En medio del acelerado crecimiento del sector de telecomunicaciones en Colombia, se ha consolidado una tendencia que, aunque silenciosa, impacta de forma directa la eficiencia técnica, la sostenibilidad ambiental y la economía de los operadores: la subutilización de la infraestructura de red instalada. Mientras se continúa con el despliegue de nuevas redes de en municipios grandes, intermedios y rurales, una porción significativa de los recursos ya instalados permanece ociosa, sin s conectados y sin retorno de inversión. Esta situación se repite en múltiples regiones del país, generando no solo costos innecesarios sino también consecuencias ambientales y sociales que no podemos seguir ignorando. Y lo más preocupante son las enormes cantidades de dinero que destina el gobierno nacional para promover el crecimiento de dicha infraestructura.
Hoy hay más de 7 Millones de puertos disponibles y menos del 30% está en uso, lo que significa que más de 5 millones de redes de fijo (FTTH y HFC principalmente) ya están instalados, pero no están siendo utilizados. Esta capacidad ociosa representa una infraestructura completamente funcional que no está generando ingresos, ni entregando conectividad real a los s.
En varias zonas del país, especialmente donde se ha incentivado el despliegue acelerado sin un estudio de demanda sólida, la ocupación promedio de red es inferior al 30%. Esto significa que por cada 10 hogares a los que se les ha llevado infraestructura, solo 3 están efectivamente conectados al servicio. El resto, aunque cubiertos en el mapa, no están generando valor ni siendo parte activa del ecosistema digital.
Esta expansión ineficiente tiene consecuencias visibles y preocupantes con un costo oculto y es la contaminación visual, el impacto ambiental y el desperdicio de recursos. Contaminación visual: postes saturados de cables, cajas terminales expuestas y redes visibles que afectan el entorno urbano y la estética de pueblos y ciudades. Impacto ambiental: cada nueva red implica consumo de materiales, transporte, energía, y posteriormente residuos electrónicos si no se utilizan o se abandonan. Ineficiencia económica: operadores pequeños y medianos inmovilizan recursos sin retorno, mientras que los grandes operadores replican coberturas sin un aprovechamiento estratégico.
Esta expansión ineficiente tiene consecuencias visibles y preocupantes con un costo oculto y es la contaminación visual, el impacto ambiental y el desperdicio de recursos. Contaminación visual: postes saturados de cables, cajas terminales expuestas y redes visibles que afectan el entorno urbano y la estética de pueblos y ciudades. Impacto ambiental: cada nueva red implica consumo de materiales, transporte, energía, y posteriormente residuos electrónicos si no se utilizan o se abandonan. Ineficiencia económica: operadores pequeños y medianos inmovilizan recursos sin retorno, mientras que los grandes operadores replican coberturas sin un aprovechamiento estratégico.
Hoy hay una alternativa, poco usada en el mercado colombianos y es la virtualización de redes que sería un camino hacia la eficiencia en el despliegue y uso de la infraestructura de telecomunicaciones del país. Tecnologías como NFV (Network Function Virtualization) y SDN (Software Defined Networking) permiten optimizar el uso de la infraestructura existente, compartiendo capacidades entre operadores, descentralizando funciones y ajustando, de manera dinámica, los recursos a la demanda real.
Estos modelos ya se aplican con éxito en otros países de América Latina y del mundo, permitiendo a los ISPs reducir costos, escalar servicios sin sobrecargar el entorno, y mejorar la eficiencia energética de sus operaciones.
En lugar de seguir instalando fibra óptica en zonas donde ya hay red disponible, debemos fomentar modelos de uso compartido, optimización de backbones o puntos de reparto del servicio, virtualización de funciones y segmentación inteligente del tráfico y los servicios.
También nos permitiría monitoreo público y transparente del uso de red para conocer la ocupación real y evitar despliegues innecesarios.
El MINTIC podría dar incentivos para la virtualización y compartición de infraestructura, especialmente para pequeños ISPs en zonas rurales, lo que daría una política pública basada en eficiencia y sostenibilidad, no solo en cobertura, sino en ocupación real.
En los programas del Estado para los pequeños ISP´s debería incluirse educación técnica y apoyo a la reconversión tecnológica para que más operadores adopten tecnologías modernas e inclusión del criterio ambiental en planes de expansión para minimizar impacto visual, material y ecológico.
El país no necesita más infraestructura; necesita usar mejor la que ya tiene. No se trata de frenar el progreso, sino de hacerlo más inteligente, más responsable y rentable para todos. Si los ISPs, reguladores y entidades públicas no actúan con visión de largo plazo, seguiremos construyendo redes vacías, contaminando nuestros paisajes y desperdiciando oportunidades.
Hoy, más que nunca, es momento de conectar al país con inteligencia, sostenibilidad y propósito.
NICOLA STORNELLI GARCÍA
Experto en telecomunicaciones con más de 20 años de experiencia en redes, automatización y transformación digital en Colombia y América Latina.
RONAL BOHÓRQUEZ
Analista e Investigador de Tendencias Digitales. Columnista de Portafolio y colaborador de El Tiempo, Razón Pública y DPL News