Hay una técnica que se confunde con los juegos preliminares que anteceden una buena encamada y puede ser una alternativa para avivar de nuevo la relación. Se trata del petting, una práctica sexual completa, en la que se busca obtener una experiencia placentera sin penetración alguna. Lo bueno es que hay una seducción cotidiana que logra despertar la pasión en aquellos que se aburren y se quejan de estas largas jornadas sexuales sin sentido.
Y es que la palabra petting proviene del verbo en inglés to pet, que significa ‘acariciar, mimar y lograr acercamientos’, que en realidad hacen referencia al placer obteniendo una experiencia sexual diferente. Esto incluye una serie de actividades que se pueden realizar con o sin ropa como caricias, besos, roces y frotamientos, susurros, señas provocadoras y miradas seductoras.
En fin, un sinnúmero de expresiones que despiertan esa llama que se ha venido apagando con el tiempo, en la planta baja.
En realidad, las personas que practican petting lo hacen para probar diferentes formas de estimular sexualmente las zonas erógenas, sin llevar la jornada hasta el final, porque lo bueno es disfrutar más de esos acercamientos.
Las posibilidades son ilimitadas y por eso muchas parejas ensayan esta opción. Se puede empezar por besos en el cuello y los brazos y se van sumando caricias por encima de la ropa que van recorriendo el cuerpo de la pareja. También se puede ir cambiando la estimulación desde caricias más suaves hasta otras más firmes, e incluso se permite la incorporación de vibradores o masajeadores.
Se han identificado varios grados en esta jornada: el primero incluye caricias, besos y abrazos y algunos masajes. Algunas veces se usan plumas y con ellas se recorren los brazos, el cuello y la cara, resultando sensaciones más placenteras; el segundo intensifica el o porque pasa a practicar caricias bajo la ropa frotando los genitales, sin llegar a desvestirse.
Es un acercamiento más íntimo, que permite explorar mejor las reacciones y el cuerpo de la pareja; en el tercer grado se pasa a la estimulación directa piel con piel, sexo oral, masturbación e incluso el uso de masajeadores del clítoris. Por eso los sexólogos advierten que en este grado es necesario el uso de preservativos, porque puede darse el o de fluidos.
Lo ideal, según la sexóloga española Rosa Navarro, es ir avanzando en los niveles de forma gradual, para así disfrutar al máximo de la estimulación.
Esta práctica no tiene edad y depende de los gustos personales. De hecho es una forma de reactivar la fogosidad en la pareja, pues puede ser un recurso interesante que, además, aporta la posibilidad de reconocer lo que le gusta a la contraparte en un contexto de calma, disminuyendo la ansiedad y el nerviosismo. Navarro señala que el petting puede resultar de gran ayuda en los casos de disfunción eréctil, vaginismo y dispaurenia, ese dolor persistente que se presenta antes o después de tener relaciones sexuales.
Deje volar la imaginación en esas jornadas sexuales, porque además ayudan a mejorar la comunicación con la pareja, y prepárese para vivir sensaciones que se habían perdido por la rutina, incluyendo esta experiencia que derrota las actividades sexuales aburridas y monótonas, dejándose llevar por la creatividad del momento.
Aquí podría decirse que es un campo abonado para lograr todo tipo de fantasías sexuales o juegos eróticos. Así que manos a la obra y déjese conducir por estas nuevas emociones. Hasta luego.
ESTHER BALAC
Para EL TIEMPO
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