Parece inofensivo. Muchos lo hacen durante toda la vida. Quizás la máxima advertencia que les hacen a quienes se comen las uñas es que les van a quedar feas. Pero se trata de una cuestión mucho más grave.
Pasamos a contarle de qué se trata este trastorno que puede tener diferentes orígenes y consecuencias de igual variedad.
Comencemos por el principio: la uña está constituida por una lámina de queratina dura que ejerce de barrera mecánica protegiendo la zona distal de los dedos.
Esta parte de las manos actúa como un dispositivo para la defensa y el agarre, para mejor destreza, y para la recepción sensorial del pulpejo de los dedos, además de tener una función estética.
Morderlas, a largo plazo, daña todas esas funciones. Este trastorno conocido como onicofagia acompaña a personas incluso durante años. Se trata de un hábito compulsivo, más frecuente en niños que en adultos, y puede ser una costumbre familiar.
“Puede ocurrir en situaciones de excitación, de ansiedad, de estrés, o en estados de aburrimiento o inactividad. Algunos lo consideran que es un signo que acompaña a un problema psicológico o psiquiátrico, que forma parte de los trastornos obsesivos compulsivos (TOC)”, explica en una entrevista la doctora Lourdes Navarro, especialista de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Esta es la razón por la que antes de tratar el problema directamente en la mano, como si fuera una cuestión únicamente dermatológica, puede ser una medida de cierta forma irresponsable con la salud mental, que es la real causa de la onicofagia. Allí es donde se debe poner la atención.
Así, esta experta de la European Nail Society subraya que la onicofagia puede producir numerosos trastornos tanto a nivel local, en la uña, como a distancia.
Las uñas cambian desde su morfología: se deforman, se hacen más pequeñas, se acortan, e incluso adoptan un aspecto puntiagudo distal, en relación con el rectangular habitual. Además, la dermatóloga sostiene que la superficie de la uña se vuelve rugosa, se descama con facilidad y se hace más fina.
“En ocasiones hay una alteración en el color, se ven zonas pigmentadas e incluso aparecen unas lesiones lineales hemorrágicas debido a traumatismo de repetición por mordérselas”, agrega.
Por otro lado, indica que la piel que rodea a la uña se puede inflamar, ponerse roja y edematosa o hinchada, y secundariamente infectarse por bacterias, hongos y virus. Este es el primer indicio de que las afectaciones no se limitan a la estética, pues pueden escalarse hacia otros aspectos.
Riesgo en la boca
A su vez, la onicofagia persistente puede causar un cambio en la morfología de los dedos, que se vuelven más afilados y, aunque menos habitual, la doctora Navarro mantiene que puede aparecer osteomielitis (infección) de la falange distal.
Las alteraciones a distancia son raras, según añade la también miembro de la Academia Europea de Dermatología, como la reabsorción de la raíz del diente debido a la fuerza del mordisqueo y a los daños en las encías. Sin embargo, pueden suceder.
“En los niños que se muerden muy repetitivamente las uñas se ha encontrado un aumento de enterobacterias en la flora bacteriana de la boca”, explica.
Recomendaciones
Para evitar estos y otros males, la experta recomienda diferentes pautas, como por ejemplo la aplicación de productos sobre la uña y en la piel que la rodea, que tengan un sabor amargo, para evitar el o con la boca por el gusto desagradable.
Si bien esta solución puede funcionar en algunos pacientes, hay casos en los que las personas se acostumbran a los sabores y continúan cultivando su mal hábito.
Otra solución, según precisa la doctora, podría ser la realización de un vendaje de la zona distal de los dedos, con esparadrapo, ya que esta actuaría por un lado de barrera, y por otro lado dificultaría el a morderse las uñas.
En los niños que se muerden muy repetitivamente las uñas se ha encontrado un aumento de enterobacterias en la flora bacteriana de
la boca
“En ocasiones se utilizan tratamientos conductuales que van encaminados a modificar el comportamiento, y el proceder frente a determinadas situaciones. Se ha propuesto el tratamiento con ‘N-acetilcisteína’ a altas dosis, aunque los resultados son muy variables, así como la utilización de psicofármacos”, resalta la doctora Navarro.
En última instancia, la experta subraya que los trastornos de conducta hacia la uña o trastornos tipo ‘tic’ ungueales incluyen la onicofagia, la onicotilomanía y la deformidad en hábito ‘tic’.
Según describe, la onicotilomanía es un trastorno psicodermatológico que se caracteriza por una repetitiva manipulación de todo el aparato ungueal, bien con los propios dedos de las manos o con otros utensilios.
“Puede manifestarse asociada a onicofagia, y la deformidad en hábito ‘tic’ y las formas más severas se pueden asociar a trastorno obsesivo-compulsivo, fobias o depresión. La deformidad en hábito ‘tic’ es más frecuente en adultos, sobre todo en las primeras uñas de las manos, bien de forma unilateral o bilateral”, añade.
A su vez, recalca que en estos casos el paciente se manipula de forma repetitiva la parte próxima a la uña provocando una pérdida de la cutícula, un aumento de tamaño de la lúnula, una modificación del eje longitudinal de la uña y una pigmentación longitudinal localizada en la zona media de la uña.
Por otro lado, los expertos insisten en que más allá de los impactos físicos que puede causar este hábito, también es importante ponerles atención a sus causas, pues esta conducta también es una alarma respecto al estado de la salud mental.
Así que no se trata de un asunto que se deba tomar a la ligera, pues sus implicaciones pueden ser más graves de lo que parecen.
Glosario de uñas, dedos y sus dolencias
Falange: hueso pequeño que forma el esqueleto de los dedos de las manos y los pies.
Onicofagia: nombre técnico para referirse al hábito de comerse las uñas.
Onicotilomanía: trastorno que se caracteriza por la manipulación excesiva de las uñas.
Osteomielitis: infección del hueso o médula ósea.
Queratina: proteína con estructura fibrosa presente en las capas externas de la epidermis, abundante en el pelo y las uñas.
Tic: movimiento convulsivo, frecuente e involuntario de uno o varios músculos.
Toc: sigla de trastorno obsesivo compulsivo.
Ungueal: referente a la uña.
Zona distal: estructuras o zonas corporales alejadas de la línea del medio cuerpo. Las más distantes.
EUROPA PRESS
REDACCIÓN DOMINGO