Salud mental después de la pandemia: informe señala que es ‘urgente actuar’

La pandemia del covid-19 generó graves impactos en la salud pública. Enfermedades mentales también son un factor. Desde su inicio, y hasta el pasado 23 de abril, la enfermedad respiratoria que frenó al mundo ha dejado más de 764 millones de casos confirmados y más de 6,9 millones de muertes en todo el mundo.

Y es que los impactos del covid-19 se sintieron en todas partes: en la economía, en la educación, en el desarrollo de los países, en la salud pública y en decenas de otros escenarios. Pero ahora, cuando la pandemia parece ya un problema del pasado, hay efectos que apenas empiezan a surgir y a verse reflejados; entre ellos, el cómo afectó la salud mental de las personas.  

(Lea también: La salud mental en el mundo, un problema multicausal que empeora)

Según un informe de expertos de la consultora española Llorente y Cuenca (LLYC), “es urgente actuar ante un problema que puede crecer potencialmente a nivel global e impactar negativamente en la aspiración de tener una sociedad postpandemia sana”. 

El documento, desarrollado por Alejandro Romero, socio y CEO Global en LLYC, y Georgina Rosell, socia y directora Senior de Healthcare Europa en LLYC, incluye datos claves de diferentes estudios que muestran la grave situación de salud mental a nivel mundial. 

Por ejemplo que la salud mental ha tomado un rol preponderante en la agenda de la salud pública, ya que las crecientes tasas de trastornos de salud mental han reemplazado a otras amenazas sanitarias en los Estados Unidos, como el alcoholismo, el tabaquismo o los embarazos no deseados, principalmente entre los adolescentes.  

(Lea también: Pandemia oculta: Ansiedad y depresión de los trabajadores de la salud)

También se destaca en el texto que de acuerdo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se han reportado altas tasas de depresión y ansiedad como resultado directo de la pandemia de covid-19, particularmente entre mujeres, jóvenes, personas con condiciones de salud mental preexistentes, trabajadores de la salud y personas que viven en situación vulnerable. 

Además, se agrega que más de cuatro de cada diez brasileños han tenido problemas de ansiedad y seis de cada diez de depresión; los síntomas de depresión se quintuplicaron en Perú, y la proporción de canadienses con altos niveles de ansiedad se cuadruplicó como resultado de la pandemia. 

En México documentó síntomas de estrés postraumático clínicamente significativo en casi un tercio de la población. En Estados Unidos, las tasas de ansiedad y depresión alcanzaron hasta el 37% y el 30%, respectivamente, a finales de 2020, frente al 8,1% y el 6,5% en 2019. 

“Todo esto debido a que la población enfrentó el miedo a contagiarse y enfermar, la pérdida de seres queridos a causa del nuevo virus y la infodemia desencadenada por esta emergencia de salud. A ello se aunó el desempleo, la pobreza y la inseguridad alimentaria, situaciones que, de acuerdo con los expertos, influyeron en el deterioro en la salud mental. Otra causa referenciada es el efecto de las redes sociales en la salud mental, aunque no hay nada concluyente al respecto; los expertos agregan que el aumento de la soledad, la falta de sueño, el estrés, la ansiedad, el dolor y la preocupación, y las inequidades sociales también son determinantes en el tema de la salud mental”, resalta el informe. 

(Lea también: ¿Estresado? Estos 10 consejos le pueden ayudar a mejorar su estado emocional)

Según el documento, varias razones inciden en dicho aumento en las cifras de enfermedades de salud mental. Por ejemplo el difícil a tratamientos. Según la OPS, sólo el 6 % de la población latinoamericana tiene a tratamientos de salud mental, y este porcentaje es aún menor en las regiones más remotas y en los países con economías frágiles. 

Por otro lado temas como el aumento de la polarización; la hiperconectividad que se ha transformado en un sentimiento de soledad; la falta de sueño; entre otros.

“Una tendencia global identificada en las consultas tanto de las Américas como Europa, señalan que los trastornos del sueño e insomnio han aumentado tanto por malos hábitos, y por consecuencia de “long covid” (Covid prolongado); así como el bruxismo, estrés, ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza, que pueden derivar en episodios depresivos”, señala el informe. 

De acuerdo con los expertos es necesario que se den soluciones urgentes a esta problemática. ¿Cómo? Según el texto, mediante estrategias de comunicación bidireccionales y multicanal con mensajes diferenciados por audiencia e información confiable. Que contemplen la educación, la ‘conciencia’ y motiven a la acción, hacia la búsqueda de ayuda profesional. 

(Lea también: Colombia requiere un cambio en el modelo de atención en salud mental)

También aplicar soluciones de Big Data e Inteligencia Artificial pueden ayudar, según el documento, a “analizar la conversación social y descubrir las preocupaciones de los que padecen esta enfermedad, es importante ir más allá de las redes sociales y escuchar verdaderamente a las personas mediante entrevistas e interacciones personales para entender su perspectiva. Esto permite reunir insights relevantes para crear una narrativa que conecte, crear mensajes personalizados y transmitirlos por canales adecuados, generando una conversación”. 

“Es urgente actuar ante un problema que puede crecer potencialmente a nivel global e impactar negativamente en la aspiración de tener una sociedad postpandemia sana. Hace falta una combinación de enfoques que parta del reconocimiento del problema, que se mueva de las palabras a la acción y que involucre a la sociedad, los pacientes, los médicos y las instituciones de salud y que use tecnologías avanzadas (IA y Big Data) para el diseño de una comunicación efectiva con información precisa, actualizada y oportuna”, finaliza el documento. 

EDWIN CAICEDO | UNIDAD DE SALUD