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Cerca del 20 % de la población colombiana está expuesta a sufrir de escasez de agua
En su mayoría, las ciudades capitales dependen de fuentes externas para el suministro del líquido.
Chingaza, Colombia. Vegetación de páramo, incluyendo frailejones. Foto: iStock
Con el fin de entender el estado de la biodiversidad en el país, durante tres años más de 100 investigadores se unieron de manera voluntaria para elaborar un informe que recopila datos sobre los recursos biológicos y naturales presentes en el territorio nacional, así como sus amenazas y retos para garantizar el desarrollo sostenible.
La iniciativa denominada Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de Colombia fue liderada por el Instituto Humboldt. Un documento en el que además de incluir datos que evidencian la diversidad biológica del país (Colombia encabeza las listas de diversidad de aves, orquídeas y mariposas, por ejemplo) lanza alertas importantes sobre especies amenazadas, motores de pérdida de biodiversidad –como la deforestación– y los riesgos que enfrenta la población respecto a la disponibilidad de recursos como el agua.
El informe señala que las áreas afectadas por escasez de agua han aumentado y, por lo tanto, cerca del 20 por ciento de la población colombiana está expuesta a enfrentarla. Además, en su análisis los expertos indican que “la gran mayoría de las ciudades capitales dependen para su suministro de agua de fuentes que están por fuera de su jurisdicción político istrativa”. Algo que, además de generar una dependencia de otras regiones, trae el reto de actualizar la normatividad y los instrumentos económicos para su protección.
Por otra parte, la gran mayoría de los municipios de categorías 3, 4, 5 y 6 dependen de una sola fuente hídrica para su abastecimiento, lo que genera una alta vulnerabilidad para la continuidad de este servicio ecosistémico, de acuerdo con datos del Ideam.
Chingaza, Colombia. Vegetación de páramo, incluyendo frailejones. Foto:iStock
El informe fue presentado esta semana ante embajadores y representantes de otros países que se reunieron en el Palacio de San Carlos para participar en un evento organizado por la Cancillería de Colombia, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Humboldt durante la conmemoración del Día de la Biodiversidad. En el encuentro, el investigador Wilson Ramírez, copresidente de la evaluación, señaló que algunos modelos de análisis arrojan señales de alerta en ciudades costeras que podrían ver restringido su suministro de agua en las próximas décadas.
“Esto significa que algunas urbes como Cartagena, Barranquilla, Riohacha y Sincelejo pueden ser de las primeras en sufrir el impacto del cambio climático, muy asociado al impacto de los ecosistemas de alta montaña”, señaló el experto, quien también es el gerente de soluciones basadas en la naturaleza del Humboldt.
En Colombia, alrededor del 35 por ciento de la población colombiana se beneficia directamente del agua generada por los ecosistemas de alta montaña tales como los bosques de niebla y páramos. Los complejos de páramo benefician directamente a las poblaciones de 16 ciudades del país, es decir, alrededor de 16,8 millones de habitantes que representan el 35 por ciento de la población nacional, según la evaluación.
Sin embargo, aunque según los expertos del Humboldt los páramos son uno de los ecosistemas mejor preservados en el país, su conservación depende de la interacción con los bosques andinos, los cuales –de acuerdo con Ramírez– tienen una alta tasa de degradación actualmente.
“Es importante el complemento entre la conservación del páramo y la de las regiones andinas, incluyendo actividades muy fuertes de restauración de esas zonas muy enfocadas en el agua, que va a ser uno de los conflictos más importantes”, apuntó el experto durante su presentación.
Política internacional
Durante el evento, que contó con la presencia de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; del director del Humboldt, Hernando García, y del viceministro de Relaciones Exteriores, Fernado Coy, la Cancillería hizo un llamado al trabajo conjunto con los países aliados y amigos para encontrar soluciones a la crisis climática, de pérdida de biodiversidad y a la contaminación, centrados en cuatro iniciativas.
La primera, dijo Coy, se refiere a la cooperación amplia, bilateral e innovadora que permita el intercambio de experiencias con países en situaciones simulares; segundo, la promoción de nuevos modelos basados en bioeconomía, en lugar de los modelos extractivos; tercero, el refuerzo en el uso de soluciones basadas en la naturaleza para mitigar el impacto climático; y cuarto, la apropiación social.