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¿Hay fractura en la Comisión de la Verdad o una campaña en su contra?
Al menos un miembro dice que una tendencia impone criterios. De Roux: Hay campaña de desprestigio.
La Comisión de la Verdad ya comenzó el debate en torno a cómo se debe abordar el informe final sobre el conflicto armado, que debe presentar en el 2021. Foto: Comisión de la Verdad
Las discusiones de los plenos y las votaciones de los 11 de la Comisión de la Verdad, para definir lineamientos e incluso para escoger funcionarios, gozan de reserva.
Sin embargo, en las últimas tres semanas se ha conocido el descontento de al menos uno de sus por un supuesto desequilibrio interno que podría terminar impactando su objetivo: el informe –que deben presentar en octubre de 2021– sobre el esclarecimiento de los patrones y causas explicativas del conflicto armado.
El tema incluyó un trino del exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón: “Mayoría de los comisionados registran afinidad ideológica o nexos con grupos armados”. Esto llevó a la Comisión a pedir rectificación y a advertir que estudiará la forma de proteger los derechos violados.
EL TIEMPO indagó qué hay detrás de ese cruce de mensajes y halló desde versiones de una campaña de desprestigio contra ese órgano –de naturaleza pública– hasta otra que señala que existe una marcada diferencia en el abordaje de temas.
“De 11 , al menos 9 tienen una tendencia ideológica de izquierda, que se refleja en las votaciones sobre temas”, dijo un comisionado que pidió la reserva de su nombre, la misma condición que exigió el resto, a excepción del vocero y presidente, padre Francisco de Roux.
Y agregó que hace 4 años uno de sus ahora compañeros del pleno dejó explícito en sus redes que compartía los preceptos del entonces naciente partido Farc. Pero ya en el terreno conceptual aseguró que esa mayoría impone su visión sobre el conflicto.
Hay toda una fuerza política que se opone frontalmente a los acuerdos de La Habana y que quiere reformar las instituciones de verdad, justicia, reparación y no repetición
“Un ejemplo es el asesinato en persona protegida, que insisten en llamar ‘falso positivo’. Más allá de lo semántico, esto se traduciría en que no fueron casos individuales, sino una acción sistemática de la fuerza pública a lo largo de todo el conflicto”, dijo.
Y en el abordaje de hechos criminales en la costa Atlántica se ha hecho hincapié en crímenes de agentes del Estado, dejando en un segundo plano lo que pasó con las guerrillas. Y otras personas con nexos con la Comisión dijeron que la fractura se siente hasta en la organización y lista de invitados a simposios y en lo istrativo: “A un par de asesores con nexos con el Ejército no se les renovó el contrato”.
Uno es el coronel (r) Carlos Arturo Velásquez, y otro Emerson Rojas, hijo de un sargento desaparecido hace 20 años. Otro caso es el del abogado e investigador Jean Carlo Mejía, quien asesoró al Ministerio de Defensa en temas de seguridad durante los diálogos de La Habana.
“Me vetaron por votación. Me dijeron que estaba sobrecalificado”, explicó Mejía.
El sacerdote jesuita Francisco de Roux encabeza la Comisión de la Verdad, que comenzó a funcionar a finales de noviembre del 2018. Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO.
‘Mayoría de decisiones son por consenso’
La mayoría de comisionados –que destacan la ecuanimidad de De Roux– atribuyen las diferencias a posturas individuales, por el trabajo hecho en el área de derechos humanos. Pero otro calificó de normal la división, porque se están abordando los lineamientos del informe.
“Se dan muchos debates, somos un órgano deliberante, pero las decisiones se toman de forma unánime o por votación. Es cierto que hay sectores con voz minoritaria, como los de la Fuerza Pública. Y hemos identificado que pasa lo mismo con otros como gremios y algunos étnicos. Trabajamos en ello”, dijo.
Al respecto, el padre De Roux señaló: “Lo que siento es que hay una discusión continua en el pleno. Lamento que cosas internas se hayan manifestado desde dentro, me parece delicado. (...) Es imposible pensar que los seres humanos no tengan posiciones, pero también es cierto que en el pleno hay un esfuerzo real por apartarse de posiciones ideológicas y mirar la verdad de frente”.
Y agregó que la mayoría de decisiones se toman en consenso: “Revisadas 113 relatorías, vemos que en 116 veces las decisiones son por consenso; 34 veces por mayorías (no se llegó a consenso y se votó). No se puede encontrar que haya una división entre 9 y 2. Las votaciones son libres y las discusiones, profundas”.
Sobre el abordaje supuestamente parcializado de temas, EL TIEMPO accedió a informes hechos en terreno por un grupo de cerca de 100 investigadores de la Comisión y, en efecto, se habla de reclutamiento de menores, masacres, secuestro, delitos sexuales, asesinatos selectivos y desplazamientos de todos los actores del conflicto armado.
Estos documentos empezarán a ser discutidos para elaborar el informe final.
En cuanto a los tres casos puntuales de nombramientos, De Rux explicó que uno de los perfiles es más académico y entrará a formar parte de un nuevo grupo para abordar el tema de las Fuerzas Militares. Igual pasará con otro. Y, al tercero, se le invitó a trabajar fuera de la Comisión.
¿Campaña de desprestigio?
Adicional a esas discusiones internas, la gran mayoría habla de una campaña de desprestigio “política y moral” de parte de una fuerza política que “se opone a los acuerdos de La Habana”, de los que surgió precisamente la Comisión de la Verdad.
Sobre ese punto, De Roux señaló: “Distingo que hay una campaña de desprestigio para la Comisión, sí. Hay una campaña política, pero no estoy diciendo que haya personas desde adentro en esa campaña”.
En eso coincide la mayoría. “Como hay quienes tienen temor a la verdad, quieren golpearnos moralmente e intentan politizarnos”, dijo uno de ellos. Y otro aclaró que no por trabajar en derechos humanos se es comunista o se tienen sesgos políticos de izquierda.
Y De Roux fue más allá: “Ningún miembro del pleno participa en algún partido político. No estamos en campaña, no tenemos enemigos políticos. (...) Estamos en una labor de Estado por la verdad. Esa campaña es explicable, porque somos las instituciones de la paz, del acuerdo de La Habana, con la JEP y la Unidad para encontrar desaparecidos. Pero hay toda una fuerza política que se opone frontalmente a los acuerdos de La Habana y que quiere reformar las instituciones de verdad, justicia, reparación y no repetición, y nosotros recibimos esa fuerza política. Somos carne para campaña, para que nos den. Y también hay miedo de la verdad, y eso es de todos los lados en el país, porque nosotros vamos a decir verdad con mucha independencia, pero no sesgada”.
— Comisión de la Verdad (@ComisionVerdadC) July 14, 2020
Y remató: “También hay una campaña ética para destruir el valor moral de lo que estamos haciendo; es una campaña contra los comisionados y que yo recibo muy fuertemente: tratan de quitar autoridad moral a lo que estamos haciendo”.
La Comisión espera la rectificación de Pinzón, y ninguno de sus comulgó con la parte en que se señala a de tener “nexos con grupos armados”. No obstante, el exministro aclaró que se refería a nexos ideológicos o políticos, y “no a pertenencia, subordinación o lealtad”.