigue por ahí. ¿Te permite concentrarte mejor? Sigue por ahí. ¿Te da sentido de vitalidad? Sigue por ahí... A medida que uno investiga, hay un ala muy seria de la ciencia que está investigando la meditación en forma, científicos de Harvard, de Stanford... que miden las ondas cerebrales y estudian, por ejemplo, la respiración, porque ya se sabe que ciertos tipos de respiración inducen la coherencia fisiológica. Uno de los clichés que hay con la meditación es que tiene que ver con la religión, y no, es un camino interno. Ahora, si uno en su camino tiene creencias espirituales que le sirven, pues está bien. Y si solo cree en la ciencia y medita, también le sirve.
¿Cómo define meditar?
Pararse, sentarse, asentarse, observarse a sí mismo y aprender a reconocer que hay un lugar más acá. Todos sospechamos de alguna manera que eso es posible, y eso es lo bonito de la meditación. Uno habla de meditación y se entiende, o se sospecha qué es. Lo bonito de la meditación y que uno va descubriendo es que tiene mucho jugo cuando se vuelve un hábito, un cultivo. Es cultivar una planta y cuidarla. También es una cuestión de integrar otros hábitos.
¿Cómo empezar?
Una es la respiración, reaprender a respirar, o simplemente ser consciente de la respiración. Y por esa vía nos vamos haciendo conscientes de lo que está pasando en el cuerpo. Luego, cuando uno tiene inquietud, se sienta, respira. El prerrequisito es darse cuenta de que hay algo que no está bien en la manera como estoy. Es el motor que lo empuja a uno a seguir: necesito cuidarme, quiero cuidarme porque hay algo que no está funcionando bien. Ese es el punto cero. Uno mismo lo va buscando. Preguntarse genuinamente qué quiere. Hay gente que inmediatamente tiene el impulso de meditar. Hay otras que necesitan salir a trotar... Respirar nos va llevando al cuerpo, y ahí se abren puertas internas. Ahí uno empieza a experimentar y a explorar. Se entra al aura de meditación. Es un proceso muy intuitivo.
Lo bonito de la meditación y que uno va descubriendo es que tiene mucho jugo cuando se vuelve un hábito, un cultivo. Es cultivar una planta y cuidarla
¿Hay una forma correcta de meditar?
Como hay tantas técnicas, uno cree que hay una forma correcta de meditar, y ahí también hay una trampa porque sí hay técnicas que son guías, pero las técnicas y las herramientas están para uno, no para uno encajar perfectamente en las técnicas. La forma correcta de meditar es la que me sirve a mí. Una vez uno explora y se da un baño de opciones, ahí uno puede entrar y se da cuenta de cuál es la que me sirve a mí.
¿Se necesita un maestro o una maestra?
Yo lo tuve, pero desde mi experiencia personal no es absolutamente necesario. Uno puede empezar a meditar solo. El camino es uno con uno. La meditación es aprender a caminar ese camino. Hay un dicho mapuche que es muy bello, que dice: ‘Ve seguido a casa de tu amigo, no sea que la hierba borre el camino’. Meditar es simplemente pulirnos, entrenarnos, afinarnos para ir seguido a la casa del amigo.
Editorial: Diana
Número de páginas: 360
Precio: $ 55.000 Foto:Planeta
¿Qué cambios se empiezan a ver en las personas que practican la meditación?
Pasan cosas en varios niveles. Pero, sin duda, una de las más claves es que se empieza a gestionar el mundo interno; sobre todo, se tienen más momentos de estar genuinamente bien.
Es una herramienta...
Cuando uno descubre que hay lugares en los que uno puede estar bien, pues uno lo quiere. Empieza a manejar mejor los estados de malestar, cuando llega el estrés o la ansiedad ya tengo un recurso, una herramienta, y voy saliendo del pozo más fácilmente. Hay otro cliché y es que uno está feliz todo el tiempo. A mi parecer, eso no es así. Cuando entramos a meditar, sale mugre. Pero también puedo acceder más fácilmente al lugar real dentro de mí, al lugar en el que estoy bien. Meditar es un poco ambas cosas, saber cuáles son mis sombras, aprender a verlos sin caer en ellos, sin dejarme arrastrar por ellos.