El
estrés que genera conciliar trabajo y familia, tener que compensar las ausencias, tratar de recuperar el tiempo perdido y cierto grado de insatisfacción e incertidumbre sobre las consecuencias en el desarrollo de sus hijos han dado lugar a una corriente de opinión que se ha convertido en una tendencia entre los padres de familia.
Su tesis principal es replantear el número de horas efectivas que pasan al lado de sus hijos, pues ya no parece tan segura la teoría de que la crianza es más cuestión de calidad que de cantidad de tiempo que se está a su lado.
Diversos estudios apoyan esta hipótesis al revelar que un porcentaje importante de niños y jóvenes que han vivido esta experiencia presentan un balance que no es del todo satisfactorio. Muchos reportan sentirse solos, extrañar a sus padres y desear compartir con ellos más momentos en la vida diaria. Esto sugiere vacíos de afecto que puede en muchos casos llevarlos a llenar necesidades psicológicas profundas, como seguridad, comprensión, protección, orientación e identidad, en otros lugares diferentes de la familia, como los amigos y el colegio, pero también en escenarios con menos control y garantía de que la influencia que ejerzan en ellos sea positiva.
Otro argumento es que muchos padres que buscan la forma de recortarle tiempo al trabajo para dedicarlo a sus hijos, con frecuencia, confirman que en la realidad lo que sucede es que ese poco rato se ve opacado por otras responsabilidades. La mayoría de ellos tienen grandes cargas laborales, llegan exhaustos a la casa, están preocupados por el dinero, la salud, la seguridad y el futuro de ellos y de la familia y luchan contra el reloj. Algunos están separados y muchos no cuentan con el apoyo y cercanía de la familia extensiva, haciendo más difícil el panorama.
Por otro lado, los seguidores de esta teoría aseguran que compartir más tiempo efectivo con los hijos tiene varias ventajas, entre las que están permitir tanto a padres como a hijos conocerse mejor, fortalecer los vínculos de afecto y comunicación, no tener sentimientos de culpa y encontrar diferentes alternativas de solución para manejar situaciones propias de la crianza, entre otros.
Este no es un tema sencillo. La gran mayoría de los padres quisiera estar más horas con sus hijos, pero no siempre las circunstancias lo permiten. Sin embargo, también es cierto que sí es posible ir haciendo cambios aunque sea pequeños para que cantidad y calidad constituyan una realidad que beneficie tanto padres como a hijos.
MARÍA ELENA LÓPEZ
Psicóloga familiar