En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Exclusivo suscriptores
‘Si Bogotá no supera la desnutrición crónica, Colombia no lo hará’
Con una cifra de prevalencia superior a la nacional, la capital es el foco de este flagelo.
La Alcaldía adelanta programas para promover una alimentación saludable y evitar no solo casos de desnutrición, sino también de sobrepeso y obesidad en los niños. Foto: Jhon Jairo Bonilla. Archivo EL TIEMPO
“La bebé se llama Tiana, pero le iba a poner Milagros, porque ella es un milagro”, empieza diciendo Luvianis Vera, madre de una menor de un año y cinco meses de edad que, tras una serie de complicaciones de salud, tiene bajo peso.
Luvianis es una de las integrantes de las familias que reciben apoyo nutricional por parte de la Fundación Social para el Desarrollo de El Pozón, un barrio que hace parte del gran cordón de periferia que bordea la ciudad de Cartagena de Indias.
El Pozón es solo uno de los lugares que –como la mayoría del territorio nacional– están en riesgo de que su población menor de 5 años padezca los estragos de la desnutrición crónica, un mal que, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin) en el último reporte oficial de 2015, afecta a uno de cada nueve niños y niñas en Colombia.
Con el apoyo de la fundación, Luvianis ha aprendido no solo sobre lactancia materna, sino la importancia de los controles médicos de crecimiento y desarrollo para su hija.
Para empezar, se habla de desnutrición cuando hay una carencia o insuficiencia de micronutrientes –vitaminas y minerales importantes– que puede ser de varios tipos: aguda, global o crónica.
Esta última tiene una característica que la hace aún más grave: es silenciosa. A simple vista, los niños y las niñas que la padecen no parecen enfermos, y es que el problema va más allá de su retraso en talla, pues lo que no se ve es que su cerebro tampoco está creciendo como debe ser, lo que trae consigo efectos irreversibles en el desarrollo físico y cognitivo.
En este sentido, es todavía más peligroso si se presenta en los primeros mil días de vida (desde los primeros 270 de gestación hasta los dos años), en razón a que en ese lapso ocurre el 85 por ciento del desarrollo neuronal. La desnutrición crónica infantil impide que el menor aproveche su potencial, pues sus capacidades tendrán un marcado rezago respecto a quienes no la padecen.
Para ilustrar este problema de salud pública, un estudio realizado por la Universidad de Pelotas, en Brasil, determinó que los niños que presentaron retraso en talla en los primeros años de vida tuvieron un coeficiente intelectual 14,6 puntos menos en su vida adulta y reciben 54 por ciento menos de salario con respecto a quienes no sufrieron desnutrición crónica.
Los factores de riesgo más comunes entre los niños son la obesidad o desnutrición. Foto:123RF
Ventana de oportunidad
Tanto la carencia de los nutrientes que provee la leche materna como el déficit de alimentos adecuados en los primeros años del infante, sumado a otros factores ligados al a servicios básicos sanitarios como agua potable, entre otros, influyen directamente en las reservas de grasa y músculo, retrasando de este modo el crecimiento longitudinal de un ser humano; por esta razón, la alteración de la talla y el peso con respecto a la edad, más allá de otros factores relacionados, evidencian retraso en el desarrollo.
“El ser humano no alcanza tanta velocidad de crecimiento como en el primer año de vida, ni siquiera en la adolescencia, que es cuando tiene el otro pico de estiramiento, por eso, la oportunidad es en esos primeros años”, manifiesta la nutricionista Diana Pineda, líder de inversión social de la Fundación Éxito, una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es lograr cero desnutrición crónica para 2030. Sin embargo, en razón al decrecimiento de la actividad económica debido a la pandemia y el retroceso que ello implica, la erradicación de la desnutrición crónica tomará al menos cuatro años más, según estimaciones de la misma entidad.
La ciencia ha llamado a los primeros mil días de vida la ‘ventana de oportunidad’ para cambiar el rumbo de la vida de un ser humano en términos de restablecimiento del desarrollo a todo nivel, razón por la cual la intervención oportuna en términos de atención nutricional y servicios básicos esenciales en este periodo es fundamental.
De este modo, la evidencia deja ver que “mientras más temprano se intervengan los niños que sufren de desnutrición crónica, más efectiva serán las cifras de recuperación”, señala el nutricionista Juan Carlos Burgos.
Mientras más temprano se intervengan los niños que sufren de desnutrición crónica, más efectiva serán las cifras de recuperación
Y aunque la desnutrición crónica es una condición evitable, si el menor recibe la atención necesaria para sanear estas falencias de nutrición antes de los dos años de vida, aumentan significativamente las posibilidades de cambiar su destino.
Por su parte, la nutricionista subraya que si se quiere cambiar el panorama, la hoja de ruta debe comenzar a trazarse desde los primeros años, ya que “tenemos que ser perseverantes y ahí es donde llevar la desnutrición crónica infantil a cero, o los mínimos posibles, tiene un reto adicional y es que los resultados no se van a ver de inmediato, pues a diferencia de los tratamientos de la desnutrición aguda –que empiezan a mostrar resultados a los quince días–, con la desnutrición crónica los veremos en unos años, cuando el país empiece a ver mejoría en las cifras de desarrollo económico y social (...) esa debería ser la causa que nos mueve”, remata la experta.
