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Opinión
Historias del cosmos: el cometa que salvó los vinos de 1811
Burdeos, Cognac y Champagne produjeron vinos que se ganaron el título de 'vinos de cometa'.
En un salón privado de una exclusiva casa de subastas, un coleccionista sostiene una copa con el vino más caro que jamás haya probado. Es un Château d’Yquem 1811, una botella legendaria adquirida por más de cien mil dólares en una subasta internacional en el 2011.
El legendario vino de color dorado oscuro y de dulce aroma, tiene 200 años, embotellado cuando Napoleón Bonaparte aún soñaba con conquistar Europa y un cometa deslumbraba los cielos. ¿Qué secretos guarda un vino tan antiguo? ¿Y qué lo conecta con uno de los fenómenos celestes más espectaculares de la historia?
En los primeros años del siglo XIX, la producción vinícola sa atravesaba tiempos difíciles, con cosechas desastrosas que generaron pérdidas devastadoras para los viticultores. Pero en 1811, la situación dio un giro inesperado, lo que resultó en algunos de los mejores vinos jamás elaborados.
El año estuvo marcado por la aparición de un brillante cometa, justo antes de la temporada de crecimiento de las vides en Europa, que muchos creyeron responsable de las excepcionales cosechas.
Descubierto en marzo por el astrónomo aficionado francés Honoré Flaugergues, el Gran Cometa de 1811 (C/1811 F1) iluminó los cielos durante 260 días, exhibiendo una cola de más de 100 millones de kilómetros y un núcleo tan grande que en algunos momentos parecía rivalizar con el tamaño aparente del Sol en el firmamento.
En el siglo XIX, los cometas aún eran vistos como presagios de eventos inesperados. Foto:iStock
En el siglo XIX, los cometas aún eran vistos como presagios de eventos inesperados, ya fueran desastres o acontecimientos favorables. El Gran Cometa de 1811, con su espectacular brillo, fue rápidamente asociado con la extraordinaria calidad de las cosechas de ese año. Regiones vinícolas como Burdeos, Cognac y Champagne produjeron vinos de calidad tan alta que se ganaron el título de 'vinos de cometa', un término que aún hoy se utiliza para describir vinos excepcionales.
Aunque no hay evidencia científica que los cometas influyan en la viticultura, la coincidencia entre la aparición del cometa y las óptimas condiciones climáticas, con un verano cálido y largo que permitió que las uvas alcanzaran una calidad inigualable, alimentó la leyenda. Botellas etiquetadas con '1811' o decoradas con estrellas y cometas se convirtieron en símbolos de calidad.
El impacto del Gran Cometa no se limitó a los vinos. Su aparición quedó plasmada en la cultura. León Tolstói, en su obra maestra Guerra y Paz, lo describe como un símbolo de transformación personal para el personaje Pierre Bezukhov.
En Francia, el cometa fue bautizado como "Le Comète de Napoléon", ya que el emperador lo utilizó como un presagio de su gloria. Sus soldados lo veían como un augurio de victoria, y algunos historiadores sugieren que su aparición pudo haber influido en la decisión de Napoleón de invadir Rusia ese mismo año.
Sin embargo, la campaña resultó en un desastre que marcó el principio del fin para el emperador, y el cometa, que había brillado como un símbolo de esperanza, se convirtió en una irónica metáfora de su caída.
Para los astrónomos de la época, el Gran Cometa de 1811 representó una oportunidad única para observar y registrar las características de estos cuerpos celestes, a pesar de las limitaciones tecnológicas de su tiempo.
Hoy sabemos que su órbita elíptica tiene un período de 3.065 años, lo que significa que este visitante celeste no volverá a iluminar nuestros cielos hasta el próximo milenio, cuando seguramente ya no quede ni una botella del legendario vino para celebrarlo.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica
Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional