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'No se puede confundir el progreso tecnológico con el progreso social'

Nicholas Carr advierte sobre el riesgo de dejar nuestras vidas en manos de las máquinas.

Nicholas Carr, escritor estadounidense que ha publicado libros y artículos sobre tecnología, negocios y cultura, durante su conferencia en el foro Transformando país en la era digital.
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“Es claro que dejar más y más responsabilidades en manos de los computadores y del software nos hace más fácil la vida. Pero también es cierto que es el trabajo duro el que nos da satisfacción”. Con esa frase de Nicholas Carr puede resumirse su mirada sobre la compleja relación entre los humanos y las máquinas en la era de la automatización.
“Una de las cosas más importantes que hay que tener presentes es no confundir el progreso tecnológico con el progreso social, porque van juntos. Siempre tenemos que pensar en cómo va a afectar a la gente una determinada tecnología, así en principio nos facilite la vida”.
El experto agrega: “A medida que diseñamos sistemas que automatizan gran parte de nuestro trabajo, e incluso de nuestra vida privada, tenemos que recordar siempre que necesitamos darnos suficientes cosas que hacer para expandir nuestras mentes y desarrollar nuestros talentos. La única forma de lograr eso es asegurarnos, cuando pensamos en la tecnología, de que esta nos sirva y no que nosotros le sirvamos a ella”.
Ante un auditorio de expertos, estudiantes, empresarios y periodistas, Carr describió el “círculo vicioso” que ocurre cuando los programadores se concentran en hacer más sencillas las tareas que resultan más difíciles. La automatización, en apariencia, resuelve el asunto, pero corta en el proceso la necesaria formación de nuevos saberes. “Lo que estamos haciendo es robarles a las personas esa oportunidad de enfrentar esos desafíos y de aprender en el proceso y desarrollar nuevos talentos”.
“La razón por la que no pensamos en esto es porque es tan difícil de medir. Hay cosas que hacemos por curiosidad, por el resultado natural de nuestra educación, que son imposibles de medir”, apunta.
En la medida en que se depende más de los computadores, el ser humano deja de participar de forma activa en los procesos
Si tomamos el camino equivocado hacia la automatización, advierte, vamos a amenazar destrezas distintivas del ser humano como la experiencia del mundo real, la inteligencia ‘fluida’, el pensamiento conceptual, creativo o crítico e, incluso, el sentido común.
“Todas esas son cosas que la rigidez de los computadores dificulta, cuando de plano no lo imposibilita”.
"Es fácil bajar la guardia"
“En la medida en que se depende más de los computadores, el ser humano deja de participar de forma activa en los procesos”, explica Carr.
Para ilustrar su punto, usa un ejemplo aterrador: según él, un creciente número de accidentes aéreos en la actualidad suceden por una excesiva dependencia o confianza en sistemas de vuelo automatizados. De esta forma, afirma, pilotos altamente calificados se ven inclinados, en momentos críticos, a depositar su confianza no en sus destrezas sino en los sistemas computarizados a bordo de sus aeronaves.
“Cuando no tenemos un reto suficientemente difícil, empieza a bajar nuestro desempeño. Eso está probado. Por supuesto, si el reto es demasiado difícil, también disminuye el desempeño, porque uno no se siente en control”.
Carr concluyó su participación en el foro con un llamado: No pensar en los computadores como un reemplazo, sino aliados. Solo así podremos garantizar que tengamos un mundo ideal para los humanos y no solo para los robots.

‘El primer factor de éxito es el talento humano’

En Colombia, solo el 15 por ciento de los emprendimientos son de base digital. Adoptar la tecnología y la conectividad como herramientas de equidad podría probar ser la puerta para que Colombia entre, de verdad, a aprovechar las oportunidades que ofrece la denominada cuarta revolución industrial.
En un de la agenda del evento ‘Transformando país en la era digital’, Sylvia Constaín, ministra TIC; Ignacio Gaitán, gerente general de INNpulsa; Sebastián Jaramillo, director de Rappi, y María Isabel Mejía, exviceministra TI, compartieron sus puntos de vista sobre el rol que la innovación está llamada a desempeñar en la actividad empresarial, en especial en un contexto como el colombiano.
“La gran oportunidad para emprendimiento en Colombia es la cantidad de problemas que tenemos”, expresó Mejía, quien enfatizó en la necesidad de proponer soluciones contextualizadas y de asegurarse de que el mundo digital no sea construido solo por perspectivas masculinas, pues un ecosistema digital fortalecido debe incluir a la mujer como protagonista.
El directivo de Rappi dijo que para su empresa, el primer ‘unicornio’ colombiano (compañía valorada en más de 1.000 millones de dólares), el primer factor de éxito es el talento humano.
Por su parte, la ministra Constaín usó su intervención para recalcar la necesidad de garantizar conectividad como elemento de oportunidad para todos los colombianos. Al preguntársele sobre si el estamento estatal está condenado a vivir siempre atrás del ritmo de la innovación, contestó con un enfático “sí”. “De lo contrario –dijo mirando a Jaramillo–, quiere decir que ustedes no están innovando suficientemente rápido”.
WILSON VEGA
EDITOR DE TECNOLOGÍA
EN TWITTER: @WilsonVega

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