De acuerdo con los especialistas, la desnutrición crónica es una condición multicausal que tiene sus orígenes en determinantes sociales relacionados con la satisfacción de necesidades básicas, tales como la falta de agua potable, de a saneamiento básico, no recibir atención en salud o falta de formación de los padres. En esta misma vía, el hambre prolongada, bajo peso al nacer, la alimentación de la madre durante el embarazo y los controles prenatales también se constituyen como determinantes que inciden en la desnutrición crónica y desencadenan a su paso problemas de salud, bajo desarrollo neuronal y retraso en la talla del infante.
Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin), existe mayor prevalencia de desnutrición crónica en niños y niñas cuyo jefe de hogar es una madre con bajo nivel educativo (20,6 por ciento), también en el caso de madres que asistieron a menos de cuatro controles prenatales (17,4 por ciento), así como en hijos de madres con mayor cantidad de hijos (4 a 5 hijos: 15,9 por ciento).
En Colombia
El estudio Ensin, que permite medir los problemas nutricionales de la población colombiana e identificar los determinantes sociales, indicadores y tendencias en esta materia, se lleva a cabo cada cinco años y su última publicación fue en 2018 con los datos correspondientes a 2015.
A la luz de estos datos, la prevalencia de desnutrición crónica en el país mejoró desde su primera medición en el 2005, cuando esta cifra era de 15,9 por ciento, mientras que en 2010 bajó a 13,2 por ciento y en 2015 el promedio nacional se ubicó en 10,8 por ciento.
No obstante, es llamativo que Bogotá superó dicha cifra con un promedio de 13,3 por ciento y, según lo explica la nutricionista y líder de inversión social del Grupo Éxito, Diana Pineda, “si Bogotá no supera la desnutrición crónica, Colombia no lo hará”. Esto, porque a pesar de que la lista de afectación la encabezan departamentos como Vaupés (27 por ciento de prevalencia), La Guajira (26,1 por ciento) y Guainía (18,1 por ciento), proporcionalmente la cantidad de niños afectados es mayor, con una cifra cercana a los 700.000.
Ante la falta de estadísticas oficiales –cuya próxima medición debía darse a conocer en 2020–, la Fundación Grupo Éxito publicó en 2021 un estudio similar para determinar el índice de desnutrición crónica en el país en el que examinó 11 variables determinantes de la enfermedad en 1.076 municipios y clasificó su situación en el marco de las categorías crítica, baja, media, satisfactoria y sobresaliente.
El estudio estableció que en la región Amazonia-Orinoquia se concentra el mayor número de municipios en categoría crítica, y en las regiones central y oriental, los resultados en las categorías satisfactoria y sobresaliente. Cabe resaltar que Antioquia concentra cinco de los municipios mejor ubicados dentro de la medición. Por otra parte, Vaupés, Chocó y Risaralda muestran los peores índices.
Así, algunas de las recomendaciones de los expertos para lograr el mínimo posible en desnutrición crónica contienen políticas públicas de primera infancia, salud y seguridad alimentaria, la provisión de servicios básicos de saneamiento como agua potable, así como la promoción de la leche materna.
Leche materna, el alimento de oro
Promover la lactancia materna e implementar programas de complementación alimentaria enfocados a las mujeres gestantes y lactantes es una de las alternativas más viables para combatir la desnutrición crónica infantil.
De hecho, algunos expertos han nombrado la leche materna como el ‘líquido de oro’ debido a la riqueza de nutrientes que ha demostrado tener y el beneficio que este trae para el desarrollo de los menores, de ahí que la Organización Mundial de la Salud recomienda que los bebés deben ser alimentados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida –y hasta los dos años de edad o más–, incluso luego de la introducción de otros alimentos complementarios nutricionalmente.
Está comprobado que la lactancia materna ayuda a bajar de peso. Foto:123RF
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre las ventajas que más sobresalen se encuentran el suministro de un adecuado balance y una cantidad de nutrientes que son ideales para el niño lactante, la presencia de elementos antiinfecciosos que ayudan a limitar las posibles infecciones en esta etapa de la vida, así como la promoción de un vínculo más fuerte y una relación más estrecha entre la madre y el menor.
Por supuesto, para que el ‘líquido de oro’ cumpla a cabalidad con los beneficios que promete, la nutrición de la mujer lactante debe ser óptima, de lo contrario “no llevará todos los nutrientes necesarios para el desarrollo y alimentación del bebé”, según lo explica Sandra Restrepo, coordinadora del Grupo de Investigación de Alimentación y Nutrición Humana de la Universidad de Antioquia, quien enfatiza en la necesidad de poner la lupa sobre la inseguridad alimentaria de las madres lactantes, ya que investigaciones recientes han demostrado que un alto porcentaje de esta población sufre de déficit alimentario, condición que se suma a la larga lista de inconvenientes para combatir la desnutrición crónica infantil.