La meta principal de los acuerdos de París es limitar el calentamiento del planeta y mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 1,5 ºC, en comparación con la era preindustrial. La contención del cambio del clima disminuiría drásticamente los riesgos negativos del cambio climático para el ser humano, la biodiversidad y la economía global.
Los humanos tienen la culpa. Todo esto es enteramente coherente con predicciones y repetidas advertencias. La única sorpresa es la velocidad del cambio.
Ocho años después de la firma de estos acuerdos, los científicos del mundo siguen viendo cambios cada vez más acelerados en el comportamiento del clima global. Según António Guterres, secretario general de Naciones Unidas: “para vastas zonas de América del Norte, Asia, África y Europa es un verano cruel. Para todo el planeta, es un desastre. Para los científicos, es inequívoco: los humanos tienen la culpa. Todo esto es enteramente coherente con predicciones y repetidas advertencias. La única sorpresa es la velocidad del cambio”.
El servicio de cambio climático del programa Copernicus de la Unión Europea publicó el año pasado el registro histórico de las anomalías en la temperatura del aire en la superficie del planeta. Allí se mostró que 2023 rompió récords durante todo el segundo semestre, lo que lo posicionó como el año más caluroso jamás medido desde 1940.
Según Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus: “Mientras las concentraciones de gases de efecto invernadero sigan aumentando, no podemos esperar resultados diferentes a los observados en 2023. La temperatura seguirá aumentando y también lo harán los impactos de las olas de calor y las sequías. Alcanzar el cero neto lo antes posible es una forma eficaz de gestionar nuestros riesgos climáticos”. Las mediciones realizadas durante el año indican que más de la tercera parte de los días de 2023 registraron temperaturas por encima de los 1,5 ºC en comparación con los promedios preindustriales.
Además de un calentamiento acelerado, el Servicio de Cambio Climático Copernicus calculó la tendencia del calentamiento, ejercicio que ya había hecho en 2015, y donde se había proyectado alcanzar los 1,5 ºC de calentamiento para marzo de 2045, según las tendencias. La aceleración del calentamiento de los últimos años ha cambiado la pendiente de esa proyección, acercándola a febrero de 2034. En 2015 estábamos a 30 años de la meta del acuerdo de París, hoy estamos apenas a diez años. Hemos perdido 20 años de acción climática desde la firma de dicho acuerdo.
Nuevas presiones
Las altas temperaturas de 2023 se atribuyen frecuentemente al fenómeno de El Niño que empezó en septiembre y que todavía sigue. Sin embargo, Gavin Schmidt, uno de los autores del último estudio de temperatura global del Instituto para estudios espaciales Goddard de la Nasa, mencionó en una conferencia de prensa: “Hemos tenido El Niño más grande antes. Y nunca han tenido ese tipo de impacto en la temperatura media global”.
En otras palabras, el fenómeno de El Niño no es suficiente para explicar las altas temperaturas de 2023. Esto quiere decir que dichas temperaturas están relacionadas con el fenómeno de El Niño, pero esto no quiere decir que ésta sea la única causa. De manera contraria, los fenómenos de La Niña de 2021 y 2022 también disminuyeron en cierto grado las temperaturas. Sin embargo, la tendencia del calentamiento sigue aumentando.
Una de las posibles causas del aumento abrupto de temperatura global de 2023 es la explosión del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en enero de 2022. Un estudio recientemente publicado en la revista Nature calculó que la enorme cantidad de vapor de agua liberado a la atmósfera puede llegar a aumentar la temperatura global en 0,035 ºC en los próximos cinco años.
La naturaleza no nos va a ayudar a resolver el cambio climático.
Parecería no ser un aumento significativo, pero en el contexto actual de cambio climático y las metas del acuerdo de París, sí representa una presión extra importante, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez estamos más cerca a los 1,5 ºC, y a las consecuencias que esto traería para la estabilidad del clima global. Según el físico climático de la Universidad de Toronto Patrick Sheese, este estudio “nos recuerda nuevamente que a la naturaleza no nos va a ayudar a resolver el cambio climático”.
En 2023 se registraron temperaturas récords en 77 países diferentes. No obstante, las temperaturas en la superficie del planeta no son el único indicador que preocupa. La temperatura media de los océanos también batió récords, especialmente el Atlántico Norte donde se alcanzaron altas temperaturas jamás registradas. En el sur del planeta, se batió récord a la menor área de extensión de hielo durante el invierno Antártico, área muy menor a las mínimas registradas desde 1979.
Las grandes potencias
Otro récord batido durante 2023 fue el de las emisiones de gases de efecto invernadero que son la causa principal del calentamiento del planeta. Las emisiones globales alcanzaron 57,4 Gigatoneladas equivalentes de dióxido de carbono en 2022. El G20, las 20 economías más grandes del mundo y el 85 % del PIB mundial, representan el 76 % de las emisiones globales. En comparación, Colombia aporta un 0,6 %.
Las emisiones aumentaron en un 1,2 %, principalmente en países como China, India y Estados Unidos. Países como Brasil, Rusia y la Unión Europea las disminuyeron. Pese a los esfuerzos de muchos países para reemplazar los combustibles fósiles, aún hace falta mucho. Entre más rápido se actúe menores serán los daños y pérdidas causadas por eventos extremos como las inundaciones, sequías o huracanes.
Existe evidencia de que el calentamiento se está acelerando. El Proyecto CERES de la NASA usa información satelital para estimar el desbalance energético del planeta, es decir, la medida de la cantidad de energía del sol que es absorbida por la tierra y la energía que es devuelta al espacio como calor. Si la energía que es absorbida es mayor a la que escapa de la tierra, el desbalance energético terrestre es positivo y la tierra tenderá a seguir calentándose.
Este desbalance energético se ha duplicado desde el año 2000, indicando una aceleración del calentamiento global. La incertidumbre de este tipo de análisis es alta y todavía no se puede concluir una aceleración inminente del calentamiento. Pese a esto, el cambio en la cobertura de hielo y nieve en la superficie de la tierra y el calentamiento del océano podrían provocar un “punto crítico de desestabilización”, cambiando el albedo del planeta y haciendo que el desbalance energético se acelere, lo que complicaría aún más la meta de mantener la temperatura por debajo de los 1,5 ºC de calentamiento.
Los resultados de la COP 28, celebrada en Dubái en diciembre, dejó muchos sinsabores y preocupaciones sobre los compromisos y la velocidad a la que se dejarán los combustibles fósiles, sobre todo los compromisos de las grandes potencias y productores de petróleo, quienes también son los que consumen más.
Pareció una ironía que en la cumbre se anunciara la ejecución de un fondo de “pérdidas y daños” climáticos para los países vulnerables, fondo que seguramente será insuficiente si la inacción permite que se excedan los 1,5 ºC de calentamiento global, y cuando la ciencia nos ha advertido repetidamente sobre las consecuencias desastrosas de este exceso.
(*) Ingeniero civil de la Universidad de los Andes, MSc. Water Science and Flood Risk Management, IHE Delft, TU Dresden. MSc. Urban Environment, Sustainability and Climate Change, University Erasmus Rotterdam.
(**)Razón Pública es un centro de pensamiento sin ánimo de lucro que pretende que los mejores analistas tengan más incidencia en la toma de decisiones en Colombia.