De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS) -entidad rectora de la salud pública en el país- desde 1967 cuando se descubrió el
virus de Marburgo no se han generado cadenas de transmisión por fuera de África.
Como se sabe, este virus que tiene su reservorio natural en murciélagos endémicos de algunas regiones africanas, ha producido ciertas epidemias autodelimitadas, la última de ellas en el 2005.
El INS aclara que la transmisión humano a humano está delimitada a os estrechos con enfermos al igual que personal sanitario y para su control se utilizan exactamente los mismos protocolos que usan con el virus del Ébola.
En ese sentido, recalca el INS, como Colombia tiene definido un plan de respuesta contra el virus del Ébola, este se activará activará cuando la Sala de Análisis de Riesgo (SAR) que depende del Ministerio de Salud determine si hay un incremento del nivel de riesgo derivado del virus de Marburgo para el país, lo cual hasta ahora no ha ocurrido.
Algunos datos sobre el virus
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el virus de Marburgo es el agente causal de la enfermedad por virus de Marburgo (EVM), cuya tasa de letalidad puede llegar al 88%. La EVM se identificó por vez primera en 1967 tras brotes simultáneos en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Los virus de Marburgo y del Ébola son de la familia Filoviridae (filovirus). Aunque son causadas por virus diferentes, las dos enfermedades son similares desde el punto de vista clínico. Ambas son raras, pero pueden ocasionar brotes dramáticos con elevadas tasas de letalidad.
Los brotes que ocurrieron simultáneamente en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia) en 1967 se asociaron a trabajos de laboratorio con monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) importados de Uganda.
Posteriormente se han notificado brotes y casos esporádicos en Angola, Kenya, la República Democrática del Congo, Sudáfrica (en una persona que había viajado recientemente a Zimbabwe) y Uganda. En 2008 se notificaron dos casos independientes en viajeros que había visitado en Uganda una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus y ahora se reportó un caso letal en Guinea.
Transmisión
Inicialmente, la infección humana por EVM se debe a la exposición prolongada a minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus.
La transmisión se hace sobre todo de persona a persona por o directo (a través de piel lesionada o de las membranas mucosas) con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales (como ropa personal y de cama) contaminados con dichos fluidos.
Se han descrito casos de transmisión al personal sanitario que atiende a los pacientes EVM presunta o confirmada a través del o estrecho sin precauciones adecuadas de control de la infección.
La transmisión por equipo de inyección contaminado o por pinchazos con agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, deterioro rápido y, posiblemente, mayor tasa de letalidad.
Las ceremonias funerarias en que los dolientes tienen o directo con el cuerpo del difunto pueden desempeñar un papel importante en la transmisión del virus de Marburgo.
La infectividad persiste mientras haya virus en la sangre.
Transmisión sexual
La transmisión del virus a través del semen infectado está documentada hasta 7 semanas después de la recuperación clínica. Son necesarias más investigaciones y más datos de vigilancia sobre el riesgo de transmisión sexual, y en particular sobre la prevalencia de virus viables y transmisibles en el semen a lo largo del tiempo.
Síntomas
El periodo de incubación (intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días.
La enfermedad causada por el virus de Marburgo empieza bruscamente, con fiebre elevada, cefalea intensa y gran malestar. Los dolores musculares son frecuentes. Al tercer día puede aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. La diarrea puede persistir una semana.
En esta fase los pacientes tienen un aspecto que se ha descrito como "de fantasmas", con hundimiento de los ojos, rostro inexpresivo y aletargamiento extremo. En el brote europeo de 1967 la mayoría de los pacientes presentaron una erupción cutánea no pruriginosa 2 a 7 días después del inicio de los síntomas.
Muchos pacientes tienen manifestaciones hemorrágicas graves a los 5 a 7 días, y los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en múltiples órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de sangrado por la nariz, encías y vagina.
El sangrado espontáneo en los lugares de venopunción (para istración intravenosa de líquidos o extracción de muestras de sangre) puede ser especialmente problemático. Durante la fase grave de la enfermedad los pacientes tienen fiebre elevada persistente. La afectación del sistema nervioso central puede producir confusión, irritabilidad y agresividad. Ocasionalmente se han descrito casos de orquitis (inflamación de uno o ambos testículos) en la fase tardía de la enfermedad (15 días).
En los casos mortales los fallecimientos pueden producirse a los 8 a 9 días del inicio de los síntomas, generalmente precedido de grandes pérdidas de sangre.
Tratamiento
El manejo es sintomático, hidratación y medidas de soporte. Todavía no hay tratamientos ni vacunas específicas para la EVM. Sin embargo, se están evaluando diversas formas de inmunoterapia y farmacoterapia.
Carlos Francisco Fernández
Editor de Salud